Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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JUL107. LAURA, de Juan Fuente

Esta noche duermo con ella. Acomodo la almohada y la miro un instante intentando encontrar mentiras. Nunca la quise tanto. Recuerdo aquel día en que se cayó patinando y se cortó el mentón. Todavía el fantasma de la cicatriz revolotea su rostro, y lo cierto es que la hace aún más guapa.

El amanecer me sorprende y me cuenta sus primeras luces. Pronto todo se pondrá en marcha. Vendrán las enfermeras y poco más tarde su madre. Intentaré disimular, pero me destroza verla tan delgada y con esas ojeras, y con el alma derruida asomando por cada nueva arruga de su rostro. Entrará despacio e irá junto a ella. Al menos ahora ya no llora. Le dará dos besos y le acariciará con ternura dolorida la cabeza. Laura siempre le sonríe y la saluda con su voz transparente que no logra atravesar el aire.

Llevamos aquí meses y he tenido tiempo de leer mucho. Sé que sustancia necesito y al fin he podido conseguirla. Para nosotros ya pensaré algo.

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24 Responses

  1. Relato poético con un absoluto dominio del lenguaje.
    Desgarro final en el que, de algún modo, no he podido dejar de pensar en Ramona Maneiro …
    Y ese ,,,» para nosotros ya pensaré algo», en el que dejas abierta la posibilidad de que los padres sigan el mismo camino, o quizá se limiten a sobrevivir como buenamente puedan, me parece un hallazgo.
    Mucha suerte, compañero.

  2. Así lo he visto yo Barlon, un padre que planea una muerte dulce para su hija por la que posiblemente la medicina ya nada tiene que hacer. Y ese final abierto para los padres. Se desprende de la narración que ambos, pero especialmente la madre, están, como es lógico pasando un calvario.
    Enhorabuena y suerte, llorón….
    Un abrazo.

    1. Bueno, a él lo he dejado un poco neutro, como que se controla más, pero si ha llegado a tomar semejante decisión es que sus cimientos como persona ya han empezado a derruirse. No, hombre, realista. Destacar aquí es más difícil que encontrar la famosa aguja del pajar.

      Abracísimos, compañero.

  3. Juan, cuando uno ve sufrir por enfermedad a un ser querido se muere por dentro y quisiera, seguramente, ocupar ese lugar. Y esto cuando es un hijo el enfermo aún más, por eso es tan verosímil y duro el microrrelato que has escrito.

    Deja un halo inquietante al final que abre muchas puertas para la interpretación.

    Buen microrrelato y original apuesta.

    ¡Suerte!

    Un fuerte abrazo.

    1. Gracias Nicolás. Hay situaciones muy difíciles que llevar, mucho, y a veces se prefiere un final menos largo. El remate inquietante me pareció parte fundamental del relato, quería que el lector jugase un poco a buscarle el sentido.

      Un abrazísimo.

  4. Pues mira que casualidad que yo vivo en el pueblo en que se «murió» Sampedro. La verdad es que la vida está plagada de hiostorias terribles como esa y peores. Pero las «normas» dicen que no se pueden hacer ese tipo de cosas. Igual que unos cuantos señores se reunieron en un concilio aún cuando no había nacido el huevo ni la gallina y decicieron todas las leyes, ritos, castigos, etc. Eso todo en nombre de Dios, claro. Debía estar presente en el concilio. Y la lo dejo que me sulfuro.

    Un saludo categoria 13 en una escala de 10 para ti, y un abrazo gratis, que siempre lees mis relatos aunque sean un bodrio. Bueno, vale, este no es el peor de todos.

  5. Creo que es un relato hermosísimo en su tristeza, escrito con una gran sensibilidad y ternura, con un final tan inquietante como lógico dadas las circunstancias. Precioso, enhorabuena, Barlon.

  6. Anda, mi amiga Eva. Es que yo soy tierno de por sí. De pequeñito era blandito y rubio, ahora solo blandito en la barriga. La verdad es que es un tema bastante visitado, pero fue lo que me salió de dentro. Muchas gracias.

    Besuquísimos.

    1. Ah, no me había fijado que me habías dicho «Admirado». ¿Pero cómo me dices esas cosas, mujer? Si yo no sé funcionar como tal, que yo solo sé admirar e intentar aprender. Mil gracias admiradas.

      Abracísimos.

    1. Antonia, me place muchísimo que te hayas dignado a leer mi humilde relato, y me halagas con tus palabras. Es cierto que guarda un poso triste potente, pero es que la frase «preferiría no hacerlo» no me parece inspiradora de grandes alegrías. Alegría me la da tu presencia aquí. Gracias.

      Un besote.

    2. Procuro leer todos, alguno se me escapa, pero es un placer seguiros y a ti especialmente te leo siempre, además de porque escribes bien, tu nick es de cine 😛
      Así que ya lo sabes, comente o no, te leo. Abrazo.

  7. Pues sigues halagándome, y además me sorprendes. Pero me alegra muchísimo y me animan tus palabras, me estimulan para mejorar. Inténtaré no decepcionarte.

    Abracísimos, Antonia.

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