Me encanta tu hiperbreve, María. Aunque siento discrepar de ti porque a mí no me gustan nada los ascensores sin espejo, y ya no porque no pueda buscarme en ellos, sino porque me dan sensación de estrechez. Un abrazo
Gracias por vuestros comentarios sinceros chicas. Cierto es María que los ascensores sin espejo causan una sensación rara, más que en un ascensor uno siente como si estuviera en un montacargas de alguna fábrica… y ya bueno si se es coqueto para que más, seguro que pueden ser unos minutos muy incómodos. Pero aquí los tiros van por otro lado, más como dice Ana (aunque su última insinuación todavía no la he captado 😛 «Miedos o de M…..»). Un saludo para las dos. María Peña
Me encanta tu hiperbreve, María. Aunque siento discrepar de ti porque a mí no me gustan nada los ascensores sin espejo, y ya no porque no pueda buscarme en ellos, sino porque me dan sensación de estrechez.
Un abrazo
Gracias por vuestros comentarios sinceros chicas. Cierto es María que los ascensores sin espejo causan una sensación rara, más que en un ascensor uno siente como si estuviera en un montacargas de alguna fábrica… y ya bueno si se es coqueto para que más, seguro que pueden ser unos minutos muy incómodos. Pero aquí los tiros van por otro lado, más como dice Ana (aunque su última insinuación todavía no la he captado 😛 «Miedos o de M…..»). Un saludo para las dos. María Peña