Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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129. DESPEDIDA

Cuando entraron en la cocina lo hallaron balanceándose de la viga. A la luz de los relámpagos sus ojos tan abiertos brillaban desesperados, como si aún no hubiesen alcanzado la calma, y bajo el bigote gris asomaba la lengua derrotada.

La mujer y el muchacho permanecieron quietos, sin darse siquiera la mano, escuchando entre trueno y trueno cómo el crujir de la madera iba acallándose hasta que el cuerpo detuvo su desconsolado vaivén.

Entonces ella se acercó, le quitó los zapatos y se los tendió al hijo: «Póntelos. Ahora eres tú el hombre de la casa». Él obedeció, sintiendo un escalofrío al meter los pies en los zapatos calientes.

La madre cogió del aparador dos platos, dos cucharas, dos vasos. Sin un gesto de cansancio ni un suspiro. «Lo descolgaremos mañana temprano. Luego yo iré a avisar al cura y tú, a la escuela, a despedirte del maestro y los compañeros».

Cenaron envueltos en ese silencio oscuro que dejan las tormentas tras de sí. Aunque el chico apenas probó bocado. No porque le asustara la sombra descalza de la muerte bailando sobre la sopa, sino porque le dolía ya la nostalgia por Anita, sus coletas rubias y sus tímidos besos.

43 Responses

  1. Blanca Oteiza

    Asun, menuda historia, qué dura!
    Me parece que has sabido contarla muy bien, está excelente. Me ha gustado mucho.
    Un saludo

  2. Ángel Saiz Mora

    A esto se le llama espíritu práctico, frialdad y propósito de seguir adelante. Con el padre aún caliente y ya ignorado cualquier cosa es más importante, desde cenar bajo su sombra cimbreante, a aprovechar sus botas o lamentar que dejará de ver a Anita y sus coletas.
    Un texto impactante, todo un mazazo que sacude al lector.
    Suerte y un saludo.

  3. Antonia

    No sé si da más escalofrío ese hombre balanceándose o la indiferencia y normalidad con que acogen esa muerte. Da la sensación de miseria moral, amén de material. Solo un sentimiento amoroso en el niño que lo une a alguien próximo en edad. Por lo demás magistral como lo cuentas, como lo escondes, como lo callas y como pintas cada palabra con el tono preciso.Excelente. Suerte ¿:-p? y abrazo.

  4. Modes Lobato Marcos

    Hola Asun, soy yo.
    ¿Te acuerdas?
    Ya sabes, ese tipejo con pinta de gitano que quiso ligar contigo mientras comíamos en el Museo Marítimo…ejem…
    Tu relato es total, como dice Edita, y parcial, y… Tu relato es la hostia,cielo.

    Es tan descarnado, tan frío, tan, en algunos instantes, Pascual Duarte…
    Que no sabemos si se suicidó, si lo suicidaron, ni los,motivos, ni nada…
    Pero el poso subterráneo que te deja es descomunal.
    Bueno, muy bueno.

    Joe…y esto se te ocurre mientras pasas la aspiradora???

    1. Amélie

      Puede que me meta donde no me llaman, pero quiero aclarar algo,la que te dijo lo de gitano, fue Paloma Casado que estaba a tu lado, y no Asun que estaba a mi lado.
      En cuanto ve alguien un poco moreno suelta la prenda, dímelo a mí.

      1. Modes Lobato Marcos

        No importa, Ginette.
        Seguro que ella lo pensó también!!!

        Y perdona, tú no eres gitana.
        Tú eres una zingara de Toulouse…

  5. Asun guapa que estás comiendo últimamente que te sienta tan bién ??? Cada día escribes mejor puñetera. Algo me dice que para el mes vuelves a ser jurado….y eso que a mi no me gustan las historias truculentas, pero esta está muy bien contada y con torture4 tierno al final. Besos

  6. Gloria Arcos Lado

    Impactante esta historia que esconde detrás la miseria de unas vidas rotas donde el sentimiento apenas tiene cabida. Qué frialdad la de la madre y la del hijo.

  7. Yolanda

    Asun, lo tuyo no tiene nada que ver con rachas de buena suerte. Brutal niña. Sin palabras me he quedao.
    Besos, campeona.

  8. Paloma Casado Marco

    Qué relato tan bueno. Menos mal que solo puedes ganar dos veces al año para darnos alguna oportunidad al resto de los mortales.
    Has creado frases de antología, has creado una madre dura, sin sentimientos, una situación de desapego a la figura paterna, y al final,el amor, la vida nueva a la que el chaval tiene que renunciar para hacerse cargo de la familia.

  9. Daniel Irazu

    Son aires vascos, de caserio, de hijos dueños en cuanto los padres no sirven para cuidar la hacienda, matriarcado; aceptación de la brevedad de la vida, de las obligaciones familiares; sin resignación ni piedad, con mirada fría, sabía, por la necesidad de continuar en la tierra.
    Lo demás sobra; no importan las causas del suicidio, ni siquiera si fue suicidio. Es el río de la vida que sigue su cauce.

  10. María José

    Vivir es duro en muchos lugares de la tierra. Los personajes se encallecen con el pan de cada día ( de lo que se come se cría ) y la vida continúa: sopa y resignación.
    Asun, tú que puedes, dile a Anita que se pase alguna tarde, después de la escuela, a visitar al joven. Que no cosienta que su esperanza se cuelgue de una viga.
    Muy bueno. Me ha gustado mucho. Un abrazo.

  11. aurora royo

    uyuyuyuyuyuyuyuyuyyyyyyyy,amiga!!! Qué alto vuelas!!! Desde ahí arriba lo tienes que ver todo pequeñiiiiisimoooo!!!

