Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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DIC89. LA ABUELA ESTHER, de Paz Alvar

La comida de Navidad hacía de ella una artista de circo insuperable. Nos enseñaba a hacer equilibrios con los platos mientras servía la mesa. Se contorsionaba cuando pasaba entre las sillas del comedor, esquivando a mis primos y saltando por encima del perro, sin derramar ni una gota de sopa. Como el mejor de los mimos, hacía señales a mi abuelo y a mi madre mientras hablaba por teléfono con mis tíos de Chicago. Y al final, como por arte de magia, recogía todo en un momento y nos entregaba los regalos que más deseábamos.
Según se hizo mayor fue perdiendo estas destrezas. Sin embargo, comenzó a desarrollar unas increíbles dotes de adivinación. De esta forma, anticipó su partida y pudo prometerme antes de marcharse, que me visitaría cada veinticinco de diciembre.
Por eso hoy, cuando he encontrado su broche de cristal, no se lo he contado a nadie. Lo he guardado con el resto de regalos que aparecieron de forma mágica bajo el árbol encendido y mientras lo hacía, como cada Navidad, la he visto sonreír con picardía desde la foto que hay encima del mueble del salón.

14 Responses

  1. Es una bonita historia y parece que un auténtico homenaje. Tierna esa abuela que era más un hada. Fantasía y ternura en navidad,. Siempre es una buena mezcla. Suerte y abrazo.

  2. Muchas gracias a todos por vuestros comentarios tan halagadores. Me alegro mucho que os haya gustado el relato. Es cierto Antonia, es un homenaje a todas las abuelas, madres, tías… que son el alma verdadera de la Navidad. Aderezan estas fiestas con su amor incondicional y aunque nos dejen pronto, como la abuela Esther, su cariño nos acompaña siempre. Buscad bien bajo el árbol, suelen dejar allí sus regalos. Besos y gracias de nuevo.

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