JUL55. DAME TU MANO, de Maria Jose Saiz Garcia
Dame tú mano te pido, y tú no me preguntas ¿de que color eres? ¿a quién rezas? ¿como te vistes? ¿de que color es tu pelo?… simplemente me la dás. Quizás el viaje me enseñe a mirarte con los mismos ojos con los que tú me miras a mí.
Una oda a la convivencia, al respeto, a compartir el camino en igualdad.
Muy bonito!!!
Suerte!!!
Un saludo de
Marta
El relato es muy sugerente, pero cuentas con el handicap de la ortografía. Suerte.
Es verdad, faltan tildes, sobran otras… faltan comas… ¿Y si se corrige, JAMS???
Dame tu mano, te pido, y tú no me preguntas ¿de qué color eres?, ¿a quién rezas?, ¿cómo te vistes?, ¿de qué color es tu pelo?… simplemente me la das. Quizás el viaje me enseñe a mirarte con los mismos ojos con los que tú me miras a mí.
Un saludo
Marta
Hola. Hay cientos de errores en los relatos (puntuación, ortográficos, gramaticales…)y sería muy laborioso ir revisando uno a uno… además, el formato de «concurso» exige ser justo con la propuesta de cada uno y esa ayuda sería injusta. Aún así, corrijo todo lo que sea necesario siempre y cuando me sea solicitado por el autor; así lo vengo haciendo. Un saludo.
Vale, vale… siento la intromisión.
Saludos!!
Marta
La importancia del mensaje, transciende toda falta.
Enhorabuena por lo que nos has querido transmitir.
Un saludo
Como yo le pongo comas a todo lo que se deja, le paso algunas a quien necesite. Ay, que pasa el gato, voy a ponerle una. 🙂
Está tan bien pensado y dice tanto, que yo ni me enteré de la puntuación. Felicidades.
Gracias a todos, veo que el mensaje llegó aún con las mencionadas faltas. Para el próximo prometo no escribirlo directamente y sin mis hijos dando saltos alrededor. Gracias otra vez.
María José, ¡ojalá, la vida, nos enseñe a todos a mirarnos de frente! Como miran los niños, antes de aprender todas las trabas y condicionamientos que les vamos enseñando los adultos para que vayan «creciendo» y sean alguien en nuestra sociedad.
Un abrazo.
Hola Maria José, me gusta esa invitación de amistad sin cuestionar raza, sexo, religión, altura, creencias…
En la infancia no nos paramos a cuestionar de antemano esos factores que de adultos pueden llegar a dividirnos. Es curioso como mimetizamos con nuestros hijos nuestros miedos o recelos. ¡Ellos están más limpios que nosotros!.
Bonito breve para un viaje del que debiéramos aprender muchas cosas.
Un abrazo de Laura.
Gracias Petra y Laura por vuestros comentarios, cierto es que aprendemos de nuestros pequeños… si nos dejamos , claro!
Saludos
Qué pequeña maravilla, dice tanto en tan poco. Las faltas de ortografía, si que deslucen los textos, pero no seré yo quien tire la primera piedra… Animo,
Gracias por leer mi pequeño texto.