Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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28. La araña y el cuentacuentos

Celia se asomó al balcón al oír el bullicio. El mercadillo medieval llenaba todo de aroma y sabor, con puestos de embutidos, almendras y miel; cánticos y espectáculos. Se imaginó paseando por él y por un instante se sintió feliz. Siempre estaba alerta contra unos perseguidores imaginarios que pretendían robarle sus cuentos.

Reparó en el maestro del relato, al otro lado de la calle, que narraba con fervor la fábula de Aracne que ella misma había escrito. Mientras éste mantenía los niños interesados; asombro, rabia y angustia volaban por la mente de Celia.

–¡El cuentacuentos es un ladrón!– Se sorprendió a sí misma gritando.

El hombre se giró dirigiendo su mirada hacia arriba, y clavándole sus ojos azules hizo que se quedara inmóvil unos segundos. Después, cerró tras de sí el balcón para volver a confinarse en la oscuridad. Su ansiedad la empujó a convertirse en Aracne, y tras rodearse de una telaraña de lanas de colores para proteger sus escritos; se durmió.

Despertó bruscamente y deslizó la mano bajo el colchón cogiendo unas cerillas y sus relatos…Tras prenderles fuego, quiso salir de la habitación, pero había quedado atrapada en su propia telaraña.

9 Responses

  1. Jesús Garabato Rodríguez

    Muy curioso el relato que nos dejas, entretejido con esas nítidas imágenes que nos muestras, mezcla de mitología con el terror, la inocencia y la magia de algunos cuentos clásicos. Enhorabuena, Olga. Saludos y suerte.

  2. J. Ignacio

    Muy original, desde luego, recuerda de forma sutil a la Aracne de las Metamorfosis, aunque aquí está situada en circunstancias muy diferentes y eso hace que se vea más como cuento clásico, lo que me parece un acierto. El reto no es a Atenea sino al narrador de historias, y el final es épico, como no podía ser menos.

    Lo cierto es que ya me tenías ganado con el primer párrafo, independientemente de lo que siguiera luego. Pero lo que sigue, también me gusta.

    Sencillamente maravilloso, gracias por compartirlo.

  3. Ángel Saiz Mora

    Como el relato es muy original, me atrevo a comentar las impresiones que me ha producido de una manera algo diferente, desde el final, que es ilustrativo. Alguien que ha escrito una vez, que ha sido capaz de imaginar historias, de cambiar el mundo o de fabricar otros a su manera, no puede renunciar sin más a ello, pues, aunque no lo sepa, al hacerlo ha quedado atrapado en su propia telaraña. Puede parecer una prisión terrible, pero en muchos casos hay que agradecerlo, por ejemplo, en el de quien ha compuesto este relato, que ha tejido una fantasía llena de profundidad con una interesante forma de cuento.
    Un abrazo grande y suerte, Olga

    1. Olga Noya

      Muchas gracias, Ángel!! La verdad es que la protagonista estaba un poquito paranoica. No le quedó más remedio para huir de sus «supuestos perseguidores» que incendiar su obra y de paso a sí misma.
      Muchos besos.

  4. Tu relato resulta muy simbólico, Olga. A veces un don puede convertirse también en una trampa si no se comparte. Cuando el mundo que se crea es demasiado cerrado se corre el riesgo de quedar atrapado dentro de él, entre las mismas piedras que intentas derribar.

    Muy buen texto, en el que mitología y reflexión van de la mano.

    Un saludo.

    1. Olga Noya

      Ella quedó atrapada en lo que había creado para su defensa. Puede ser que construir muros nos haga quedar atrapados en ellos (esto va por algunos que los construyen con mucha avidez, llámese Trump…)
      Muchas gracias por tus palabras y por leerme, Manoli! Muchos besos.

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