Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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53. Encerrados

Tomas carrera  y das una fuerte patada a la puerta, pero no se abre. No con esas pantuflas. Si al menos llevases botas, te quejas. Golpeas hasta que tus puños gélidos enrojecen y sangran. Gritas otra vez pero ella no atiende a razones. Te ha echado fuera de la casa con prisas y sin ninguna explicación, abandonándote al albur de ese inmenso paraje helado. Necesitarás aún unos minutos para dejar de patalear y aceptar tu situación. Es la única cabaña en kilómetros, recuerdas, y temes por tu vida. La luna entonces aparece redonda y luminosa entre los pinos nevados y decides empezar a andar. Te ajustas bien la bata de franela, metes las manos en los bolsillos y te adentras en aquella espesura blanca tiritando de frío. Lágrimas de impotencia se cristalizan en tus mejillas. Tienes miedo de no sobrevivir a la intemperie, y de los lobos que según dicen merodean por el bosque. Lloras porque a esa mujer nada le importas. Pero no sabes que en esos momentos ella aúlla y se retuerce encerrada en la leñera de hierro —que ha improvisado de jaula— para no hacer a nadie daño, para que no veas en qué se convierte.

 

 

 

30 Responses

  1. Sara, gran giro de 360º con ese final que convierte al hombre lobo supongo que en mujer loba. Perfecta la prosa, el ambiente recreado y el punto de tensión justo para mantener la narración.

    ¡Mucha suerte!

    Abrazos.

    1. Este relato lo escribí mientras escuchaba la radio. Había una música densa, bum, bum, bum y entonces me imaginé a un hombre encerrado «fuera» pateando la puerta para entrar, golpeando con los puños y de allí todo lo demás… un final sorpresa también para mí 🙂
      Un abrazo, Rafa.

  2. Me ha parecido extraordinario. La sorpresa que produce la imagen final de la mujer-loba mostrando esa actitud compasiva, encerrándose para evitar males mayores, consciente de su condición de fiera…
    ¡Enhorabuena, Sara! Saludos

  3. Es verdad que tiene un poco de escena de película. Yo todavía sigo pensando en la suerte que puede haber corrido el pobre hombre con pantuflas en la nieve 🙂
    Gracias, Un saludo.

  4. Ángel Saiz Mora

    Mejor pasar frío en este caso, que recurrir al rescoldo del hogar. Muy original esta mujer-lobo y su final sorpresa. Suerte y un saludo.

  5. Sara, me gusta,todo emociones de inquietud e intranquilidad. Saltas de la desesperación del que golpea la puerta para salvarse y guarecerse del frío y de paso ve a su amada a una hechizado escenario que mezcla miedo y sentimiento de pena al ver a ella ya encerrada a sí misma para no hacer daño.
    Me gusta, suerte

  6. Precioso el relato y un final doblemente inesperado que hace que nuestros sentimientos giren, primero al convertirse en mujer-loba,que nos lleva al miedo, al distanciamiento, y luego por echar al marido para no dañarle,lo que nos lleva a la ternura y a la compasión…genial!

  7. Hola Sara, me encanta la ambientación, casi he podido escuchar el sonido de la nieve en esa noche oscura. Me gusta que hayas utilizado la segunda persona. Mi texto también va encauzado de la misma forma aunque aún no lohe terminado. Y la sorpresa final, aunque se veía que algo tenía que ocurrir antes de llegar al final, ¡ha sido toda una sorpresa!

    Un besazo y felicidades por el texto amiga.

  8. Salvador Esteve

    Sara, difícil disyuntiva para la mujer: morir en sus manos o mandarle a morir con bata por el bosque, ja, ja. Me ha gustado mucho. Abrazos.

  9. Mel

    Vaya vuelta a la tortilla, me gusta ese uso del presente y como juegas al engaño… y que hayamos coincidido en el trasfondo del cuento.
    Besos

  10. Rafa Heredero

    Buena historia, Sara. Me gusta cómo cambias el sentido del relato cuando descubrimos lo que de verdad siente ella por él. Es una inesperada prueba de amor. Me gusta mucho que él lo ignore mientras que nosotros lo contemplemos impotentes.
    Suerte y saludos.

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