Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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84. Gracias por esta noche

Algo se rompió entre mi mujer y yo. Un algo líquido, viscoso, que manaba por una fisura recóndita de nuestra relación y acabó inundándonos, separándonos por un océano de inquina. Al comienzo éramos unos náufragos enviándose mensajes en botellas con las coordenadas de una isla de reencuentros: la cama. Pero esas treguas —burdos intentos por reconciliar lo imposible— acabaron. Dejamos de vivir juntos. Nos convertimos en continentes comunicados por dos submarinos de propulsión atómica —Juan y Andrés— que amenazaban con desencadenar una catástrofe nuclear en sus continuos viajes de ida y vuelta por las profundidades de la custodia compartida.

Los muchachos crecieron. Con pastillas y ayuda sicológica sequé el océano de odio que nos separaba. Ante mi vista se abrió un fondo marino con restos abandonados del matrimonio. No me siento orgulloso de ese paisaje profundo, abisal. Por eso prefiero mantenerme siempre en la superficie.

Sé feliz. No me llames.

9 Responses

  1. Eduardo Iáñez

    Interesante y bien traída alegoría oceánica para ese «paisaje profundo, abisal» en que has convertido el desamor, Mikel.
    Un saludo.

  2. majebri@yahoo.es

    Crudo y real. Has afinado mucho para presentarnos el drama de muchas parejas.
    Saludos

    MARIA JESÚS BRIONES

  3. Marcos Santander

    Precioso relato. Y muy acertada la elección de esa metáfora océano mantenida a lo largo de todo él. Que haya justicia!

  4. Ton

    Hola Mikel.
    Muy bien narrada, utilizando al océano como medio, esta historia de fracaso personal y familiar.
    Triste pero interesante apuesta. Te deseo suerte,
    Ton.

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