Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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JUL23. MI FREGONA Y YO, de Amparo Martínez (Petra Acero)

Tragué saliva. ¡Preferiría no hacerlo!… Arrastré la fregona casi sin respirar, evitando que la sangre avanzara por el desnivel del garaje hacia la calle. Emborroné de rojo el suelo, desbordé afluentes… Pero el cauce seguía creciendo, ramificándose entre las baldosas como un árbol genealógico… Me acojoné ante esa especie de cráter cansado, que escupía a trompicones mientras se desangraba…
Preferiría haber llegado tarde, cuando todo hubiera terminado… “Lo siento, lo siento”, me disculpé sin sentido, a media voz,… aunque ella no me entendiera.
La erupción cesó. Cerró los ojos. Yo atajé la desembocadura viscosa antes de que llegara al portón. Fue entonces cuando ella levantó su cabeza del suelo. ¿Me buscaba? Sé que no me sonreía, lo sé, pero yo imité su mueca de oreja a oreja. “¡Muy bien! ¡Continúa, sigue así!”. Y ella siguió empujando… y ¡salieron siete!: pequeños, como ratillas negras, brillantes, recién lamidos.
Ella se comió la placenta. Yo lloré. Ella ladró, yo abracé a la fregona… por abrazar algo.

31 Responses

  1. !Qué buen relato ,Petra!, has conseguido que me acongojara, también como tú , buen no era exactamente acongojar, luego he vivido toda la situación tan llena de metáforas y adjetivos muy evocadores y visuales. Después la alegría de la realidad, su ternura, tu magistral abrazo que es un magistral final. En fin, que un placer leerte. Fíjate que yo pensaba en gatitos, pero todos los animales son igual de hermosos al parir y nacer.
    Felicidades y un abrazo.
    La suerte creo que la necesitas poquito 🙂

    1. Jajaja… Mira que yo sé que el verbo «acongojar» no se conjuga así: Yo me acongono, tu te acongonas, el se… yo me acojoné, tu te acojonaste… Pero es que hay personajes que con la emoción conjugan con todo menos con la cabeza (¡qué graciosa eres, Antonia!).
      Muchisísimas gracias por tus palabras. ¡Eres cojonuda comentando! (y que conste que yo no hablo así, como me oyera mi madre…, es que ¡me tiras de la lengua!)

      Un besazo.

  2. Amparo, yo me hubiera fumado dos cartones, que nervios. Asistí a un parto de mujer y fui yo el que se comió la placenta de lo histérico que me puse.
    Un beso

    1. Mira que eres plástico en tus comentarios… ¡No nos hagas imaginar esa escena!… La placenta chorreando por tu barbilla, mientras la troceas a mordiscos para no atragantarte con los coágulos… ¡Que no nos obligues a imaginar esa escenaaa, Alejandro!
      Cómo eres, cómo eres… Ves lo que consigues que pensemos. Ahora no voy a poder dormir!!

      Epi, un besooo grande

  3. Esas criaturas, como ratillas, llegaron al mundo así, sin más, y se dijeron -en su idioma-: bienvenidos al paraíso. Seguramente se preguntaron si esa figura de la fregona sería su dios.
    Un saludo
    Juan M.

    1. Pues seguramente, Juan Manuel. La fregona o nosotros mismos. Sus dioses, sus juguetes… esos seres que les dan de comer, juegan y les acarician ¡Y el cariño que te dan ellos!: «Eso no tiene precio» (como diría un anuncio).

      Un beso para ti.

  4. Eso pretendía, Anita: «acongojar», como dice Antonia (jajaja), para enternecer con el final. Me alegra que lo hayas sentido así y te haya gustado.

    Dos besos sonoros: ¡mua, muaaa! para ti.

  5. Amparo, por deformación profesional he pensado que abrazabas llorando la fregona por la muerte de la perrita. Porque tanta sangre, y te lo digo muy en serio, como para necesitar de fregona, era para haber llamado al veterinario de urgencias. Menos mal que al final todo sale bien y me quedo con la idea de que el trance sanguinoparturiento era más cosa de la imaginación de la esgrimidora de fregonas que no querría haber estado allí ,que de una fatal distocia.
    Un beso

    1. Menos mal, menos mal!! Además los hombres, ya se saba, ante cualquier parto, parece que ven más sangre que la que hay… Además, si después cuentan el episodio, casi siempre todo se arregla gracias a su participación en tal odisea (jajaja).

      Un abrazoooo, Eva.

    1. La mente es muy rápida, y nos lleva enseguida a situaciones conocidas para asentar lo que leemos y poder edificar la historia… Lo bueno y chocante es cuando todo cuadra… hasta que el desenlace lo descoloca.
      Eso es lo que pretendía, y me alegra que así lo comentes.

      Un abrazo.

  6. Ay qué tierno, aunque al principio me temí lo peor. Aunque claro por muy «bonito» que sea, no se es mejor ver ya a los cachorritos limpitos y correteando.
    felicidades

  7. El parto de una mascota no lo he visto en mi vida, no me imaginaba que fuera con tanta sangre. Está muy bien contado desde ese punto de vista del fregoteo y hasta descubrir el final, Petra, aunque yo me esperara algo más emotivo.
    Un abrazo

  8. Petra/Amparo, es un relato con truco, eres como una prestidigitadora que nos enseña una cosa para al final, por arte de abracadabra, mostrarnos la verdadera cara de la realidad. Muy bien.

    Pero ¿dónde vas a colocar tantos perrillos? A mi no me gustan.

    Saludísimos.

    1. ¿Los has probado con salsa worcester? 😛
      Barlon, da igual, con que tú les gustes a ellos, ya está hecho.
      Prueba con uno chico, luego con dos , je je .
      Abrazos.

  9. Relato de doble lectura obligada, en la primera porque el lector se va montando una película de sangre, asesinato, violencia; en la segunda comprendemos de excitación de la mujer. Tiene mérito describir así de bien el parto. Suerte.

  10. Muy bueno Amparo!! tanto perrillo naciendo y la mujer abrazada a la fregona ante una mancha inmensa de sangre que nos ha guiado por otra ruta desde el principio.

    Felicidades por tu texto y un beso fuerte.

  11. Amparo tu micro e smuy tierno, aunque juegas con el lector y en un principio, nos dejas un poco helados, me ha gustado mucho.
    Creí que anteriormente habia dejado comentario, a veces voy loca perdida.
    Suerte.
    Besicos muchos.

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