Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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14. Siempre tranquilos. Daniel Irazu.

Cuando nació el laberinto no estaba. Supo de niño que en el camino al mar había una tapia y que, desde torres con campañas, vigilaban a quienes intentaban alcanzar la costa cruzando los bosques del Norte. De joven interrumpió su viaje a Levante, unos guardias sin uniforme pero con fusiles le prohibieron el paso. Se hizo hombre mientras los mercaderes de Poniente levantaban tiendas en las calles que después cortaban. Era padre el año en que los del Sur pusieron fronteras.

Compró una vivienda en el ático del edificio más alto para estar cerca del cielo. Por las ventanas descubrió que la ciudad llegaba al horizonte. Aún tenía esperanzas; porque recordaba cómo se ocultaba el sol pintando de rojo, naranja, y morado los cielos del verano, y no había olvidado los amaneceres que brillaban sobre la humedad tendida en los campos por los fríos del invierno.

Su hijo murió de aquella enfermedad en el estómago; gordo como los otros, con esa sangre cargada de veneno común en todos. Entonces, sin saberse parte de la culpa, quiso retirarse al lugar llamado Naturaleza. Pero ya era tarde y, aunque recorrió la larga avenida de la Civilización, jamás encontró un cartel de salida.

28 Responses

  1. Ines Z. López

    Estoy con Manuel, no hay nada más peligroso para el hombre que él mismo. Un relato en el que perderse y pensar.
    Un abrazo, Daniel.

    1. Daniel Irazu

      En justa correspondencia con el regalo de tu sesión de Anma, te ofrezco un mapa de mi relato. Además, como para mí hoy es un día cargado de esperanzas, y con ganas de escribir, te ofrezco las mejores rutas para recorrer ese mundo que he imaginado.
      Cuatro son los puntos cardinales –trabajar con la Rosa de los Vientos no es posible en doscientas palabras-, y cuatro los males de la Humanidad que reflejo. Las torres con campanas: la religión; los guardias: la coacción ejercida sin el derecho del que hablaba Hobbes; el mercadeo en calles sin salida: el capitalismo; la política egoísta: las fronteras.
      La Humanidad, al personaje del cuento, crece en edad junto a los referidos cuatro males.
      Cuando nació la Humanidad el laberinto no estaba. Se fue creando, lo fuimos creando. Los descendientes de los primeros hombres y mujeres buscamos ahora el aire limpio en las alturas, en construcciones rodeadas de otras precedentes y excediéndose hasta el horizonte sin dejarnos ver Tierra virgen. Hemos hecho dejación, consciente o inconscientemente, del derecho a vivir en la Naturaleza. Enajenados de nuestra esencia humana, nuestros hijos parecen condenados a enfermedades antes desconocidas. Si no nos damos cuenta, si no comprendemos que somos parte de la culpa, cuando queramos escapar del laberinto que hemos levantado, no encontraremos la salida.

  2. Somos la llamada civilización, la que se aisló de la naturaleza en pos de la comodidad presos del consumismo y la tecnología ya no podemos mirar atrás…
    Un llamado de atención tu relato Daniel.
    Mucha suerte.

  3. Gracias a tu explicación en la segunda lectura he sacado toda la miga que llevaba dentro. Es cierto, como sigamos así, los portadores de enfermedades raras, ya no lo seremos tanto.
    Un abrazo

  4. Daniel Irazu

    Me ha gustado el comentario. Siento curiosidad por ti, una persona que habla de sí misma con la ironía y el sarcasmo que muchas veces utilizas forzosamente debe ser interesante e inteligente -cualidades no siempre unidas-. Siento que no coincidamos en Valladolid. Los dos, viejos en sabiduría, nos llevaríamos bien…o mal pero con exquisito saber estar.

  5. Blanca Oteiza

    Daniel, precioso relato sobre la civilización humana contado con una hermosa metáfora (gracias por la explicación que has dado quedando mucho más claro).
    Un abrazo

  6. María Ordóñez

    Excelente denuncia. He recordado la impresión tremenda que me dejó viajar por la costa del Mediterraneo. Prácticamente, no hay un espacio vacío, natural. Una gran angustia me acompañó en todo el trayecto. Felicidades, tu relato me ha vuelto a recordar que somos responsables de esta desgracia!

  7. Este es un micro literario en todo su esplendor. Y mira que yo pensé incluso en la República cuando hablas de los tres colores del sol. La imagen que más me ha gustado ha sido esta: Compró una vivienda en el ático del edificio más alto para estar cerca del cielo. Saludos y suerte.

  8. Daniel Irazu

    Gracias por el comentario. Inteligente tu referencia cromática. La verdad es que no pensé en banderas. De todas formas, sobre los tres colores en la puesta del sol, de haber cambiado el naranja por el morado hubiera elegido la imagen de un amanecer.

  9. Nieves Martínez Menaya

    Un relato con dinámica propia, cuidadosamente distribuida y diseñada para que tenga el ritmo que necesita toda historia narrada y bien resuelta.
    Eso sí, tras » nació», yo hubiera puesto coma, que me lo pide a gritos, pero claro, no soy muy de fiar, que no tengo mucha idea de estas cosas. Un relato con numerosos recodos sutiles y de gran valor literario en su planteamiento .

  10. Reve Llyn

    El texto está muy bien escrito, pero me ha dejado un mal cuerpo…que supongo era lo que se pretendía. Felicidades.

  11. ¡Tremendo texto! y esa frase final:Pero ya era tarde y, aunque recorrió la larga avenida de la Civilización, jamás encontró un cartel de salida, es contundente y un buen resumen de todo el texto. Para volver a leer de nuevo y descubrir todas las aristas que contiene.

    Mucha suerte

    Besitos

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