Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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14. EL PRECIO DE LA GUERRA. Begoña Heredia

Trabaja en la mañana, en la tarde, durante la noche. Trabaja en festivo y cada día laboral. Trabaja y trabaja hasta hacer de sus manos, sus brazos, su cuerpo entero una máquina que no frena. Descansa a ratos bajo un mostrador. Tan cómodo lecho se lo alquilaron los dueños del taller. Aún lleva las monedas con agujerito que le dio la madre al salir de Bilbao. Las mismas con las que jugueteaba en el barco que le cruzó la mar. No ha cumplido los dieciocho. Se esfuerza porque espera devolver los reales crecidos. Come, a veces. Sueña siempre. Recibe algunas cartas de la familia. Las lee con lágrimas de niño. Ahorra las mínimas pagas que recibe y mientras, añora el olor del puchero de la ama. Intenta olvidar el de las bombas y cadáveres en las calles del pueblo. Tal vez cuando la guerra termine regresará con las monedas y unas cuantas miles más. Hoy ha recibido unas letras. Al aita le han enviado al cielo de los justos. Llanto, rabia. Emplea lo ganado en mandar un ramo a la madre. Que se lo ponga a padre en el funeral. Sigue con sus céntimos y comienza de nuevo. Tal vez…

9 Responses

  1. Jesús Garabato Rodríguez

    Muy cruel la vida, si se puede llamar asi, del protagonista de tu relato. Lejos de casa y de su familia maltratada, como también lo es él por esos dueños carroñeros que lo explotan y aún le cobran por usar un mísero cuchitril. A pesar de todo, todavía parece atesorar unas migajas de esperanza. Y su dignidad. Suerte y un saludo, Begoña.

  2. Ángel Saiz Mora

    Una guerra, y más una tan fratricida como fue la nuestra, destroza como poco una generación entera y condiciona a la siguiente. El precio siempre es demasiado alto: quedarse en el infierno o cambiarlo por otro, en todas partes será una víctima. Una crudeza muy bien contada.
    Un abrazo, Begoña. Suerte

  3. María José Viz Blanco

    Penalidades y tristeza, en la vida de tu protagonista. Pero le quedan dos cosas: su dignidad y sus sueños, que lo alimentan.
    Me ha gustado, Begoña.
    Un abrazo.

  4. Martín Zurita

    Hola, Begoña:
    Un joven emigrado más que nada de la guerra, con su padre ya muerto pero con su mamá que a buen seguro le motiva para trabajar como un borrico. Hasta la extenuación. Pero sueña siempre, qué importante es eso. Lo más. Con cuatro pinceladas has conseguido pintar una historia muy atractiva. Mis felicitaciones por ello y un… mutxu o algo así, no me acuerdo ya cómo se decía en vascongado. Perdóname.

  5. Blanca Oteiza

    Begoña, cruel y triste historia de una familia separada por la guerra, pero que nos dejas ese hilo de esperanza de optimismo de tu protagonista. Muy bien narrada.
    Un saludo

  6. Tal vez, el protagonista de tu relato consiga seguir soñando lo suficiente como para superar esas horas de duro trabajo y poco dormir. Puede que las monedas le alcancen lo justo para despertar y encontrar una salida que le devuelva la sonrisa. Así lo espero, Begoña, porque la guerra es un callejón del que es difícil escapar.

    Buen micro. Saludos.

  7. Ton

    Hola Begoña.
    Aquí nos dibujas, sin pelos en la lengua, la realidad con la que viven su existencia muchos seres humanos. Una tristeza que a día de hoy sigue siendo cierta.
    Un abrazo,
    Ton.

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