Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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26. GARABATOS

De vez en cuando se tumbaba en el prado, al volver del colegio, para observar el sol colarse entre las nubes. Lo miraba fijamente durante un instante y luego cerraba los ojos apretándolos muy, muy, muy fuerte. A continuación, se recreaba con los chispazos que bailaban en el lienzo de sus párpados cerrados: formas abstractas, sinuosas y de múltiples colores danzaban caóticas. Por último, se quedaba pensativo mirando al horizonte y ordenando esas líneas en su cabeza. Se embelesaba oyendo trinar los pájaros, como si éstos se colocaran sobre una partitura imaginaria. Su madre comenzó a llamarlo, pero él seguía ausente. Finalmente el graznido de un cuervo le sobresaltó. La posición del sol le reveló lo tarde que ya era. Corrió hacia su casa, buscó su bloc de dibujo y las pinturas y plasmó todas aquellas visiones. Sin embargo no pudo rematar el cuadro. Tuvo que esconderlo de prisa antes de que su madre le reprochara lo mismo de siempre: «¿Ya estás con esos garabatos otra vez? ¡Holgazan! Y los deberes sin hacer…

15 Responses

  1. Jesús Garabato Rodríguez

    Nos presentas un texto muy nítido y perfectamente coloreado por las palabras adecuadas. Y con mucho trasfondo; el arte, en muchas ocasiones, están «ahí», hay que saber verlo y ser capaz de reproducirlo (o no, la libertad interpretativa es importante, a mi modo de ver). Aparte nos muestras como la poca visión y empatía de algunos (no solo de los padres, también de compañeros, profesores, «entendidos»…) puede arruinar y desanimar a cualquiera. Me ha gustado. Enhorabuena. Un saludo y suerte, Macarena.

  2. Gracias por tus palabras, Jesús, tan amables y entusiastas siempre. En este caso creo que el pobre chico no va a tener siquiera ni la oportunidad de desarrollar esa creatividad. ¿Cuantos artistas se habrán quedado en el camino por no tener a alguien cerca que le ayude a desarrollar ese potencial? Muy buena tu interpretación. Me alegro que te haya gustado. Un abrazo.

  3. Tu texto me ha recordado al mío, Macarena, en el sentido de que sus protagonistas viven la incomprensión hacia la manifestación de cualquier sentido artístico que, a prior, no es considerado como útil a los que les rodean que, quizá, tienen otros planes más prosaicos.

    Ocurre así que el mundo está lleno de gente que trabaja en lo que no le gusta o, lo que es peor, que renuncia a llevar a cabo sus sueños más profundos.

    Esperemos que a tu protagonista no le suceda ninguna de estas cosas y consiga encontrar su camino.

    Placer leerte. Saludos.

    1. Así es, Manoli. No todo el mundo puede dedicarse a lo que le gusta, tenga o no talento. Creo que en el equilibrio está la virtud. No se debe renunciar nunca, pero el arte no alimenta el estómago, aunque sí el alma.

      Por cierto, ya que estamos por aquí, me halaga que mi relato te recuerde al tuyo (quise dejarte ayer un comentario, pero no me dejaba comentar). Me encantó la forma de describir esa pasión familiar.

      Un abrazo, Manoli.

  4. María José Sánchez

    Muy lindo, Macarena. Parece que te tumbas junto al chico y te pones a soñar con él… Lo vives intensamente desde el momento en que empiezas a leer. Es una bella narración, producto de un alma sensible como la tuya. Seguro que ese pequeño ,después, se convierte en un pintor de renombre, y su mamá agradece esos tiernos garabatos en los que ocupaba el tiempo, en detrimento de los deberes escolares.

    Besitos y mucha suerte, guapísima.

  5. Garabatos hasta que dejen de serlo por la práctica o sigan siéndolo y otros le den otro status (véase la pintura abstracta). Qué fama de muertos de hambre tienen los artistas, ¿verdad?, y qué necesarios.
    Felicidades

  6. Cómo cambiaría todo si la escuela pusiera entre los deberes ser fiel a uno mismo un rato cada tarde; así tu protagonista podría elegir con tiempo el color adecuado para transmitir la vibración del horizonte y no temblar por el azote de unos padres obsesionados, como la mayoría, por el día de mañana. Creo que me reconozco bastante en ese niño, aunque ya no lo sea tanto.
    Como deber, hoy solo me he puesto, leer tu relato; y no es deber, sino placer. Saludos, Macarena.

    1. Cómo lo sabes, Manuel. Si la escuela buscara en cada alumno el potencial o la sensibilidad o la creatividad, no tendríamos un mundo de adultos amargados por no realizarse en aquello que le guste. Pero que difícil es, supongo, desde pequeño tener las ideas tan claras. Y para el profesor adivinarlas y potenciarlas. Haría falta otro sistema educativo del que tenemos hoy día. ¡Una lastima! Espero que de pequeño tu pasión fuera escribir… El placer es mío de leer tu comentario. Un saludo, Manuel.

  7. A veces, la vida es un pequeño garabato… incluso un pequeño boceto. Muchos factores hacen que, con el paso del tiempo, queden solo en eso o muten en una suerte de metamorfosis vital, resultando una espectacular y única obra de arte. Hay relatos que son un alegato, como este, abogando por el fin de esas retricciones que ponen cerco a un alma creativo.
    ¡Muy bueno, Maca! ¡Suerte!

  8. Barceló Martínez

    Hola Macarena. Me ha encantado la descripción de esa pintura del cuadro en la cabeza del protagonista, sencillamente maravillosa, la he podido visualizar perfectamente, incluso sentir. Me hubiera gustado encontrar un final un poco más potente, pero esa descripción tan visual lo compensa con creces. Un cariñoso abrazo.

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