Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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137.Mantra religioso

No pueden evitar asomarse en cuanto salimos a pasear por el bosque, curiosos y anhelantes, pero enseguida echan a correr como conejos, como si no estuvieran deseando saborear la canela de nuestra piel. Siempre logramos cazar una docena: no solo los que no corren demasiado, también el hombretón babeante ante nuestros pechos desnudos, incluso algún osado Apolo cuyos ojos  nos dicen que pretende disfrutar de nosotras y luego escapar. Por la noche comemos y bebemos, la música de los tambores nos incita a un salvaje placer y los hombres responden bajo nuestros cuerpos olvidándose en ese momento infinito de su destino. Los acariciamos, los besamos, los poseemos con la delicadeza de las hadas y con los zarpazos de las panteras; las pócimas y los ungüentos hábilmente aplicados consiguen encender de nuevo su deseo y recuperar su potencia sexual para que sigamos amándolos durante toda la noche. Y una vez abandonados, exprimidos y exhaustos, en ese paréntesis de la vida que queda suspendido en el aire y se confunde con la muerte más dulce, la mano de las sacerdotisas ejerce su poder sagrado, y los despojan de su último aliento con un beso y una daga que les roba el corazón.

14 Responses

  1. Virtudes Torres

    Y después los plantas en un jardín de helechos… jajaja.
    Fantástica la inspiración de este «viernes».
    Ya veo que se va a cerrar el mes igual que empezó: Caliente, caliente…
    Abrazos.

  2. Pobres hombres, al final vamos a tener que ir a su rescate, tan cumplidores que parecen, estás segura de que no indultan a ninguno?
    Ya sin bromas, un relato muy ajustado al tema del mes.
    Besos

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