Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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67. Fundas para un viaje (Gabriel Pérez)

Siempre he tenido como misión proteger a mi hija… Comencé siendo la funda de sus gafas: cuando eres niño, la vida entra por los ojos y va directa al corazón, y tenía que impedir que le llegase con arañazos o roturas.

Conforme fue creciendo, supe que no podía apartar todas las piedras de su camino, así que me transformé en funda para sus dientes. De esa forma pude ayudarla a masticar sus primeros sinsabores y, luego, a digerirlos…

Con los años, perfeccioné mi técnica… Cuando la veía cansada o nerviosa, me convertía en funda de colchón o sofá, dependiendo de su estado de ánimo… Y desde que se extendió el uso de las redes sociales -y sus peligros- he sido, en algunas ocasiones, la funda de su móvil.

Ahora, mi hija es una mujer. Yo soy funda de guitarra. Pronto se irá con sus acordes, pero no me quedaré vacía: tengo grabada su música.

22 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Una madre (o un padre) trata de proteger a quien más quiere de todo mal, en ese gran viaje que es la vida, algo que pronto se dará cuenta de que no es posible, que el riesgo cero no existe, que su hija, quiera o no, ha de asumir algún peligro para progresar por sí misma. Aún así, llega hasta donde puede en cada etapa, consciente de que al final ella tomará su propio camino, pero nunca habrá distancia que rompa sus sentimientos.
    Hermoso relato y muy bien construido.
    Un abrazo de verano, Gabriel. Suerte

  2. Nuria Rubio

    Hermoso relato sustentado en una bella metáfora de la protección paternal. Maravilloso.
    Un afectuoso saludo y mucha suerte.

  3. Que belleza de texto, Gabriel. Pura poesía hay en esos símiles tan bien plasmados que retratan a la perfección la vigilancia y, sobre todo, el estado de alerta de los padres. Con el acorde de la guitarra consigues un final redondo, redondo.

    Enhorabuena. Un saludo.

  4. Precioso texto, Gabriel. Mi padre fue para mí un «padre coraza» o «padre escudo» de manera literal, ya que me salvó en un terremoto, pero no pudo evitar que los escombros cayeran fatalmente sobre él. Durante años no entendí su sacrificio, me parecía demasiado, me pesaba. Hasta que yo también fui madre.
    Y ahí estamos. Comenzamos siendo funda…

  5. Jesús Garabato Rodríguez

    Incluso los que no somos padres podemos entender ese afán de protección que a algunos pueda parecerle excesivo. Nos lo muestras en un hermoso texto, supongo que escrito con conocimiento de causa y arropado por el cariño de esa hija, aprentemente real. Enhorabuena y suerte. Saludos.

  6. Un símil muy conseguido, Gabriel. Sobre todo porque el propio personaje reconoce que no puede parar todos los golpes cuando dice «ayudarla a masticar los primeros sinsabores».
    Suerte y abrazos

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