Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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85. De haciendas y pelotas (Asunción Buendía)

La bola cayó con un golpe seco en medio del corral. Marcelina la recogió y con picardía la metió en su delantal, mientras maquinalmente ahuecaba con gracia su ondulado cabello castaño. Sabía que no tardaría en aparecer uno de los mozos buscándola para proseguir el juego en el frontón. Tuvo suerte porque fue Abdón quien venía, sudoroso y jadeante. Sus miradas, negra noche la de él,  suave amanecer la de ella, se encontraron quedando ambos mudos durante un instante infinito.

— ¿No habrás visto una pelota?

—Pues No. Pero podrías pasarte luego, por si apareciera.

Continuaba con sus quehaceres cuando Antonio, el de la hacienda más rica del pueblo, la llamó. Volvió con desgana sobre sus pasos. Él azorado y compungido, con apariencia aún más boba de lo habitual, le dijo:

—Marcelina, yo… mi madre… no podemos volver a vernos.

—Antoñito no te preocupes tanto, ¿quién te había dicho que tenía yo intención de volver a verte? ni a ti, ni a tu madre, ni a nadie de tu familia.

Se dio media vuelta, la cabeza alta sostenida por la rabia y una ilusión creciendo en su interior, al acariciar la pelota de cuero que todavía escondía en el bolsillo

31 Responses

  1. Jesús Garabato Rodríguez

    A falta de pan, buenas son tortas y mucho mejor si, como podemos intuir en este caso, lo que parece desear con fruición nuestra amiga es una de esas crepitantes a la vez que melosas tortas. Muy simpático el relato que nos dejas, Asunción. Suerte y un saludo.

  2. Martín Zurita

    Hola, Mª Asunción
    Me satisface tu propuesta. El final del texto consigue que volvamos al título para releer el microcuento. La dama y el vagabundo no, pero… ¿y la coqueta, el lelo y el ricachón? La pelota de frontón es el símbolo central del relato, es lo que le da pie a ella para jugar con sus encantos, de los que es absolutamente consciente. Es su poder. El lelo la contraría, le hace un feo, se le resiste; pero la pelota que esconde en el bolsillo le brinda, a esta mujer, la satisfacción de poder poner pronto en marcha su maquinaria para seducir. ¿Verá a Antonio el ricachón? A mí me parece que no: esa media vuelta, esa cabeza alta. Antonio la llama, tiene que hacerle una llamada, cuando pudiera acudir ella, esta burladora de hombres, a la hacienda por iniciativa propia y caer rendida a los pies de él. La descripción de las miradas que se encuentran, las de la protagonista y Abdón, el memo, la tengo por muy conseguida. De modo que, por todo ello, felicidades. Y besos.

    1. Hola Martín, por tu respuesta me entran dudas de que el relato se entienda tal y como yo lo concebí. Marcelina suspira por Abdón, que no es el bobo.
      El bobo es Antonio, el hacendado, al que su madre le prohíbe seguir viendo a Marcelina.
      A ella le viene de perlas pues así puede seguir a su corazón, que le llevará hacia Abdón.
      Muchas gracias por pasar, un brazo.

  3. Ángel Saiz Mora

    Ese sencillo objeto esférico, caído del cielo por azar, puede ser la llave que dé pie a una relación, ya se ocupa de ello tu protagonista, que sabe que el destino existe, pero hay que ayudarle. Qué importa que Antonio desaparezca de su vida si tiene un Abdón dispuesto a tomar el lugar que le corresponde, aunque tenga menos posibles. En el medio rural, el el urbano, en el marino o donde corresponda, son las mujeres las que mueven las relaciones con su iniciativa, aunque a veces no se note o no se quiera reconocer.
    Un abrazo, Asunción

    1. Ángel has dado en el clavo, esta pareja Abdón y Marcelina (te lo puedo asegurar) estaba hecha para compartir su vida, pero como bien dices ella jugó bien sus cartas. La pelota es un hilo conductor perfecto.
      Muchas gracias por pasar y por comentar.
      Un beso grande.

