DIC100. POBRES, de Nicolás Jarque Alegre
La mañana de Nochebuena, tras regresar de Doña Engracia, mamá con los ojos vidriosos repletos de felicidad activó la casa a base de órdenes. A papá le encomendó la compra del pavo más grande que viese; a Gonzalo el suministro de vino, una onza de turrón duro y medio kilo de castañas; a Pedro que consiguiera guirnaldas, un niño Jesús y que pidiese prestado una radio. Y a mí: «Hijo, pórtate bien y arréglate, que hoy vas a conocer a tu hermana». Y se metió en la cocina sin esperar respuestas. Una sonrisilla tonta se instaló en mi cara, que no menguó ni cuando mis hermanos y mi padre salieron a la calle renegando. Fue una alegría escuchar a mamá cantar mientras preparaba los arreglos de la cena y luego cuando cosía los encargos de Doña Engracia. ¡Qué voz! Yo cumplí con mi parte y fui el único. Doña Engracia no recogió sus vestidos, mi padre y mis hermanos llegaron con las manos vacías bien entrada la noche, mamá después del berrinche se encerró para llorar como una magdalena y mi hermana no se presentó, dejándonos sin Navidad como otras veces, según mi padre.
Nos subes en el vagón de una montaña rusa, cuando estamos casi tocando el cielo, empezamos un vertiginoso descenso hasta la cruda realidad. Me ha gustado mucho leer tu relato Nicolás.
Un beso
Paloma, la Navidad muchas veces es eso, que nos ilusiona de tal forma que perdemos de vista la triste realidad, es magia, ¿no?
Un beso.
Hola Nicolas, me ha gustado mucho tu historia y tu forma de escribirla. Felicidades .
Marta, me alegro que te haya gustado, escribir en ENTC siempre ilusiona y eso se nota en los textos.
Abrazos.
Vaya desilusión, Nicolás. Yo también me he quedado con las ganas de conocer a esa hermana anunciada… Muy bien marrado. Consigues llevar al lector por los derroteros que marcas con esa «facilidad elaborada».
Un besoooo. Felices Fiestas.
Petra, los pobres no tienen derecho a ser felices, dicen por ahí, y a veces es cierto. Salió de esta forma, esta vez, el relato se escribió solo.
¡Felices fiestas!
Un beso kiwi.
Nicolas, hay familias a las que, tristemente, ni la Navidad cambia. Suerte, un saludo y felices fiestas.
Calamanda, eso es lo que quería reflejar en este relato, que la Navidad puede alimentar la ilusión de una forma ficticia, y que la realidad acaba imponiéndose.
¡Muchas gracias, también te deseo mucha suerte!
¡Felices fiestas!
Abrazos.
Sin Navidad se quedaron, menos mal que, al menos él, cumplió su encargo, aunque eso no sirvió para que su madre disfrutara la noche esperada. Muy bueno Nicolás, como nos tienes acostumbrados.
Besos y abrazos.
Yashira, no basta con que querer, también está el poder. Y en esta ocasión las ilusiones de la madre se desplomaron por la triste realidad, pobres.
Un beso grande.
El uno por el otro la casa sin barrer …y las navidades sin celebrar.
Siempre es mejor la participación de todos.
Recibe mis saludos.
Anna, la participación de todos cuando es en una misma dirección y las posibilidades ayudan, sino ocurre lo que en el relato.
Un abrazo.
No siempre las cosas salen como las esperamos. Y más pobres nos sentimos cuando mayor es la desilusión.
Muy buen narrado, Nicolás.
Un beso.
Sara, eso es, así es como quería que llegase el mensaje de este relato. Todos somos pobres, por desgracia, en nuestra vida.
Un beso kiwi.
El cacao que se armó. Pero, no es así a veces eso de la Navidad?
Siempre me haces sonreír y se agradece.
Suerte aunque con tus buenos textos no hace falta deseártela.
Besitos
Mei, en la mayoría de hogares es así, y en otros como en este la alegría ni en Navidad les visita.
Me alegra que así sea, no hay nada mejor que arrancar unas sonrisas.
Bessets.
Nicolós, has escrito una historia globo. Se infla al inicio con la misma velocidad que se desinfla en su desenlace. Me ha gustado mucho. ¿Por qué será que muchas historias de la Navidad tienen ese deje de tristeza?
Feliz Navidad, Escritor
Esperanza, es que así veo la Navidad en muchos ojos, que les hace inflarse en alguien que no son, y acaban por desinflarse, por la ley de la naturaleza. Supongo que porque somos escritores y la alegría es más difícil de relatar y no existen los conflictos.
