Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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DIC32. EL EGIPCIO, de Paloma Hidalgo Díez

La papilla de los deditos de Lucía, la salsa de arándanos que salpicaba siempre la abuela Patro al servir el capón, y cinco o seis clases de vino. Un recuerdo indeleble de la piña flambeada y de las uvas del noventa bajo una lluvia de bengalas. El kétchup, indispensable también ese día para Edu, y el café, con o sin cafeína. También tengo chocolate. Y mayonesa verde, del día que la tía Rosario quiso innovar. Seguro que si busco encuentro aceite de almendras, del turrón blando, y pacharán. Todos han dejado huella en mí. Dentro de unos días, incluso tras las inmersiones en agua con lejía y los baños del sol tibio de diciembre, volveré a lucir las marcas más rebeldes con orgullo. Es lo bueno de tener una familia que disfruta reuniéndose en Navidad en torno a una mesa, que además sigue contando con el viejo mantel de hilo, el de siempre, para adornarla.

45 Responses

  1. Que cierto, Paloma, el mantel de hilo blanco, bueno, sepia, que colocaba con esmero mi madre, hace años que no se pone, porque ella está perdida en una residencia, tiene todas las cicatrices de tantos años. En el mismo momento que una gota de vino caía, se armaba una revolución en la mesa y todos intentaban minimizar los daños y al final mojábamos los dedos, nos tocábamos la frente se decía «alegría».
    Nostalgia al 100%, bonito al 150%.
    Un beso y «alegría»

    1. Siguiendo con tus porcentajes, agradecimiento al 200%: por comentar y hacerlo desde dentro, desde tus vivencias, que son las que hacen que ENTC tenga el tirón que tiene entre los que como tú y yo, disfrutamos escribiendo.
      Alegría, mucha alegría sí señor.
      Un beso «alegre»

  2. Paloma, qué bonito y qué nostálgico. Me has llevado de nuevo a las navidades de mi infancia, en las que nos juntábamos alrededor de la mesa tantos que armábamos un jolgorio impresionante. Ahora somos menos, pero seguimos recordando como en tu relato, las mejores anécdotas de aquellos años.
    Un abrazo.

    1. Izaskun, gracias por leerlo y por compartir conmigo esos recuerdos. Son esas anécdotas las que nos hacen sentir bien, y nada mejor para una fiestas que con los años ganan en sabores agridulces.

      Otro para ti.

    1. Sí, hay vajillas, cristalerías, cuberterías y manteles llenos de historia en casi todas las casas; esos almacenes de vivencias se merecían un relato.

      Muchas gracias por leerlo y comentarlo.
      Saludos.

  3. El desconocimiento de las costumbres no juega una mala pasada, no entendía el título de tu relato. Por suerte Blanca O me lo aclaró.
    Hermosos recuerdos de esa siempre alegre navidad.
    Un abrazo.

    1. Creí que ya te había respondido, pero no veo el comentario así que te lo digo otra vez.
      Recuerdos agridulces pueblan esos manteles, unos se van, otros llegan mientras la vida se entreteje con todos ellos.
      Muchas gracias por comentar. Un abrazo.
      Ah! y lo del egipcio es porque antes, ahora no sé si sigue siendo así, el algodón egipcio era muy valorado para la confección de este tipo de prendas. Además, creo que no sería mala cosa que todos los credos compartieran una mesa en Navidad, o en cualquier otro momento.

  4. Si, si vais a conseguir que me empiece a gustar la Navidad!!

    Yo creo que lo que más le gusta a tu mantel es el calorcito de toda una tarde de plancha, al menos, en pleno Enero, ¡qué gustitoooo!!

    Esta chulísimo, si señora. Un abrazo.

    1. Aurora, se lo preguntaré, esperaré a que alguno tire el vino o cualquier otro bebercio alcohólico de los que se comparten estos días y ya te diré qué me responde.
      Muchas gracias.
      Otro abrazo para ti.

  5. Sí que refleja el «espíritu de las navidades pasadas», un espíritu un poco pringosillo, eso sí. Me han venido a la cabeza un montón de recuerdos que andan por los álbumes de fotos, recuerdos de las comidas navideñas en casa de mis abuelos, todos tan apiñados alrededor de una mesa demasiado pequeña que los codazos no intencionados eran habituales, y por tanto las manchas también. Y ahí se han quedado, en el mantel y en el corazón. Muy bonito, Paloma. Gracias.

  6. Siempre es un disfrute leerte Paloma. A través de un objeto atrapas al lector en este texto. Un micro en el que todos encontramos un sitio. Quién no ha dejado su marca en el mantel de Navidad?
    Mi aplauso. Y un abrazo.

  7. Recuerdos agridulces, unos llegan, otros se van mientras la vida se entreteje con los recuerdos de todos.
    Un abrazo y gracias por comentar.
    El algodón egipcio fue, no sé si sigue siendo, uno de los materiales más valorados para la confección de manteles. Por eso elegí ese título, un egipcio, posiblemente musulmán, compartiendo la mesa navideña es algo estupendo-creo yo-

  8. De eso se trataba, de que al leerlo cada cual rememorase esos detalles que dieron forma a las distintas comidas navideñas que ha vivido. Creo que siempre hay en ellos razones sobradas para sentirse bien, y eso me gusta, hacer que la gente se sienta bien cuando leen lo que escribo.
    Muchas gracias

  9. No creo que haya muchos manteles protagonistas de micros, pero que además sean manteles con «recuerdos» imborrables, menos aún. Este, el protagonista del micro, seguirá acumulando más porque su familia no va a reemplazarlo por otro. Al menos en las pr´ximas citas.
    Gracias.
    Besos para ti también.

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