Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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03. La noche de los ciervos volantes (Eva García)

Era uno de esos anocheceres mágicos del verano en los que, mientras la luz se diluye en violetas y naranjas, el calor por fin agoniza. La banda sonora, a cargo de la familia Gryllidae, acompañaba el impactante vuelo de decenas de Lucanus cervus entre los Quercus robur ; las siluetas de silenciosos quirópteros y Caprimulgus , daban vida al resplandor de la luna.
Resultaba sorprendente la naturalidad con la que brotaban aquellos latinajos de mi cerebro, dado que ni siquiera recordaba mi propio nombre, ni sabía por qué me encontraba a esas horas en un bosque. No era menos intrigante el hecho de que mis manos sostuvieran una caja chorreando sangre y una pala.
Levanté la tapa y vi un hermoso persa azul degollado… ¿Sería mío? ¿Sería de un vecino? ¿Sería la víctima de algún sacrificio?
Lo que parecía indudable era mi propósito de deshacerme del cadáver. Así que, bajo una Castanea sativa centenaria, enterré al gato, arranqué una hoja de un cuaderno de campo que llevaba y, tratando de dignificar su tumba, escribí: “Al Felis silvestris catus desconocido”.
Después busqué otras pistas en los bolsillos que esclarecieran si mi verdadera identidad, presuntamente naturalista, se había entregado al satanismo. O viceversa.

49 Responses

    1. Viniendo de usted, Sra. Portabales, el comentario es todo un lujo para mi vista. Si quedamos un día con su señor esposo para trotar por los montes, ya se inquietará, ya, escuchándomelos en directo. Un beso grandote y gracias por la visita.

    1. Bueno, es un modo de aprender también 😉 Pero pondré aquí mismo un glosario para los perezosillos:
      Familia Gryllidae: grillos de varios géneros y especies
      Lucanus cervus: ciervo volante. No, no se trata de un ciervo con alas sino de un escarabajo de grandes ‘cuernos’ (recuérdese ilustración del tema ‘Insectos’ dedicado a Kafka)cuyo vuelo en las noches de verano resulta fascinante
      Quercus robur: roble común o carballo
      Caprimulgus: chotacabras
      Quirópteros: murciélagos
      Castanea sativa: castaño
      Felis silvestris catus: gato doméstico
      A mi me ha gustado mucho tu comentario, gracias 😉

  1. Ángel Saiz Mora

    Qué curioso tu personaje, alguien que no recuerda su nombre y del que brotan vocablos científicos en latín como quien no quiere la cosa, que lo único que tiene claro es que quiere enterrar a un gato, difunto reciente. Si el relato de Jams con el que se abre esta ronda resulta curioso por su final abierto, el tuyo no lo es menos, además de apropiadamente inquietante, dado el tema. Un relato donde late, me parece a mí, tu amor por la naturaleza.
    Un abrazo y suerte, Eva

    1. Hola Ángel, a lo mejor estoy un poco pallá describiendo esta escena sin principio ni final conocido, más que el del pobre gato. Pero es la que me apetecía escribir y mostraros. Un abrazo y muchas gracias.

  2. Modes Lobato Marcos

    Ya sabes, querida Eva, que aunque yo venda una imagen de durito y tal, en realidad soy una nenaza con un corazón de sirope y Petit Suisse.
    El resultado?
    Pues que casi me hago caca con tu inquietante y tétrico relato.
    Dominas los entresijos de la narración hasta llevarnos a un final abierto y redondo.
    Me temo que jamás me fiare de una mujer que me hable en latín…

    Eres muy, muy buena, amiga.

    Y ahora dirás :»bah, no es para tanto y bla bla bla… «.
    Y yo te diré :»Me la pela lo que pienses. Eres una grandisima narradora «.
    Y tú dirás :»Eso se lo dirás a todas».
    Y yo diré:»Coño, que no.Que es verdad».
    Y tú dirás:»Estás loco, Lobato».
    Y yo diré:»Un montón».

    Pero el relato es cojonudo.
    Un abrazo sin declinaciones latinas.

    1. Más bien, Sr. Lobato, considero que llegados a este punto usted más que un Canis lupus signatus (porque como ibérico le tengo clasificado) es algún Ursus de la familia del osito Misha. Porque aunque lo de, que no niego yo que lo pueda dar, no estaba mi relato pensado para dar miedo, al menos en un principio. Cuando quiera dar miedo, será mejor que no lea usted lo que escribo o se ponga pañales para hacerlo 😛 .En cualquier caso me alegra que sea de su agrado, latinajos incluídos y bla bla bla.
      Un abrazo sin inclinación ninguna.

  3. Nos has dado todos los ingredientes para que el miedo aflore desde lo más hondo de nosotros: un bosque tenebroso, un gato degollado, una pala ensangrentada, un hombre sin memoria, un montón de latinajos, pero que quieres, a pesar de que me encanta el calor me quedo con esa entrada tan lírica que haya, quizá, pasado desapercibida: «Era uno de esos anocheceres mágicos del verano en los que, mientras la luz se diluye en violetas y naranjas, el calor por fin agoniza.» Brutal!!! Mucha suerte. Besossss!!!

    1. Jo Juancho, cómo me gusta que la hayas entresacado!! A mi me gustaba taanto taaanto que no fui capaz de quitarla aunque me faltaran palabras para contar qué hacía un tipo amnésico en un bosque enterrando un gato.
      Un besote fuerte!

