Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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OCT16. A MI QUERIDO AMIGO JAVIER, de Jesús Alfonso Redondo Lavín

—No tengo ninguna duda, señor juez, es su letra y es su firma.
Era una letra agradable, regular, de claro trazo en azul grueso, hecha con su inseparable pluma estilográfica. Yo, en la oficina, la había visto muchas veces.
Cuando se jubiló, Javier, nos advirtió que si le regalábamos, como a otros, la bandejita de plata con la firma de los compañeros, ésta acabaría en el cuarto de baño de su casa como posa-jabonetas. Buscamos y dimos con algo más acorde a sus aficiones: una buena pluma estilográfica.
Su cita con la muerte llegó tras cuatro meses de posoperatorio. Los antibióticos luchaban contra las infecciones y le proporcionaban algunos días lúcidos; escribía en tinta azul su testamento, ahora entre mis manos. Pero las recidivas se sucedían hasta que los medicamentos y su cuerpo perdieron la batalla.
—…esposa, si muero, cuando muera, cúbreme el rostro; de niño me obligaron a besar la fría mejilla de mi padre; es un horror en mis recuerdos….
—…si muero, cuando muera, incinera mi cuerpo y esparce las cenizas en las Hoces del Duratón, donde vuelan los abantos, frente a la ermita de San Frutos, en el acantilado….
—Señor juez: definitivamente, sí, sí es su letra.

24 Responses

  1. Hace dos años estuve yo en las Hoces del Duratón, que lugar tan hermoso para quedarse allí a descansar de la vida terrenal. Bonito relato Jesús. Suerte.
    Esti

    1. Ciertamente es un lugar espectacular y la abandonada ermita de San Frutos Pajarero un lugar que invita a la meditación. Tiene una piedra con un relato sobre una mujer arrojada al vacío del cañón por su marido que sobrevivió a la caída por la intercesión del santo. Y para darle gusto al cuerpo un cordero asado en Sepúlveda.
      Un beso.

  2. Por lo que veo este mes no nos presenta un tema muy alegre. Si además toca de cerca, será más duro. Vaya final para una merecida jubilación.
    Como ya estas más que acostumbrado a elogios sobre tu modo de realizar estas crónicas, por esta vez me los guardo. Uno más para mi recopilación.
    Un fuerte abrazo.

  3. Bonito relato que te empuja a la tristeza al hacerse latente el sentimiento hacia ese amigo, su recuerdo te llevan hacia el lecho de muerte, las ultimas palabras que son su testamento hacen un final de relato lleno de emocion. Me gusto mucho
    Un beso

  4. Bonito relato que te empuja a la tristeza al hacerse latente el sentimiento hacia ese amigo, su recuerdo te llevan hacia el lecho de muerte, las ultimas palabras que son su testamento hacen un final de relato lleno de emocion. Me gusto mucho
    Un beso

  5. Jesus, cuando era joven me parecía romantiquísimo esto del testamento ológrafo. Oy, que bonito y emocional!! Hasta me decidí a escribir uno y todo, que un amigo me guardó como oro en paño.

    Cuando estudié derecho, la cosa ya no pintaba tan romántica y desde luego me pareció poco poco práctica, así que me hizo dudar sobre la conveniencia de pedir a mi amigo la devolución de mi maravilloso manuscrito.

    Cuando, definitivamente, y con motivo de mi ocupación laboral llegué a la conclusión de que el testamento olográfo además de un anacronismo es un auténtico rollo para el/los herederos, reclamé a mi amigo el mío, lo leímos juntos, nos partimos de risa y le pegamos fuego sin ceremonias en el fregadero de mi cocina.

    En fin, en otro momento, te contaré la preciosa historia de un documento ológrafo que hube de autentificar en el Juzgado. Por supuesto no llega al nivel de la tuya, faltaría más, pero tiene su componente chisposo.

    Un abrazo de jueves.

  6. Bien escrito (como siempre), sensible (como pocas veces), real y próximo (con lo difícil que es conseguirlo), edificante, huyendo de sensiblerías (y no me contradigo), me quedo esperando lo que escribas el próximo mes. Es casi adicción.

  7. Una vez más, Jesús Alfonso, en un nuevo alarde de intuición narrativa, nos muestras una acertada distribución de diálogo y trama.Tras una entrada directa en la que se apuesta por el diálogo, se da paso elegantemente al relato propiamente dicho con un ritmo cadencioso que lo hace muy agradable al oído. Porque tus relatos son ante todo, una curiosa forma de transmisión oral que nos convierte en niños que desean ensimismados escuchar una historia. Cuando te vas, nosotros nos quedamos en silencio, esperando un rato más, por si vuelves

  8. Jesús Alfonso, será por nuestras edades o por la nostalgia, pero me has traído al recuerdo el beso que di a mi abuela con ocho años, obligado por mi padre y que supuso casi un trauma. No era ella, había como crecido, la nariz aguileña, sin dientes y fría como el mármol, me costó dormir algunas noches.
    Como casi siempre, crónicas vividas por mi en otros tiempos y con otras personas.
    Un abrazo

  9. Jesús me has tocado la fibra. Me has hecho recordar a Marino, un compañero mío, compartía muchos ratos con él porque ambos éramos interlocurores con un cliente, cada uno en nuestra especialidad y estaba a punto de prejubilarse, un sábado se desmayó le llevaron al hospital y tenía un cancer super avanzado, murió en una semana y tuvo que hacer testamento tal y como lo narras tú, y a nosotros nos envió un folio manuscrito donde sólo ponía el nombre de mi empresa y un gracias en letras enormes.
    Respecto al relato tiene esa solemnidad y fuerza que le da el narrarlo en primera persona, con esa serenidad tan tuya. Terrible tener que certificar ante juez la veracidad de semejante testamento. Abrazos y gracias

  10. Me has puesto triste, especialmente con lo de «si muero, cuando muera»… Ahí veo todo el dolor del que ve la muerte cercana pero incrédulo no lo quiere asumir. Y mientras tanto escribe su despedida, como regateando a la guadaña o distrayendo su mente.
    Un abrazo.

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