¡Feliz Navidad, Escritora!
Buen relato, buen cuento de Navidad, este si que lo es. Con la desilusión de quien espera y parece ser que no debe hacerlo, que es algo a lo que no tiene derecho.Pero alguna Navidad el chaval conocerá a su hermana, seguro, ¿ que hay si no se tinen sueños?
Begoña, en una familia con pocos recursos las fiestas son menos, e incluso puede suceder que no estén para celebraciones. Aquí se activó la Navidad el mismo día, solo porque la hermana ausente vendría, pero como además de pobres son desgraciados, la ilusión de la Navidad también desaparece.
En otros años, o quizás nunca, qué mas da.
Un abrazo.
Qué desilusión después de leer el inicio, esperando esa celebración y conocer a la hermana, pero asi son a veces estas fiestas con «reuniones familiares». Bien llevada la historia, Nicolás.
Besitos
Ely, sí así son y más en familias tan pobres, en el que la fortuna suele cebarse más aún con ellos. Aquí todo salió mal, y solo la madre puso de su parte junto al niño pequeño, el resto no cumplió nadie.
Bessets.
¿? Algo me pierdo. No sé, cada vez estoy más tonto. Mira que escribes bien, Nicolás, pero en este no detecto la clave. Quizás esa Doña Engracia sea la hermana del pequeño, pero el Doña me despista, si fuera la Señorita, no sé. Veré que dicen los comentaristas. Todos te felicitan pero no me dan pistas: ya sabes, problema mío.
Ximens, Doña Engracia es la ama, la Señora, la jefa donde trabaja la madre, a la que le hace los vestidos también y que no acude a recogerlos ni a pagarlos. Por lo que el dinero, vuela. No hay más que lo que ves, una familia pobre, que se ilusiona a última hora por una gran noticia, la vuelta de la hermana perdida y que como otros años, tampoco viene.
Te solicitaría que le dedicaras cinco minutos al texto, con el título incluido, observes que hay pistas para entender el relato.
¡Suerte para el concurso!
Abrazos.
Un final tan triste como habitual para los desfavorecidos. Bien narrado y con un final muy bueno.
Saludos de Félix Valiente
Félix, por desgracia es así en muchas ocasiones, cuando no se tiene nada es sencillo permanecer sin nada.
Un abrazo.
Es magistral el desarrollo de la historia, la esperanza no se desmorona hasta el fina y de qué manera.
Me ha encantado.
Felices fiestas.
Yolanda, en muchas casas siempre existe el ser más optimista que no quiere ver la realidad y que solo cuando todo ha pasado se topa con el dolor de haber sido tan ingenuo.
¡Felices fiestas!
Un abrazo.
Reflejas a la perfección la realidad de muchas familias en que la desgracia se ceba con ellos, los mas desfavorecidos. Me ha gustado mucho Nicolás.
Nuria.
Nuria, por desgracia ocurre en demasía, cuando menos se tiene más se sufre. ¡Muchas gracias!
Un abrazo.
Nicolás, me ha gustado tu relato.
Ya imaginaba yo que una felicidad tan idílica no podría terminar bien. Porque como dice el refrán la alegría en la casa del pobre dura poco.
Que tengas suerte, felices fiestas.
José Ángel, me alegra que haya sido así.
En según que casas es imposible que la felicidad les visite, por su condición, por su disposición o simplemente porque tienen la puerta cerrada a cualquier visita. Eso es, otra vez los dichos populares se cumplen.
¡Feliz Navidad y prospero 2013!
Abrazos.
Nicolás, me ha gustado muchísimo tu relato. El egoísmo de los que más tienen, que no son capaces de mirar a su alrededor más inmediato porque nadie más que ellos y sus vidas les importa, queda magníficamente reflejado en tu texto. Lo malo es que es una historia mil veces repetidas… y las que quedan. Pero es un placer que la hayas contado y que nos la hayas regalado a todos los amigos de ENTC. Un abrazo enorme, Nicolás.
Rosa, me alegro que te haya gustado. Este relato es un punto de vista políticamente incorrecto y bastante real en mi opinión sobre lo que ocurre en muchas familias pobres. La Navidad es otra semana más, en la que nos obligan a estar contentos, cuando quizás no hay nada que celebrar.
Es un placer escribir e ir conociendo a los escritores/as de ENTC.
¡Feliz 2013!
Un fuerte abrazo.