Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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30. CAZA DEL BECARIO

El reclamo para atraer al becario era jugoso: “Trabajo fijo con cuatro pagas extras”. En el coto, los becarios se cegaban ante la propuesta y batallaban por ser los primeros en alcanzar la inmejorable oferta.

Al otro lado de la zanja se guardaba un silencio expectante. Varios fusiles mantenían impoluto su cañón, pacientes, serviciales hasta llegado el momento. La mínima risa, el mínimo comentario sobre la juerga de la noche anterior, pondría sobre aviso a las presas, que desconfiarían y buscarían el refugio de un  árbol o un barrizal.

Especuladores, hijos de grandes fortunas, hacían piña con el objetivo de reducir la sobrepoblación de titulados (“parásitos sin empleo que optan por llorarle a Papá Estado y, ¿adivinad de dónde saca el dinero Papá Estado?”) y, dada la coyuntura, abrir nuevas líneas de mercado. Aprovechaban para afinar  el ingenio: “En la puja te falló la puntería”, “Te salió el tiro por la culata con aquel chino”.

La “Caza del becario” estaba en auge y los responsables del negocio buscaban la innovación constante (I+D+i). Pese a todo, había que afianzar el reciente negocio y equipar a los tiradores con munición más letal. El estoque no terminaba cuajar.

25 Responses

  1. Virtudes Torres Losa

    Por favor ideas las justas.
    Que no te quepa duda de que si se pudiera poner este plan en práctica seguro, seguro que lo harían.
    ¡Que penita!
    Un saludo.

  2. Mi primer trabajo fue de becario, todo fantástico meter la cabeza en una gran empresa. Dos años después estaba afianzado en la empresa, de jefe de sección, cobrando 100 euros menos que cuando era becario y de modo clandestino sin contrato.
    Lo has retratado bien. Me gustaría saber de dónde salió la inspiración, simple crítica, experiencia cercana…

    1. Lorenzo, la inspiración la recogí en el monte al ver «Coto privado de caza» y la experiencia de amigos. Casualmente, vimos unos corzos huir al escucharnos andar y de pronto mis amigos aparecieron en mi mente tras no haber podido firmar el contrato de su vida y ver que les perseguían para cazarlos… todo muy lógico, como puedes comprobar. Gracias por pasarte, un abrazo.

  3. Gloría Arcos Lado

    Me imagino que por desgracia, en la realidad. Yo también empecé como becaria trabajando hasta los sábados y como casi todos dispuesta a trabajar a tope.
    La suerte es que al cabo de un año la beca se convirtió en contrato y al cabo de otros tres en fijo.
    Ahora 25 años después estamos inmersos en un Ere atroz, con muchas y terribles variables: prejubilaciones a partir de los 60 años; descuentos salariales de entre el 8 y el 12 % a cambio de nada o deL 25% o 50% del salario a cambio de reducción horaria.
    Ya lo ves, un chollo. Eso sí no des más ideas, no sea que también las apliquen.
    Un beso. Gloria

  4. Pues hay muchas maneras de denunciar… pero con la tuya poca broma (a pesar de que el relato invite a una sonrisa). Creo que has trenzado muy bien los paralelismos y has conseguido que el lector no se pierda en ningún momento, ni de tu historia ni de tu intención. Mucha suerte 🙂

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