Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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MAY96. FIERECILLA, de Miguel Jiménez

Cada mes, sin fallar uno, el rey enviaba algún infortunado pretendiente a liberar a su hija de las garras de Irégore, la nívea dragona que habitaba las cumbres de Monte Soledad.
Al principio le hacía gracia descuartizar a aquellos mequetrefes. Disfrutaba descubriendo el pánico en sus ojos cuando se sabían perdidos. Primero se le acercaban con una mezcla de desconfianza y de alivio. Sus primeros zarpazos les devolvían a la realidad, la lucha era por sus vidas. Le gustaba perseguirlos hasta acorralarlos y una vez desarmados, alargar esos últimos momentos, como el gato que juega con su presa arrinconada. Por último, cuidadosamente, los separaba en pedazos, no más grandes que un puño, para la cena. Siempre guardaba algunos para su prisionera. Mas con el paso de las estaciones empezó a hartarse, cada vez los aspirantes a hidalgos eran menos interesantes, la mayoría alfeñiques que subían tan asustados que, antes de llegar a media ladera, ya se podía reconocer en sus calzas el olor de la derrota. Pero aun así no dejaban de llegar.
Llegó a la conclusión que jamás lograría la paz en aquellas serranías, montó a su dragona y ambas marcharon, en majestuoso vuelo, a la caza del sol.

10 Responses

  1. Calamanda Nevado

    Miguel, vaya situación tan surrealista para los pretendientes; eran otras épocas y otras princesas claro. Suerte y saludos

  2. Una princesa de armas de tomar. Yo sin embargo creo que hoy en día hay muchas de estas, de otra manera quizá, pero afortunadamente las mujeres han dado en poco tiempo muchos pasos a favor de su independencia y de su libertad, al menos en nuestra cultura. Un relato con buen ritmo y un giro sorprendente en su desenlace. Enhorabuena Miguel y un abrazo.

    1. Al menos formalmente Juancho, aún quedan muchas estructuras que se resisten y es que nuestra cultura todavía tiene muchos rincones sombríos. A ver que pasa con lo que está por venir que todavía quedan bestias feroces en el fondo de la caverna y algunas están volviendo a enseñar unos dientes que creíamos ya perdidos.
      Un abrazo.

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