Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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99. Señales (Juana Mª Igarreta)

El Titanic, auténtica ciudad flotante, surca veloz las aguas del océano Atlántico. En el camarote 115, Elizabeth Dowdell contempla el dulce dormir de Virginia, la niña que tiene a su cargo y que deberá poner bajo la custodia de sus abuelos en Nueva York. Al tiempo que la arropa delicadamente, sonríe al ver los ojos también entornados de la muñeca que la chiquilla abraza junto a su pecho. Recuerda las palabras firmes de la niña a una compañera de juegos: “Siempre le pongo lo que ella me pide”, y observa que la muñeca viste bañador en lugar del camisoncito de noches anteriores, dejando al descubierto su pequeña figura moldeada en celuloide.

Elizabeth se dispone a meterse en la cama, cuando un golpe seco hace temblar el camarote durante unos segundos interminables. Desasosegada, piensa en salir al pasillo para ver qué ocurre, pero antes comprueba que Virginia sigue dormida. Olvida a la muñeca que, a pesar de mantener la posición horizontal, tiene completamente abiertos sus vidriosos ojos verdes.

Mientras, en el camarote de al lado, Milton Long observa sobresaltado su copa de whisky hecha añicos en el suelo, de la que tan sólo los cubitos de hielo han conseguido salir indemnes.

34 Responses

  1. María Jesús Briones

    Repito el comentario, porque ha saltado por sorpresa.

    Me parece muy emotiva tu hisotoria ra, llena de bonitas imágenes , con un final que presagia tragedia.
    Suerte

  2. Señales, presagios… Evidencias de un mundo que nos vigila y que nos llama pero que, imbuidos en nuestra soberbia superioridad, somos incapaces de interpretar.
    Y ahora, Carmen, vamos con las fotos de los espectadores…
    ¡Digno de Cuarto Milenio! Cómo me impactan siempre tus relatos, Juana.
    Me tomé la libertad de tuitear la entrada de tu blog del martes porque era fantástica.
    Un abrazo.

  3. Towanda

    Hola, Juana.

    Me ha gustado los universos tan diferentes que suceden en camarotes contiguos. Es preciosa la imagen de la pequeña, de su muñeca en traje de baño y del motivo del viaje (que dejas abierto, pero que yo he pensado en el de una pequeña huérfana).
    Me ha gustado muchisimo.
    Un beso muy grande.

  4. Blanca Oteiza

    Juana, preciosa historia llena de bonitas imagenes, aunque terminarán en tragedia?
    Esos mundos paralelos del más allá y el de más aquí los has unido muy bien con esa muñeca inquietante.
    Un beso

  5. Por desgracia todos sabemos en qué acabaron aquellas señales.
    Me ha gustado mucho el universo de la pequeña y su entregada cuidadora.
    Pero me quedo con ganas de saber mucho más, porque viajaba sola? Da para un relato mucho más largo.
    Es precioso.
    Besos

  6. Ángel Saiz Mora

    Una muñeca que pide que su dueña le ponga una determinada ropa no puede augurar nada bueno. Se trata de un juguete, pero es mucho más que eso, se convierte en un elemento inquietante, aunque también, en el fondo quizá sea una oportunidad de salvarse, una suerte de aviso que nadie sabe interpretar bien, un símbolo de las señales que posiblemente nos rodean y no somos capaces de ver.
    Un buen relato, Juana María, en tu línea.
    Un abrazo y suerte

    1. Sí, a veces no vemos ni las señales de tráfico, jeje. No sé si existió la muñeca, sí existieron ellas y se salvaron a pesar de que viajaban en tercera clase. Muchas gracias por tu comentario, Ángel. Abrazo y suerte también para ti.

  7. Mariángeles Abelli Bonardi

    Señales, señales… esas señales que tantas veces encontramos a lo largo de la vida y que no sabemos ni queremos leer en nuestro beneficio… En el caso de tu cuento, JUANA, no es gratuito que la niña le pusiera el bañador a su muñeca, ni que la muñeca se «duermiera» con los ojos abiertos, ni que los cubitos de hielo salieran indemnes de entre los trozos de vidrio del vaso de whisky…
    Para mí, hay grandes posibilidades de que se salve la niña, porque no ha sido indiferente al «pedido» de su muñeca. La niña sabe escuchar y entender, y es por eso que creo que no todo está perdido para ella. Ahora, si hablamos de Milton Long, ¡pobre hombre!…

    En la relectura, me di cuenta de lo bien que fuiste encajando las piezas, JUANA, así que te felicito. Creo que tiene grandes posibilidades tu cuento.

    Cariños,
    Mariángeles

  8. Me gusta tu relato por el aspecto fantástico de la muñeca (y más sabiendo que tiempo después del hundimiento encontraron una muñeca en una playa). Aunque no llego a entender la necesidad del último párrafo, es más, personalmente creo que sobra y quedaría un relato más a mi gusto, pero claro. Suerte, Juana.
    Luego de leer los comentarios entiendo ese párrafo. No me fijé en el título. En tal caso mi recomendación hubiera sido que los párrafos fueran de longitudes similares. O no, qué se yo.

    1. Me alegra saber que te ha gustado el relato y que me digas las pegas que le ves. Así se aprende. La verdad es que no había pensado en las longitudes de los párrafos. Aunque el relato esté centrado en la niña, la muñeca y su cuidadora, pensé en reforzar las señales reflejando también al pasajero del camarote vecino. Muchas gracias, Javier, por comentar. Saludos.

  9. Salvador Esteve

    Juana, inquietante relato, lástima que las señales fueran tan cercanas a la tragedia. A mí me parece un final abierto, pues considero que la historia de la muñeca no acaba en el Titanic. Muy buen relato. Abrazos y suerte.

  10. Isabel

    Una niña muy lista que escucha que su muñeca va a necesitar un bañador esa noche. La muñeca, la primera que abre bien los ojos ante el impacto. Me queda el consuelo de que ella pueda cuidar y sacar a flote a la pequeña.
    Qué bien has ido dejando las señales en tu relato.

    1. No se puede resumir mejor, Isabel. Tu deseo se hizo realidad y se salvaron. No sé si existió una muñeca, pero habiendo una niña es muy probable que la hubiera. Me alegra que hayas visto tan claras las señales. Agradezco mucho tus palabras. Saludos

  11. Virtudes Torres Losa

    Juana, fantástico relato. Me ha gustado muchísimo.
    Lleno de «señales» como bien indicas en el título.
    También lleno de imágenes. Besos.

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