JUL34. ALGUNA OBJECIÓN, de Pablo Vázquez Pérez
Mis sirenas viajan por todos los continentes, igual que mis hadas y duendes. He ayudado a científicos y estudiantes para que pudieran terminar sus tesis sobre animales con mis ilustraciones. Soy capaz de calcular el desarrollo corporal de mis clientes, porque si me solicitan un tatuaje en cualquier parte de su cuerpo, lo puedo dibujar sin que sufran distorsiones evidentes cuando engorden o adelgacen en el futuro. Te sorprenderías de conocer algunas personas famosas o célebres que han venido para grabar sus caprichos. Sí, admito cualquier cita, pensamiento, nombre, divinidad e incluso algunos mitos.
Pero hasta hoy nadie me había pedido una esvástica ni tampoco marcarse Mein Kampf en sus brazos.
Me importa un carajo que tus amigos lleven navajas y bates. Sinceramente, preferiría no hacerlo.
Mucho me temo, que si los amigos llevan bates, le va a tatuar lo que quiera.
Muchas veces hay que transigir.
Un abrazo
Hola Epífisis. Tú lo has dicho bien, el final desgraciadamente está claro. Un abrazo.
Eso es ética profecional. Me ha gustado el micro. Nuria
Siempre que intento responderte no lo consigo. Gracias por lo de la ética, sí es un buen objetor. Saludos.
Pablo, las escenas se suceden con claridad y ritmo y sus imagenes, muy claras, desgranan la trama hasta ese final abierto. Suerte y un abrazo
Hola Cala. Ojalá sea tan abierto como para que no le suceda nada al tatuador, pero con esas bestias enfrente, está complicado. Un abrazo.
Me gusta mucho el principio del micro que parece va a llevarnos por derroteros mágicos o aventureros, y luego ese final, nos devuelve a la realidad brutal.
Algo va a pasar: o transige, o va a ser él, el tatuado con navaja.
Ahí está el intento. Me alegro por lo de los derroteros mágicos. Saludos.
Si que lo tiene complicado, me parece a mi que va a ser él, el quede rubricado.
Suerte y un saludo.
Elena
Sí, tiene toda la pinta, pero consuela saber que quizás los clientes no consigan su tatujae. Saludos.
Un relato muy orignal, y una tesitura moral muy loable. Me ha gustado mucho, y el final, así abierto, me parece que encaja fenomenal.
Felicidades. Asun.
Pues el final va a ser cosa de echarlo a cara o cruz, porque cada vez queremos salvar más gente a este objetor. Un abrazo.
Sí, los lobos con piel de cordero también dan mucho miedo. Muchas gracias Ana.
Es para quedarse atónita, de verdad. ¿Y no la quería mejor en la frente, que se vea bien? Vaya compromiso.
Un abrazo.
Sí, en la frente le pega, en lugar de cerebro. Un abrazo.
Me parece que su ética le va a costar (literalmente) un ojo de la cara.
Cada vez es más duro mantener el tipo con tanto gorila, es cierto. Un abrazo.
Buen relato, con un final para alquilar balcones -suerte,Héctor
Muchas gracias por lo de alquilar balcones, me ha encanatado. Un abrazo, Héctor.
Pablo, el principio parece que nos metes en un mundo de imaginación y de repente toma realidad. Me gustó tu relato desde luego es original. Un fuerte abrazo amigo, Sotirios.
Un abrazo a ti también, Sotirios, la imaginación al poder.
Pablo, muy buen relato y lo que planteas: los límites entre la profesionalidad y la ética. Se lee de un tirón y te queda dando vueltas. Un abrazo.
Hola Rosa. Me has dado una arn razón para colgar el micro. Muchos abrazos.
Me gusta mucho el principio del relato tan lleno de magia.
Se siente la profesionalidad, la experiencia del que realiza los tatuajes y su objeción( como bien titulas) . Me gusto mucho
Un Saludo
Muchasd gracias Esther. Poco puedo añadir. Saludos.
Lo llevas a un extremo en el casi todos van a coincidir, pero cuánto me gustaría es «no hacer» en las calles de Madrid, esos antidisturbios que apalean a todos. De todo destacaría ese detalle gracioso de saber mirar al futuro para los tatuajes no sufras distorsiones.
Hola Javier.
Pues te apoyo en los antidisturbios, ojalá hicieran esa objaeción de conciencia. Que llevarla a cabo pueden, depende de ellos. Yo como teleoperador me negué en ocasiones a soltar las trolas que nos mandaban desde el operador, fuer avodafone fuera una empresa de telemarketing, pero claro no voy a comparar lo de tomar el pelo con dar pal pelo, que eso es más sangrante. Gracias de verdad, un abrazo.
Me ha gustado, sí. Consigues hacer creíble al tatuador, nos resumes toda su trayectoria. Se entrevé una mezcla entre lo poético y lo puramente técnico de la profesión. Quizá cabría algún final con un poco más de riesgo, aunque imagino que aquí más que nada es cuestión de espacio. Así que bien mandado a la mierda. Esperemos que no sufra represalias.
Un abrazo.
Muchas gracias Miguel Ángel. El final es flojo te doy la razón porque mirándolo ahora a lo mejor hubiera funcionado uno menos valeroso y más acorde con mantenerse vivo. Te agradezco un montón tus palabras. Un abrazo.
Una manera muy diplomática de decir que no. Buen comienzo que en una segunda lectura amplía el sentido de la trama.
Estupendo relato, Pablo.
abrazos
Loliiiiiii, anímate por aquí alguna vez, de verdad, seguro que tú tienes ideas buenas con estos micros literarios. Mira en agosto que me parece que toca homenaje a La metamorfosis de Kafka. Un abrazo.