Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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Ronda 3 – Banquete 4

Los participantes con el alias :   NOCTÁMBULA – FRANKEINSTEIN – PLAÑIDERA

deberán escribir un relato :

  • Cuyo tema central sea el pecado de la GULA
  • Plazo : hasta el domingo 1 de octubre a las 23:59 hora peninsular de España
  • Extensión: 150 palabras MÁXIMAS  (título NO incluido)
  • El TÍTULO debe contener una palabra de la lista 1 y además otra palabra de la lista 2.  Admitimos singulares/plurales y cambios de género (femenino/masculino) de las palabras propuestas.

LISTA 1 :  estofado – coleccionista – adicto

LISTA 2 : algas – viento – música

Nota : El título puede tener más palabras (si queréis) usando siempre al menos una palabra de cada una de las dos listas e incorporando nuevas, por ejemplo serían válidos títulos como:

adicto a las algas, la coleccionista de vientos marinos, estofado de música acústica etc…

Dejad vuestro relato en este enlace

Podéis votar en este otro

 

 

5 Responses

  1. Doña Gula jamonera

    FRANKEINSTEIN – El adicto al viento
    No era extraño que el capitán saliese solo a pasear por las colinas; los demás, alguna que otra vez, también necesitaban huir de la rutina. Nunca se alejaba demasiado, pero sí lo suficiente para quitarse la escafandra sin ser visto y poder inhalar bocanadas de viento cargado de polvo con sabor a naranja amarga. La primera vez solo respiró durante unos segundos. En una semana aguantó un minuto boqueando como un pez en el lodo de un río. Al mes jadeaba con deleite durante más de un cuarto de hora. El médico de la expedición a Marte no pasó por alto que el capitán Nerón comía mal y tenía la barriga hinchada. Le dio comprimidos para eliminar los gases y le prohibió la cafeína. También le advirtió de que el color verde alcachofa que, poco a poco, se iba extendiendo por sus mejillas podía ser un síntoma de sufrir anemia.

  2. Jesús Garabato Rodríguez

    Eso del polvo con sabor a naranja amarga me trae a la memoria a aquella maravilla de la química alimentaria, el ¿otrora? famoso Tang. Tanto aire enrarecido no puede ser bueno. Suerte, Frankeinstein.

  3. Doña Gula jamonera

    PLAÑIDERA – estofado de algas
    Jesús, vegano estricto, se trasladó a un pueblo del norte donde cada pequeño evento se celebraba con un banquete popular. Los lugareños acompañaban todos los guisos con grandes piezas cárnicas, con preferencia por los derivados porcinos. La consecuencia de tal abuso de la chacinería era el olor nitrogenado y ferruginoso que flotaba en el ambiente, procedente de los cuerpos de tan voraces y sobrealimentados vecinos. Durante una de esas celebraciones, su asistenta, alarmada, se dio cuenta de que Jesús no comía carne y, al enterarse de su condición de “comehierbas”, como le llamó el carnicero local, decidió agasajarlo con un estofado de algas verdes que compró en el “chino” de la plaza, creyendo que era alguna exquisita verdura oriental. Ocurrió que, ocultos entre las algas, se cocinaron algunos moluscos marinos. Estos, más que gustarle, le encantaron. De ahí a hacerse fan de unas gloriosas alubias con “sacramentos” hubo medio paso.

  4. Doña Gula jamonera

    NOCTÁMBULA – Si le hablas al adicto de mesuras y de estofados al hambriento, te enviarán a tomar viento.

    «Solo estará tres meses, le insisten sus padres, tienes que tratarlo como a uno más de la familia». A Julia le costaba congeniar con la gente, pero con Zamir hizo buenas migas enseguida.

    Hoy meriendan solos. Zamir se sacia rápido —¡qué bien le vendrían unos kilitos!—, en cambio Julia necesita más. Revisa de nuevo el frigo y saca la nocilla, unas magdalenas y unta tostadas con mermelada y mantequilla.

    Han pasado siete semanas y Zamir no deja de pensar en sus padres, sus cinco hermanos, en la penuria, en su precario país. No termina de acostumbrarse a estar rodeado de tanta comida. Le desconcierta la variedad de galletas, embutido, frutas, la ingente cantidad de carne y pescado en el congelador. Pero lo que no consigue entender es por qué Julia cada vez que meriendan se va al baño… y es que Zamir desconoce que ella está loquita por sus huesos.

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