Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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NOV135. PALABRAS HABITADAS, de Mei Morán

El azúcar era la sal. Al gato le decía araña y atendía los requerimientos del abuelo sólo cuando le llamaba nube. Con él hablaba ese idioma y así se entendían. En una helada, el anciano tropezó y falleció sin que estuviera previsto. Óscar lloró a boca abierta la gran pérdida y no había consuelo. Pasó como una pelota de unas manos a otras y acabaron llevándolo a un orfanato. Allí le quisieron enseñar. Los números, las letras y las palabras. Como nadie compartía su lengua se parapetó en un silencio inaccesible. Si respondía era con gestos. En sus paseos al campo se dirigía a los gorriones y comunicaba a su manera con las martas.
Al centro llegó una niña pelona y desdentada. La sentaron a su lado en la clase. Le regaló plumas, hojas del otoño y le prestó su colección de caracolas de mar. Óscar las acercaba a su oído y pasaba horas escuchando el sonido de las olas. El día que ella le preguntó su nombre él puso su dedo índice encima de un cumulonimbo. La nena sonrió y después de unos segundos contestó que a ella, aunque pareciera una estrella, podía llamarla luna.

19 Responses

  1. Un cuento que nos recuerda que la vida no puede ser tan complicada, deberíamaos conservar siempre la inocencia de cuando éramos niños.
    Me ha gustado mucho.
    Felicidades

  2. Un niño y un abuelo compartiendo un lenguaje propio. Poético y tierno, a la vez que con un puntito de humor negro: «En una helada, el anciano tropezó y falleció sin que estuviera previsto»,
    Saludos y suerte.

  3. Muy bueno mei, en tu línea de escribir con ese tacto tan delicado en cada palabra. me ha encantado. Todos los seleccionados son buenísimo muy buena tarea la del jurado.
    Ojalá tu personaje hubiera quedado con el abuelo.
    Saludos

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