  4. Muy bueno Eva: la poesía inicial, la intriga después, los aromas y sonidos del bosque que he sentido a través de los latinajos (me ha encantado ver nombres científicos en un relato),las preguntas tan sin respuesta, la situación tan amnesica y el final tan loco….
    Suerte

  5. Carles Quílez

    Vaya, Eva, los caminos de las musas son inescrutables: Partiendo de los epitafios te has sacado de la manga una suerte de resacón en el bosque con unas gotas (de luz pálida, por supuesto) de lirismo.

    Besos

    1. Eva

      Hola Carles. En realidad partí de una vivencia personal (el escenario del anochecer y el vuelo de los ciervos, chotacabras y murciélagos) y traté de inventar una escena en la que cupiera un epitafio diferente. Me alegra que te empapen mis gotas de luzpálida. Un beso grandote y gracias.

  6. Mª Belén Mateos

    Buenas Eva. Nos dejas misterio, lirismo, latinejos… y todo ello lo envuelves en un relato fantástico que gusta leer y releer para no perder detalle y aprender. Eres buena con las letras y sabes contar historias como esta que te dejan con una sensación inquieta.
    Un beso preciosa.

    1. Eva

      Hola guapa. Pues ando inquieta yo también desde que deshojo la margarita de lo que pudo pasar con este personaje que no sabe ni nos cuenta quién es. Besos y gracias.

  7. Destacaría del texto dos cosas fundamentales: La entrada, que amenaza con describir un ocaso melancólico y el final, tan contundente, irónico e interrogante que acaba imprimiendo fuerza al texto. Lo de los latinajos, el cuaderno de campo…son pequeños detalles. El texto gana, a través del sinsentido en original y además se sostiene.

    1. Como decía por ahí arriba, patchwork, collage….amenaza con lírica, se transforma en enciclopédico, arranca por peteneras amnésicas, cumple con el epitafio y después, no hay más espacio para idear otro final. osea, que pobre gato. Gracias por tu visita Manoli.

  8. Isabel

    Seguro que tu personaje es un biólogo loco que se volcó tanto en el estudio de las especies animales y vegetales, en el laboratorio y en el campo, que se perdió entre sus nombres en cursiva y latín.
    El texto no sería lo mismo sin los nombres científicos de las especies que aparecen en tu escenario.
    A mi me ha encantado.
    Besos

  9. Ana Fúster

    El título me sitúa de inmediato en un contexto de terror, porque mi ignorancia en temas de naturaleza me lleva a «La noche de los muertos vivientes» en vez de a un escarabajo de nombre precioso. Muy de acuerdo con Juancho en lo del comienzo, que abre con unas pinceladas líricas para pasar al gótico y luego al (casi) gore. Y el final abre caminos múltiples en la mente del lector. Muy logrado. Besos y suerte.

  10. Sergi Cambrils

    Me ha gustado mucho. ¡¡ Carajo !!
    Reconozco que al principio iba perdido con los latinajos (muy bien usados por tu parte, le dan toda la esencia al texto y yo aprendo algo). Un texto lleno de surrealismo y misterio. Enhorabuena.

  11. Me quedo dándole vueltas a por qué alguien que conoce, y supongo que ama, tan a fondo a la naturaleza es capaz de enterrar tan tranquilo al pobre gato, un persa azul, para mayor contraste con la escena sangrienta. Por favor, que hagan una excepción con Eva y le den otras 100 palabras para que nos cuente su final.
    Como todos los tuyos, muy bien contado.
    Un abrazo

    1. Es capaz de enterrarlo porque ya está muerto y ha asumido que esa era su intención inicial. ¡Si hasta le pone un epitafio para que la tumba o quede tan fría! O quizá lo que te preguntes, Nieves, es por qué no se horroriza al verlo degollado. Pues, mujer, algunos ya hemos hecho estómago a muchas barbaries… creo que le preocupa más saber cómo ha llegado hasta ese punto. Ay, si yo tuviera 100 o 200 palabras más… Besos guapa y rebienvenida.

  12. «Después busqué otras pistas en los bolsillos que esclarecieran si mi verdadera identidad, presuntamente naturalista, se había entregado al satanismo. O viceversa». Pues yo me he quedado con la misma duda 🙂
    Muy bien narrado, Eva Muy original y creativo ese enfoque del protagonista, esas pistas lanzadas. Me gusta.
    Mucha suerte.

    Un abrazoooo

    1. Pues nada, reciclaré al personaje en otra ocasión y os contaré qué hacía allí, Amparo, guapa. Esto solo era un fotograma del trailer :p. Besooooos y gracias.

  13. Reve Llyn

    Bárbara la mezcla de latinajos científicos (¿eso existe?) y la desmemoria del tipo. Inquietante a más no poder.

    Me deja en un «no se que pensar» que me eriza la piel. Pedazo relato te has marcado. Felicidades.

  14. El relato fluye con mucha naturalidad, a pesar de la profusión de nomenclatura científica, o quizás gracias a ella ;-). La verdad es que puede ser una pista para saber quién es protagonista o a que se dedica, como bien apuntas, pero al mismo tiempo se integra perfectamente en la descripción de la escena y acrecienta el suspense. Un lujo de relato.
    Felicidades

    1. Muchas gracias Anna, entiendo que era un riesgo lo de los nombres científicos, pero me apetecían tanto… y traté de no excederme con ellos. Un beso fuerte.

  15. Caridad Blázquez

    ¡Enhorabuena, Eva! Me gusta mucho esa «locura» pasajera o permanente, esa búsqueda de explicaciones para hacer racional lo irracional… nos colocas muy bien en tu relato, mirando desde la primera fila, a tu protagonista.

    ¡Suerte!

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