Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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134. EN MEMORIA DEL TÍO LEAL

Hoy se cumplen dos décadas de la muerte del tío Leal. Ocurrió unos días antes de Nochebuena. Yo tenía catorce años. Suficientes para comprender que el llanto de sus hermanos, incluido el de mi madre, era fingido. Contadas fueron las veces que alguien le visitó en el pueblo. Allí le dejaron morir abandonado y solo.
Durante el velatorio una frase se repitió en varias ocasiones.
“Pobre, mírale ahí, nada, no quiero nada, solo la radio que conservaba de madre, cuántas novelas escuchamos juntos en la cocina”
Así que tras su entierro, todos corrieron a su casa y se abalanzaron sobre la radio: pelea, lucha. ¡Menuda batalla! Hasta que mi madre se hizo con ella y como si se tratara de un marrano de matanza, con un cuchillo la destripó y sacó un sobre de su interior.
Aquella navidad cenamos opíparamente, bueno, ellos, yo no probé bocado. Hoy pienso con tristeza que la muerte de mi tío se tradujo solo en una gran mesa repleta de manjares, sin embargo recuerdo que esa noche, mis lágrimas se derramaron por lo duro que me resultó el hecho de que nadie respetara su memoria. Al tío Leal jamás le gustó el marisco.

6 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Pobre hombre, no parece que se mereciera tanto abandono, ni el expolio posterior de esa radio que guardaba en la que el guardaba sus ahorros. No podía ser de otro modo con esos parientes que le tocaron en suerte, la verdadera familia Monster. Un relato crudo y a la vez simpático.
    Un abrazo Begoña. Suerte

  2. Calamanda Nevado

    Begoña, en tu cuento parece leerse entre líneas: El vivio al bollo y el muerto al hoyo. Bien contado. Suerte y saludos.

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