Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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110. EL TREPADOR

No había cumplido los tres años y el pequeño Kibwe se aupaba ya a los árboles del mango y la papaya como una ardilla. Poco después aprendió a subirse a las palmeras con cuerdas de liana protegiéndole los pies y, encaramado en lo más alto, se ganaba la vida cantando canciones swahilis a los turistas que le ofrecían dólares a cambio de cocos maduros. No podía parar de trepar. Una vez se quedó dormido y siguió escalando más allá de la copa. Cuentan que repetía en el vacío los mismos movimientos gimnásticos, que apretaba las nubes como si las ordeñase, hasta que se volvió una mancha negra en la espesura de la noche.

Kibwe regresó muchos años después, lleno de arrugas y trozos de meteorito incrustados en los cabellos blancos.

– ¿Cómo es el universo? –le preguntaban fascinados los chiquillos.

–Empinado –respondía él con voz reseca.

Pasó los años siguientes escarbando un agujero, cada día más profundo. Cuando dejó de verse el fondo, se ató a la cintura una cuerda y pidió que lo descolgaran y le cubrieran de arena.

–El suelo siempre me produjo vértigo –confesó a modo de despedida–. Aunque supongo que con el tiempo terminaré por acostumbrarme.

4 Responses

  1. Me gusta mucho tu trepador, una metáfora (para mí) del que se atreve a perseguir sus sueños y acepta el momento en que ha de retirarse del juego. La vida es un viaje, pero muchos no acaban de sumergirse en él.
    Suerte!!!

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