  4. Jajaja. Me encanta lo de «hacienda y pelotas».
    Muy bien narrado, Asun, como siempre haces.
    Me gustan los personajes (qué bien sintetizados en el color de sus miradas).
    Y el desenlace promete una historia feliz.
    Leo el relato y se me dibuja una sonrisa para empezar bien el día.

    Un besazo, Asun

    1. Gracias Amparo, a mí también me gustó el título, aunque parece wue alude a otras, ejem, pelotss. Pero ya ves es una historia sencilla de jóvenes de un pueblo como tantos en nuestra España.
      Un beso grande para ti.

  5. Martín Zurita

    Hola, Asunción.
    Se conoce que tenía la cabeza llena de pelotas de cuero, suplantando a la materia gris, cuando interpreté tu relato. Debí haber leído el comentario de Jesús. Siempre lo hago, pero las prisas… Ni Antonio ni Abdón, el bobo está claro que era yo. Queda meridianamente explícito en el texto lo que argumentas. Y da por buenas las bondades del micro que si llegara a captar. Tras tu comentario, el relato me gusta más todavía.
    Besos.

  6. Martín Zurita

    Hola, Asunción, de nuevo.
    Parece que no dejo de estar fallón contigo. En mi segundo comentario, en la antepenúltima línea, debí poner tilde en ese «si» sin ella, que es lo que aparece. Discúlpame. El sentido sin la rectificación no es el mismo. Capto, capto la trama del micro y estoy espeso, debe tener parte de culpa el 3T de lo fiscal que me tiene sin vivir en mí.
    Besos.

  7. Hola, Asun.
    Una mujer rural, tu Marcelina, que es muy lista y sabrá guardar la pelota hasta que la ocasión lo requiera.
    Un micro muy chulo, sí señora, muy chulo.
    Te deseo mucha suerte para este mes o bimes.
    Abrazos.

    1. Hola Tow, si es una mujer lista, en una época y circunstancias donde poco se tenía. Solo se contaba con la valía personal, la dignidad y el orgullo de no venderse ni a los ricachones del pueblo ni a nadie.
      Un besazo.

  8. María Jesús Briones

    Has estructurado muy bien el cuento. Todo cuadra, no dejas ningún elemento suelto. y la historia fluye con toques picaros y muy reales.
    Me has hecho ver a cada personaje en su rol, y esa prepotencia y superioridad que algunos piensan tener sobre los más débiles.
    Seguro que tendrás suerte, Asun.
    Besito virtual.

  9. MªBelén

    Chica lista y con una picardía que me encanta. Sabe jugar mejor que ellos.
    Y por fin, aunque con algo de rabia contenida, sonríe al pensar que Antoñito pasará a la historia y que su adorado Abdón será quien ocupe su lugar en el juego de las miradas.
    Una historia sencilla, llena de encanto, bien narrada y que consigue que nos metamos en ese delantal junto a la pelota y disfrutemos de la lectura.
    El amor no entiendo de haciendas ni riquezas.
    Me gusta mucho Asunción.
    Besos y rebesos bonita.

  10. Hola, Asun, preciosa y entretenida historia, pero fíjate que en esta frase… «y una ilusión creciendo en su interior», yo creía ver algo más, pero veo que no, a tenor de los comentarios, incluidos los tuyos, que debo de ser la única que se ha ido por los cerros de Úbeda… jajaja
    ¡Suerte! y un abrazo, guapa.

  11. Una historia redonda (como la bola que le da hilo conductor). Llena de simpatía, humor e ironía. Me parece perfecta la respuesta que le ofrece a Antonio y la decisión de la protagonista. ¡Apoyo a esa mujer!
    Mucha suerte, Asunción.

  12. María José Viz Blanco

    Me encanta, Asunción, la oportunidad de un nuevo amor que sugieres en tu micro. Es más que probable que esa nueva relación sea menos «tóxica» que la que ha tenido con el señorito… ¡Te felicito!
    Un abrazo.

    1. Gracias María José, por tu lectura y comentario, me alegro de que te haya gustado. Puedes estar segura de que la nueva relación que se abre ante Marcelina fue el encuentro de su verdadero amor y compañero en la vida.
      Un abrazo grande.

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