Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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JUL17. MÁS ALLÁ HAY MONSTRUOS, de Eduardo Iáñez

No puede permitirse un solo despiste. Ha llegado al punto de no retorno y hay que concluir lo comenzado. La sangre bombea en su cabeza, el corazón retumba bajo su pecho, la sequedad le acartona los labios. Con la respiración entrecortada, es como si una espesa niebla rodease todos sus sentidos, como si toda su persona estuviese encapsulada en una dimensión ajena a la razón. No puede pensar, y no piensa.
Siente una vez más ese hormigueo en el muñón, el recordatorio de ese resto de sí mismo que percibe como un cuerpo extraño desde el día de la tragedia, desde que él ya no es él, desde que ambos se buscan mutuamente sin encontrarse. Y entonces la ve: allí, en el suelo, encogida sobre sí misma, está su amor, su compañera, su amante, su…
Sus sollozos, sus hipidos, lo reclaman como el canto de una ballena enamorada en los llanos coralinos. Acuciado por la necesidad de rematar lo irremediable, se acerca a ella y le dirige una mirada que pretende remedar la pasión, mientras acaricia los afilados dientes de una muerte blanca.

11 Responses

    1. En efecto, Juan Manuel, quería que fuera inquietante ese recuerdo del que tú hablas, porque el personaje lo asocia a esa tragedia (solo apuntada en el relato) a la que él culpa del distanciamiento, de la pérdida de la mujer que amó y ya solo pretende perseguir y dominar…: como Ahab persiguiendo a la ballena blanca.
      Muchas gracias por tus observaciones, y un saludo.

    1. Sí, claro, je, je, claro que Moby Dick.
      En mi homenaje a Melville, se me había venido a la cabeza el sonsonete de ‘no querer hacerlo’ de los maltratadores, así que quise unir ambos conceptos en esa «lucha» de la que tú hablas. De hecho, había pensado titularlo «La caza de amor es de altanería», pero eso del ‘amor’ se quedaba muy grande para el maltratador y asesino de mi micro.
      Muchas gracias, Alejandro, por tu visita y por tu comentario.
      Un saludo.

  1. Aunque el tema de los malos tratos me parece sobreexplotado en este blog y los relatos que tratan sobre ese asunto en general me crispan bastante, tengo que decirte que tu micro se ha cargado de un plumazo todas mis reticencias. El título me parece más que adecuado, pues ya predispone al lector a imaginar que se adentra en territorio pantanoso. Además atrae la atención sobre el relato, lo hace destacar entre los demás, pues es una frase llamativa (y que por cierto me gusta especialmente desde que la oí por primera vez). En cuanto al texto en sí, me parece muy bien construido y con un campo semántico muy evocador del homenaje que haces. Enhorabuena. Sé que queda mucho mes por delante, pero me parece de podium.

  2. Muchísimas gracias, Ana, por los comentarios tan elogiosos que dedicas a mi relato.
    Y te confesaré que me tranquilizan bastante, porque era reacio a publicarlo, pues, como a ti, el tema de los malos tratos y los asesinatos ‘de género’ (¿?) me crispa por lo fácilón que puede llegar a ser. De hecho, tenía otro relato para el tema del mes, pero me decanté por este porque, a pesar del tema, me parecía que rendía un homenaje más justo a Melville.
    Y en cuanto al título, me costó, la verdad, pero una vez que me llegó, no lo dudé, y es que me pasa como a ti: que desde que leí por primera vez esa expresión en un mapa antiguo, con sus ilustraciones de serpientes marinas y ballenas acompañándola, siempre me ha parecido muy sugerente.
    Gracias por tus comentarios a mi relato y por tu generosa adscripción a ese ‘podium’.
    Un saludo.

    1. Mel, bien dices que este ‘monstruo’ del micro puede llegar a ser mucho más terrible, mucho más absorbente que el creado por Melville. Muchas gracias por tus parabienes. Un saludo.

  3. Hola, Eduardo.

    Primero, me atrajo el título y después me enamoró el micro.
    Ese hormigueo en el muñón, que le evoca que ya no es él… Creo que es para enmarcar.
    Gran homenaje el que haces a Melville y mis mejores deseos de éxitos para esta historia tan bien construída.
    ¡Olé, tú!

    Un abrazo

    1. Muchas gracias por tus ‘olés’, que no sé si son merecidos, pero que recibo toreramente, je, je. Aunque, cuando uno escribe, siempre intenta construir un relato redondo, son los lectores quienes tienen que confirmar esa sensación, de modo que en tu caso tengo que agradecerte tu tiempo y tus comentarios.
      Un fuerte abrazo.

  4. Ana, me complacen mucho tus comentarios tan elogiosos, sobre todo viniendo de ti, que tienes más que demostrado tu talento narrativo, como has dejado sentado con tu excelente micro del mes.
    Gracias, y un fuerte abrazo.

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