Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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JUL46. EN VÍAS DE EXTINCIÓN, de Aurora Royo Cañadas

El sol calentaba de lo lindo aquella tarde de julio. El arrullo del arroyo cercano penetraba en los sentidos y producía esa incalificable sensación de plenitud que sienten los enamorados.
En un lado del camino, él le insistía: «Venga, cari, ha llegado el momento. Cambia de acera. Hazlo también por ti. Sé que me amas«.
Era el lugar ideal, el momento perfecto. El amor y el deseo inundaban su ser, le pedían a gritos acceder a la petición de su amado, pero algo en su interior le advertía de las fatales consecuencias que aquella decisión podía acarrear para ambos. «Preferiría no hacerlo«, se dijo. Sin embargo, su amor le suplicaba: «Venga, cari, cambia de acera. Lo nuestro será maravilloso«.
Al fin, el bucólico romanticismo del lugar pudo con la razón. Se decidió, respiró hondo… Lo iba a hacer. ¡Iba a cambiar de acera!. ¡Después de tanto tiempo de fantasear con ese amor imposible!
¡Chofff! ¡Maldita mountain bike!. ¡Otro cadáver tatuado en la grava del camino! ¡Otro amor truncado!
Qué difícil el amor entre limacos nacidos en las veredas opuestas de los senderos, condenados a amarse desde la distancia. ¡Estos ciclistas!

30 Responses

    1. Pues es tan triste porque es una historia real, de la que fui testigo el pasado jueves. ¡Menuda llorera que me eché!, con lo que me gustan a mi los limakitos, así tan babosillos y tan simpaticones. Pero… sé la vie!!

  1. ¡Ay qué penita después de conocerlos a ellos y su amor… y pasar a ser una simple mancha en el asfalto!.
    Tierno y un final nada esperado.
    Un abrazo Aurora. Suerte.
    Rosy

  2. Vaya, veo que no se ha publicado mi mensaje anterior en el que me reconocía ejecutor involuntario -por mi condición de ciclista aficionado- de babosas, caracoles y lombrices. He evitado, con alto riesgo de mi vida, a erizos, conejos y pichones. Y una vez me embistió un perro y ambos salimos maltrechos.
    Me sorprendió en tu relato que fueran limacos los enamorados, ya que son hermafroditas. Y no por esa cuestión meramente hormonal sino por lo bien elegido de la especie. También me sorprendió -y lo digo sin desdén- la presencia de una y giega algo gritona tratándose de un susurro.
    Un beso, Aurora.
    Juan M

    1. Ah ha haaaaaaaaaa!!!!!!!, así que eras tú el del otro día… Ya me parecía que me sonaba tu… cara, iba a decir, pero a esa velocidad no era la cara lo que yo vi…. Ya se que son hermafroditas, ¡pero si les hubieses visto!!…El amor no tiene sexo, o si? O… ufff, ¡qué lío!! Bueno, venga, que te perdono y te mando un beso juliano.

  3. Las babosas del mundo se han dado cuenta del peligro que corren en las veredas y se ha mudado, ¡todas! para mi patio y se comen las espinacas y orquideas. Voy al relato. Una historia de amor con final triste pero bien contada. Me gusta ¡Suerte!

    Saludos.

    1. joe Beto, pues me da una envidia!!. Ojala los limacos del mundo se comieran mis lechugas, eso querría decir que estos días de calor no me estaría deshidratando en mi septimo cielo, digo, piso!!

      Un beso floreado.

  4. A mí no me dan pena las babosas aplastadas, para qué te voy a engañar. Aunque esté mal reconocerlo, me fascinaba mirar el parachoques del coche de mi padre después de un viaje largo, lleno de insectos voladores estrellados. Y como dice Ana U, que hubiera cruzado él si tanto interés tenía, vaya morro.
    Me hiciste pensar en algún amor entre mismo sexo con lo de cambiar de acera, ¿era la intención, Aurora?
    Un abrazo.

    1. Bueno, pues te contaré. Como es una historia real, en serio, estuve sufriendo viendo como el pobre animalito iba cruzando el sendero. Decía yo, le va a chafar una bici, ya verás. Decía mi amigo: no, que va, ya verás como le da tiempo. Pero, es que son de lentos, los pobres. El caso es que había otros limacos, pero todos al otro lado del sendero. Yo que sé, habría más agua, o más sombra, o hierba más jugosa. En serio. Y empezamos a elucubrar que si alguno sería el novio, que si la novia, que si como son hermafroditas para qué cruzaba, que si se sentiría solo. que a lo mejor los de la otra acera eran sus padres y sus hermanos… Yo que sé, Susana, cosas del calor. Como no estamos acostumbrados, nos derrite los sesos.

  5. Aurora, me he reído un montón con tu relato. Mientras avanzaba en la lectura, iba cambiando los supuestos finales, adaptándolo a lo que yo creía que me estabas contando o a un posible final humano, pero reconozco que tu forma de rematar este relato es sencillamente genial. Nunca sospeché del sufrimiento de un limaco, a pesar de que tienes razón: la cantidad de seres que mueren bajo las suelas de nuestros zapatos y ahí se quedan, solos y aplastados, y nosotros tan indiferentes… Me ha encantado. Un abrazo.

  6. Aurora, esta vez sí que has triunfado. El relato lo tiene todo, bien descritas las escenas y con mucha arte. La verdad da mucho gusto leer relatos tan graciosos lleno de ingenio. Un fuerte abrazo a la mujer más guapa del país Vasco,Sotirios.

  7. Muy bien narrado, con profusión de detalles.
    Te lleva, te lleva …pero el giro final no lo espera nadie.
    A que espera el gobierno para poner unos pasos de cebra para limacos ?
    Desde luego es indignante ! A ver si miran por donde pisan, los de las bicicletas, que van como locos ! Malditos asesinos !
    Sólo espero que en la próxima reencarnación coincidan los dos en el mismo lado del camino…
    Relato muy divertido y romántico a la vez.
    Muchísima suerte .

  8. Varias cosas: Juan Manuel, que avises que días sales con la bici y por donde vas, para no coincidir contigo de ningún modo, tal, que si lo que quieres que alguien se coma las lechugas, invita a los vecinos o envíalas pro que no se que tiene que ver eso con el calor que tienes. En una charla una escritora dijo que había escrito un cuentito sobre un caracol que vio en su huerto, y desde entonces ya no come caracoles, por pena
    Susana, que falta de sensibilidad, no hay comparación entre mosquitos y babosas, ellos vuelan y ellas no pican, hay que ver Nacional Geografic
    Pregunta, ¿los limacos no serán caracoles desahuciados?
    Epi, no te digo nada, porque es horario infantil-

    Aurora, en vez de estar ahí contemplando a ver cuando sucedía el drama, podías haberle ayudado en el viaje, no sé, no sé.
    Divertido y con su punto de sentimentalismo el relato. Un abrazo

    p.d. a mis macetas también se la comen los caracoles, las avispas se llevan trozos de hojas y en la tierrra hay lombrices (esas son buenas)

    1. lombrices!! buenas pero feas, feas, feas… las pobres. Y luego están las otras lombrices… en otra ocasión podíamos hacer una charla-debate sobre el procedimiento para su detección y eliminación del organismo. Eso daría para varios relatos y muchas risas.

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