Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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89. LA ESPERA

Nació con un don y, seguramente, con un propósito.
Ya al abrir los ojos al mundo se estrenó con la más inaudita sonrisa que jamás se hubiera visto.
Esperó.
A partir de ahí consiguió lo que deseaba. Su absoluto dominio de las expresiones faciales le hacía dominarlo todo por completo. Imposible resistirse a su inenarrable encanto.
Esperaba.
Su fama traspasó fronteras. Era requerida por los más altos dignatarios, empresarios, políticos, nobles, para aprender su arte. Cobraba fortunas por proporcionarles mínimos retazos de su saber.
Cuando tocaron a la puerta se limitó a contestar: “Te estaba esperando”.
El Maligno entró y fue derecho al grano: “Sabes los que quiero”.
“Sí -dijo ella-, tu inmortalidad por mi don”.
Para el Demonio aquello era extremadamente sencillo. Lo había perpetrado millones de veces. Engañaba al incauto de turno, robaba su tesoro y desaparecía.
Pero al ver su rostro, Dios de los Avernos quedó absolutamente derrotado por aquella increíble mezcla de ternura, timidez, arrobamiento, dulzura, desamparo.
Destrozado, le entregó su inmortalidad, sin recibir nada a cambio.
Rió victoriosa.
Lucifer huyó despavorido comprendiendo el inmenso error cometido, que suponía su fin.
Ella sonrió ampliamente disponiéndose a disfrutar de una eternidad.
O de varias.