Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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152. ET DIABOLUS DIXIT

Juan, recién llegado a casa, desbordó el sofá. Un legajo a medio plegar jugaba al trapecio entre sus dedos. «¿Delito contable yo? ¡Por Dios, si sólo fue un error!» Dijo en voz alta.

Su mente languidecía y su mirada se perdió en la librería. Viajó en el recuerdo y se encontró otra vez en el día que halló el enorme gato negro de su exmujer  atemorizado y escondido bajo una manta.

Con un profundo suspiró rememoró el miedo cuando descubrió en la librería un vacío. En el suelo el legado del abuelo: cristales rotos y restos de un soporte hecho en madera tallada con sus arbotantes adornados con gárgolas y sus pináculos ahora quebrados.

Y entonces aquella voz desagradable: -¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque recorréis el mar y la tierra para hacer un prosélito…

Mirándole a los ojos, sentado con los pies colgado sobre una copia del Tractatus de Penientia estaba el pequeño diablo que por doscientos años fue recluido en una esfera de cristal. Ese quien es principal en las hordas de Belgefor y responsable de las faltas de los escribas y copistas en los escriptoria, Titivillus, que concluyó su prédica con una sonrisa socarrona: –Mateo 23:15.

1 Response

  1. Martín Zurita

    Hola, Manuel.
    Caramba con el origen de los errores contables. Este texto te tintes evangélicos bien merece el comentario de Juan Pérez a quien me encomiendo. O a ti, el autor del relato, que me ha gustado e informado. Son líneas que me han abierto el apetito. A mí, que sin llegar a los Rolling Stones, con su simpatía por el Diablo, creo que es el único mito que existe verdaderamente. Un abrazo.

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