JUN74-1000. MILCUENTOS, de Nicoleta Ionescu
En la corte imperial festejaban la victoria. Los laureles brillaban sobre las frentes de los generales. Una música triunfante de clarines y címbalos acompañaba las danzas de las hetairas.
En el campo, los soldados festejaban también, en torno a los fuegos. No tenían músicas, danzas o coronas de laureles. Solo tenían los cuentos…
Nadie sabía su nombre real. Lo habían apodado Milcuentos. Era un hombrecillo de apariencia insignificante. Era por todas partes y en ningún lugar. Era el amigo de todos, pero cenaba solo. Era cobarde, pero sus cuentos eran llenos de hazañas increíbles. Era feúcho, pero sus aventuras galantes generaban envidia. Era torpe, pero imaginaba cosas de gran ingenio. Era un hazmerreír, pero sus bromas sacaban lágrimas. Era tonto, pero sus tonterías eran astutas. Era el más mentiroso de los mortales, pero sus mentiras rebosaban de verdad. Era loco, pero todos soñaban con sus locuras.
En el cielo, tocó la hora de la decadencia del imperio. Los dioses estaban indecisos: ¿cómo proceder? ¿Sacrificar a alguno de los generales? Otros diez lo reemplazarán. \»Si quiere destruir un imperio, uno tiene que matar primeramente a su cuentacuentos\» dijo el más sabio de los dioses y lanzó su trueno hacia la tierra.
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me gusto el hecho de que este»Milcuentos» sea cobarde, feuchos,torpe etc…
porque en fin era: «el más mentiroso de los mortales, pero sus mentiras rebosaban de verdad.»
creo que nunca olvidamos la atmósfera de la infancia cuando hemos tenido la suerte de tener alguien contándote cuentos… y creo que «matamos» la infancia si no les damos y dejamos esta experiencia de conocer las realidades de la vida a través de los cuentos…
me temo que haya ahora una «decadencia» del imperio de la infancia, sera por esto que les gusta tanto a los jóvenes el universo de magia de Harry Potter
Muchas gracias, Kistila, por tu comentario. Me pareció interesante, sorprendente que mi Milcuentos y mis soldados te hicieron pensar en la infancia. En mi opinión, no solo los niños necesitan los cuentos, sino todos los hombres; y donde faltan los cuentos empieza la barbaridad…
Un abrazo.
Nicoleta, muy interesante tu relato, el personaje y la decisión de los dioses. Los dioses terrenales de todos los tiempos, siempre lo que persiguen es el pensamiento libre y la libertad de la palabra.
Los escritores son todas esas cosas de tu personaje.Lo que el escritor escribe trasciende a su propio ser, a sus propias limitaciones, sus palabras están al servicio de sus sueños.
¡Felicidades por tus relatos! Un saludo.
Gracias, Anónimo. Tu comentario refleja muy bién el mensaje de mi cuento. El escritor es el que ofrece sueños, ideales, esperanzas. Menospreciado aveces por la sociedad y temido por los poderosos del mundo, él tiene su propio tipo de valentía.
Un abrazo.
Un cuento que se dibuja entre las sombras de la realidad, muy buena idea. Ese mentiroso con licencia para mentir es un personaje estupendo. Y los dioses, odiosos.
Me ha gustado tu historia.
🙂
Muchas gracias, Paloma, me alegro de que te ha gustado.
Un abrazo.