    Ese escalofrío aún me recorre el cuerpo!

    Abrazo.

  12. Amélie

    Un relato tremendo, Asun. Parece mentirá viniendo de una chica tan delicada como tú. Tiene razón Daniel Irazu, este texto es puro caserío vasco, me recuerda mucho al libro de Ramiro Pinillo » verdes valles, colinas rojas». Unas vidas durísimas.
    Enhorabuena, te mereces todo.
    Besos.

  13. Mercedes Jiménez

    Es un gran relato, Asun. Nos introduce en una realidad descarnada con un lenguaje conciso, sin adornos innecesarios. Se adivina un gran trabajo de búsqueda de la palabra precisa, del lugar justo donde colocarla. Cada frase adquiere un peso específico en un relato denso, que sugiere aún más de lo que dice y cuya lectura deja poso. A mi me gusta ver más lo que tiene tu texto de universal que de local (de caserío vasco). De hecho, me ha recordado a «Mientras agonizo» de Faulkner, en el tema de la frialdad ante la muerte de un progenitor y en el hecho de que cada uno de los miembros de la familia piense más en sus intereses que en el muerto. Tiene mucho mérito lo que has hecho, enhorabuena. Un beso.

  14. Rafa Heredero

    Buenísimo, Asun. Me gustan también los comentarios que ya te han hecho. Yo me quedo sobre todo con la sensibilidad con la que sabes narrar esta historia tan dura, y con cómo se tiene que hacer adulto el niño de repente. Y lo que pierde. Es maravilloso cuando describes cómo se da cuenta de ello y que sea consciente de lo que le va a doler.
    Un abrazo.

  15. Nieves Martínez Menaya

    He analizado tu relato, su factura y me parece impecable. Un relato- ejemplo del buen hacer, técnicamente didáctico en cuanto a transparencia de movimientos e intenciones . En esos cinco bloques de los que se compone, has distribuido -por medio de dosis perfectamente estudiadas- ubicación, ambientación y mensaje. Y por si fuera poco, en ese final discreto planteas ,de una forma elegante, la trama de una historia que se inicia a modo propuesta: uno de los recursos más difíciles y por ello apreciados en este género en el que cada palabra cuenta. Las imágenes, que se suceden firmes pero suaves y cadenciosas , nos conducen a una atmósfera sórdida que contribuye en gran manera a resaltar lo que tal vez podría ser el núcleo principal: una historia de amor, quedando reducido, el resto del relato, a una inteligente herramienta utilizada como pretexto. Y por último, me gustaría destacar el tratamiento tangencial que has hecho de la tormenta,haciendo mención de ella en dos ocasiones; una, al comienzo, haciéndola formar parte del atrezzo y otra segunda , en el cuarto bloque, por medio de una hermosa metáfora que le aporta potencia literaria (» Cenaron envueltos en ese silencio oscuro que dejan las tormentas tras de si»). Yo con esa frase, ya me habría conformado. Te felicito.

  16. Precioso Asun. Me ha encantado el contraste de ese escenario tan sórdido con el giro final tan dulce. Extraordinariamente bien contado, con un buen ramillete de frases únicas. Me quedo con la sombra descalza de la muerte.

    ¡Ah!. Cuando quiera poner poner una franquicia de laureles por el Mediterráneo, ya sabes…, puede dar para abarcar desde Cádiz a Estambul.
    Un beso.

  17. Un relato sobrecogedor, se lee de un tirón y vas sintiendo el corazón cada vez más encogido. El final le pone un poco de ternura a la escena tan triste.
    Felicidades querida tocaya.

  18. Marcos

    Me parece un relato magnífico, Asun. No es un micro, es toda una novela. Quiero decir que hay elementos suficientes y suficientes puertas literarias entreabiertas que dan para seguir ahondando en esos tres personajes. Gracias por escribir así. Abrazo.

  19. Asun pedazo de micro, de altos vuelos, muy bueno . A mí a diferencia de mi admirada Portablaes me enganchan mucho este tipo de historias. Muy bien contado. Suerte o no sé si la vas a necesitar jeje.
    abrazos

  20. Asun, leí recién colgada la historia, pero no pude comentar, estaban inhabilitados los comentarios. Me impresionó mucho tu historia, la crudeza me puso el vello de punta, pero la maestría con que la cuentas, es admirable y te felicito. Suerte.
    Besicos muchos.

  21. Salvador Esteve

    Asun, un duro relato que nos hace imaginar cientos, por qué acaba colgado, por qué tanta frialdad de sentimientos… Me ha gustado mucho. Abrazos.

  22. Sencillamente genial. Lleno de detalles de los que se paladean y una forma especial de mezclar la frialdad con la ternura. Me quito el sombrero. Yo quiero escribir como tú.
    Besos.

  23. Esperanza Tirado Jiménez

    Me has dejado sin palabras. O casi, que me salió un taco al final.
    Menuda escena impresionante.
    Yo también quiero escribir así de fantásticamente bien.
    Me sumo a las Enhorabuenas de todos.
    Un beso ☼

  24. calamanda

    Asun, como mis compañaremos te muestro mi admiracion, el tema es dificil y lo has resuelto sabiamente. Suerte y saludos

  25. Es un relatazo, aunque personalmente no me gusta la escasa importancia de la tormenta. Me encanta la frialdad, como si se hubiese roto un plato que se cambia por otro, y el chico pensanso en Anita bajo su pabre bamboleándose. Diría que no querían mucho al colgante. Norabuena.

    Besísimos.

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