Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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53. Como los gatos ( Arantza Portabales Santomé)

Yo era uno de los pasajeros del Yak-42. Esa fue mi quinta muerte. Y fue muy traumática. Mala, lo que se dice mala, no. Rápida. Indolora. Pero estúpida y evitable. No como la primera. La primera, la del semáforo, esa sí que no pude evitarla. La segunda la malgasté con la heroína. La tercera fue un atropello común. De nuevo fue culpa de un semáforo. La cuarta fue la más devastadora. Leucemia. La quinta… De la quinta ya he hablado. La sexta fue producto de las estadísticas. Soy uno de esos gilipollas que se parten el cuello al resbalar en la ducha. Así que he comenzado este año, como el resto de los humanos. Con las horas contadas. Convencido de que esta vida, la última, la disfrutaría al máximo.
Pero no contaba contigo.
Te vi a lo lejos. En el semáforo de Callao. Al igual que aquella tarde. Con un abrigo rojo, y tu pelo trigueño un poco más largo. Estabas más delgada. Pero eras tú. Al verte, el corazón se me salió del pecho. Se me paró de repente. Y quince años después, el muy estúpido, volvió de nuevo a partirse, dolorosa e inevitablemente, en dos.

27 Responses

  1. Jesús Garabato Rodríguez

    Parece que usas al pobre semáforo como el vulgar y mortal leitmotiv que arrebata alguna de las vidas de este personaje, al que veo como un «gato» madrileño. Como parece que, según dicen algunos ilusos, todo vuelve, esperemos que, al reecontrarse con la rubia, a nuestro amigo el dios de los gatos le conceda otras siete vidas. Parece merecérselas. Como tú, nuestras felicitaciones. Suerte, Arantza, y un saludo.

  2. María José Viz Blanco

    Siete vidas no bastan para comprender el mundo que nos rodea, Arantza. Me gusta tu manera de narrar, tu particular visión de las cosas. Este micro es otra «portabalada» de las buenas (permíteme el término).
    Un abrazo.

  3. Manuel Menéndez Miranda

    Mira que eres…no, no puedo decirlo en alto que estamos en horario infantil, pero que sepas que, cuanto más cosas así escribas, más te odiaré Portabales, ¿es que nunca te cansas de ser brillante?. Ains, ¿porque te querré igual, meiga?. BRILLANTE. Besossssssss

  4. Martín Zurita

    Hola, Arantza.
    Forma acelerada de escribir, casi tipo telegrama, como las vidas del gato, que por Callao, igual era hasta silencioso, se le entiende madrileño, como si a todos los mininos del mundo no les gustara mover sus felinas patas por semejantes pagos, con todo lo que hay que ver por allí. Y oler. Y arañar. Tu gato lo mismo es Gato Pérez, que nos cuenta sus existencias y nos las canta en plan estribillo. Ese corazón partío en dos, me lo parte a su vez tu texto. Albricias y besos.

  5. Este chaval que nos cuentas no merecía tanta vida si no sabía cuidarla, pero en general todos morimos un poco por una fémina fatal.
    No conozco Madrid, pero imagino que esa plaza debe tener un encanto especial.
    Un abrazo y suerte.

  6. Ángel Saiz Mora

    Semáforos y amores no correspondidos pueden ser una combinación letal.
    Arantza, cuando te leo pienso que a algunos nos harían falta siete vidas para llegar a tu nivel. No dejas nunca de sorprender.
    Un abrazo y suerte

  7. Seis fugas de la muerte no son bagaje suficiente para esquivar al desamor, aunque, afortunadamente para esa última vida, son las únicas heridas que no matan.
    Buen relato, Arantza. Enhorabuena.
    Un saludo.

  8. María Rojas

    Relatazo. Por cierto estoy encantada y de celeste sumergida en un rastrillo. Voy en la pág.80. Lo mimo y leo letra a letra. En próximas ediciones revisa los diálogos.

    Felicidades en este Año 2017.

  9. Eduardo Iáñez

    Joooo, Arantza, qué arranque: qué primera frase, qué forma de poner al lector en una situación imaginativa tan buen traída, qué estilo tan literalmente incisivo…
    Joooo, Arantza, qué envidia…
    Joooo, un beso, por favor, ver si me metamorfoseo en príncipe de las letras.

  10. Qué buena eres, meiga! De principio a fin, redondo, y los gatos solo de contexto, «Como los gatos», en el título, pero están y le dan sentido a todo. Y ese final, de infarto, romántico. ¡Qué buena eres! Repito.
    Un abracísimo, Portabales. La suerte no la necesitas.

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