Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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70. SÍNDROME DE ESTOCOLMO (Mercedes Marín del Valle)

A tientas buscó la linterna y cuando logró encenderla abrió levemente los ojos y apuntó de lleno al viejo reloj. Las cuatro y media. Escondió su rostro bajo la sábana y apretando los párpados y también los puños, entró en el día evaluando daños.
Aunque muchas veces recurrió a los recuerdos para seguir amándolo, hoy estaba dispuesta a asumir la realidad que siempre encubría por conveniencia.
Hubo un tiempo, al principio, en que le gustaba que fuera un poco celoso, pero ahora, después de cincuenta años le angustiaba seguir siendo presa de la desconfianza y de los ataques de celos que lo transformaban en un ser huraño, de mirada oscura y verborrea cruel.
Le acongojaba sentirse minuciosamente observada, cada paso, cada acción y, sin embargo, aún lo quería.
Mientras las manecillas del reloj seguían su curso hacia el nuevo día, la mujer concluyó que en aquella batalla agotadora ella había perdido su vida entera pero él tampoco salió victorioso porque aunque seguiría cuidándolo como el primer día, nunca más vería su sonrisa de niña dulce, aquella de la que un día se enamorara.

22 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Complicados seres humanos, capaces de amar y odiar a un tiempo, de mantener una relación malsana, en el límite o más allá de lo soportable, como si no hubiese nada más en el mundo, o ese mundo no pudiese cambiar. Una visión desde dentro del famoso síndrome de la capital sueca, que puede darse en cualquier parte del mundo, quizá más cerca de lo que nos creemos.
    Suerte y un saludo, Mercedes

  2. Reve Llyn

    Terrible batalla la que nos cuentas. Hay una creencia popular en torno a los celos que los dignifica cómo verdadero amor, nada más lejos de la realidad, que no nos vengan con cuentos ;P

  3. Aunque en muchos países se estén librando crueles batallas, casi siempre en desigualdad de condiciones, pensé que la batalla que he querido reflejar es muy común en muchos hogares, una batalla encubierta, silenciosa y que deja muchas víctimas, a veces hasta el agresor es una víctima también, de si mismo.
    Gracias a vosotros, Ángel, Reve y Blanca. Feliz fin de semana.

  4. A mi me ha gustado mucho el punto de vista y el momento del día en el que sitúas la acción: ese comienzo de jornada, cuando todo está por suceder, pero aún así se sabe (ella sabe) que nada va a cambiar. Es en verdad un momento de derrota y tu lo has reflejado muy bien. Incluso esa última frase, en lo que parece una sentencia vengativa, es también un reconocimiento de la propia derrota.
    Muy bueno. Felicidades

  5. Gracias Anna. Es seguro que todos sabemos cuando alguien no nos trata bien, aunque de cara a la galería parezcamos ignorantes, en la quietud de la noche. paradójicamente, todo se nos muestra especialmente claro.
    Saludos y mucha suerte en las letras y sobre todo en la vida.

  6. Es un misterio esto de las relaciones entre iguales que acaban emparejados. Hay mucho escrito pero todo es apócrifo. Nadie sabe en realidad qué hay, cómo hacer ni dónde va a llegar. Tu relato me evoca esa mirada atrás, ese he desperdiciado mi vida, y sobre todo ese ya no sé hacer otra cosa. Original manera de explicar la situación. Mucha suerte 🙂

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