Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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86. Endulzando el camino

El sol, como una bombilla en el firmamento, encendía aquella gélida mañana y dibujaba sinuosas formas en la vasta alfombra blanca que tapizaba la superficie sobre la que caminábamos. El inestable paso de mis extremidades provocó que se precipitara al suelo la mercancía que transportaba sobre mis hombros. Como una pieza más de un dominó seguí la trayectoria de aquel objeto que corría el peligro de verse absorbido por el tapiz granuloso y blanco. Una vez rescatado mi tesoro continué dibujando un nuevo trazo sobre las huellas anteriores. Pese al frío, me sequé el sudor de la frente y, eliminada la cortina que enturbiaba mis ojos, divisé el oasis en el que esperaba el resto de la mercancía acumulada—relató el anciano.

—Sigue, abuelo…. —demandó, expectante, el pequeño.

—¡Deja de contarle historias absurdas a tu nieto!—intervino la madre.

—¿Qué tiene de malo edulcorar un poco la realidad?— protestó el anciano. —El chaval ya tendrá tiempo de comprobar por sí mismo el tedioso trabajo que le espera cada mañana en la despensa de la pastelería: recoger del camino uno tras otro cada grano de azúcar y transportarlos sobre ese mismo e interminable camino. ¡La vida de hormiga es muy dura!

6 Responses

  1. Paloma Casado

    Qué lujo de abuelo, sabe que gracias a la imaginación la realidad prosaica se puede convertir en una aventura.

  2. Marta Trutxuelo

    Muchas gracias, Ana, Calamanda y Paloma!!!

    Tengo bastante abandonado este espacio y con los nuevos cambios pensaba que no había enviado bien el relato… ya iré aprendiendo.

    Espero sacar tiempo para pasearme más por aquí, pero ando muy liada en el curro y en mis actividades «extraescolares»… mis disculpas!!!

    Gracias otra vez!!!
    Saludos
    Marta

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