Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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91. Pez grande, pez chico

Pasábamos las tardes pescando en el muelle, mientras el alboroto de las gaviotas se desvanecía entre las olas y la luz se esfumaba por los tejados.

No jugábamos con otros niños, éramos siempre los mismos y en aquella simbiosis, en aquella endogamia fuimos despidiéndonos de la infancia.

Antonio extraviaba los ojos cuando llegaba algún pesquero, esperando la llegada de su padre, que zarpó cuando él apenas sabía chapotear en los charcos y jamás volvió.

Sus carencias las pagaba mi piel, que amoratada volvía siempre a casa sin que el resto moviera ficha. Cada uno aceptaba el lugar que ocupaba en ese submundo.

Una tarde de tórrido calor, volvió a suceder. La tormeta hizo bramar las olas, el cielo se tornó de luto y ningún barco atracó cargado con sus deseos.

La emprendió conmigo.

Una lóbrega nube cubrió mis ojos y el sedal de mi caña se aferró a su cuello. Tensé el hilo con la fuerza con la que los peces se clavan aún más el anzuelo, ávidos de escapar de una muerte inesperada.

Apenas el graznido estridente  de las gaviotas huyendo del aguacero logró quebrar el silencio.

10 Responses

  1. Modes Lobato Marcos

    Y, a veces, el pez chico se come al grande.
    O se lo carga simplemente.
    Sin duda alguna la reacción fue desproporcionada, pero que un abusón maltratador coma a veces su propia medicina, está francamente bien.
    Que lo de perdonar y poner la otra mejilla y tal tiene su punto, pero en ocasiones servir la venganza bien fresquita debe ser la repera (yo hablo hipotéticamente, porque como soy un cielo y lo más parecido a un angelito pues,jamás osaría vengarme de naide).
    A mí el relato me ha gustado mucho
    Y el dominio del lenguaje es perfecto, al igual que el ritmo de la narración.
    Pues eso, que mucha suerte y un abrazo sincero.

  2. juan antonio

    Has tocado un tema dándnole un toque muy personal. Me gusta el final, y dado que se trata de inventar, aplaudo esa licencia de acabar con el cabrón de turno. Mucha suerte.

  3. calamanda

    Raquel, el tema que tocas es dificil, pro has elegido palabras que lo suavizan y envuelven con cierta calma. Suerte y saludos

  4. Hay mucha historia hay debajo, no nos has dejado ver nada más que un poco, lo más llamativo quizá. Dos niños que siempre juegan solos, un padre que abandona a su hijo, una familia que calla ante los signos de malos tratos. Un submundo, como dice la protagonista, del que no sabemos nada, pero que parece empujar tu historia hacia un único desenlace posible, la muerte del más débil. Sin embargo nos sorprendes otorgando a este el paple de verdugo.
    Me ha gustado. Mucha suerte Raquel. Besos.

  5. Lo peor de esta historia, para mi es el mirar para otro lado de todos los que conocen al niño y saben lo que ocurre. Una reflexión que nos vale a todos porque a veces todos somos cobardes.
    Me ha gustado tu visión de la tormenta.
    Saludos

  6. Me encanta cómo está escrito Raquel. Esta frase me gusta muchísimo: «Una lóbrega nube cubrió mis ojos y el sedal de mi caña se aferró a su cuello» ufffff ahí es cuando gira todo. Perfecto!!
    Mucha suerte Suerte!!!
    😉

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