Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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SEP52. CODO A CODO PERO TAN SOLO…, de Christine Cleret de Langavant (kistila)

Quince días de permiso…
El tren traquetea… bostezos, ronquidos de compañeros que cabecean.
Codo a codo y a pesar de ello tan solo…
Ritmo opresivo de las ruedas que repiten con exaltación las mismas palabras. Cadencia obsesiva invasora…
Codo a codo pero a pesar de ello me siento tan solo…
Recordarme que en casa tengo de cuidar mis modales olvidados en el ambiente zafio del cuartel…
Recordarme que no se puede hablar del conflicto: callar la verdad para preservar el optimismo de los civiles…

Quince días de permiso…
Tantas ganas de tenerla en mis brazos…
Pero tenerse que refrenar: la última vez me reprochó de abalanzarme sobre ella como salto sobre mi tanque…
Tan limpia, tan educada, tan etérea… “¡cariño me haces daño!” musitó… ¡y yo que tanto la quiero!…
Quisiera ella carantoñas, palabras bonitas y que la ofrezca flores ¡pero si no hay flores en el frente!…
Mi cuerpo sobre su cuerpo y a pesar de ello… ¿o quizás por ello?… ¡me siento tan solo!…

Quince días de permiso…
Perpetuo fantoche entre ella y el frente…
Traquetea mi vida entre bombas y dulzonas palabras… vino peleón y tisana vesperal…
Codo a codo, cuerpo a cuerpo, ¡Me siento tan solo!

23 Responses

  1. Describes y transmites muy bien los sentimientos del soldado en el frente de batalla que regresa, por unos días, a su hogar. La guerra le ha cambiado, le ha despertado su lado animal. Ya nada será igual,ha visto demasiado horrores.
    Me ha gustado mucho, Kistila.

  2. gracias Calamanda y Amelie…
    una guerra cambia mucho a un hombre…
    pero también el hecho de que le este prohibido hablar de ello… porque si al volver de permiso puedes descargar tu corazón, compartir tus vivencias, superas mejor la trauma no solamente de ver horrores, pero haber sido llevado a cometerlos…
    también esta el otro problema añadido… ciertas mujeres no entienden lo de la sexualidad reprimida… y ven como una ofensa o una animalada lo de ser deseada y que lo demuestren…

    1. gracias susana por haber «resentido» la canción subyacente al texto…
      porque este «homenaje» lo escribí en un tren de noche (hace mucho tiempo y en francés) y continuamente el ruido de las ruedas ritmaba mi escritura…
      me sentía sola… particularmente sola… y me acorde de este «soldado» y de su experiencia… ¡que solo se debía sentir!…

  3. Una extraordinaria manera de explicar la sensación de soledad del soldado,que además no se va a ver compensada como él quisiera, lo que añade todavía más soledad.
    Muy acertada la idea del traqueteo del tren dando ritmo al relato. Felicidades y suerte

  4. Hola Kistila, está muy logrado esa cadencia monótona del tren con la repetición de palabras y muy creíble ese diálogo interior del soldado que entremezcla la guerra, la amada, la soledad y la contradicción de sus sentimientos. Abrazos

  5. Ese traqueteo y ese tren, codo con codo, …pero con tanta soledad de por medio, me ha sumergido en la atmósfera que creo que pretendías mostrar. La forma de contarlo nos sumerge en los sentimientos del soldado acompasados por el movimiento del tren, efectivamente, nada será igual cada vez que regrese del frente. Algo le ha removido por dentro y nos regala este soliloquio en soledad.

    Un abrazo Christine y gracias por comentar mi texto ¡mucha suerte para tí! y nos leeremos más veces.

  6. gracias a ti Laura…
    dentro cosa de 5 horas estaré en avión camino de París… la soledad se puede sentir hasta en bicicleta…
    añoro los viajes en tren de antaño, de estos trenes de vapor, con estos ruidos tan variados… y el pasar por los túneles y levantar la ventanilla a todo correr… y estos compañeros de compartimento que comparten tu vida durante un mínimo de 7 horas… viajar en tren hasta París antaño era una verdadera experiencia existencial…

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