Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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82. Sorpresa

El ruido ensordecedor y escalofriante del tiroteo había cesado de pronto, como si me hubiera quedado repentinamente sordo. Mi arma seguía humeando mientras trataba de controlar mi cuerpo que se sacudía en fuertes temblores. No podía entender por qué seguía pasando después de tantos años como soldado. Salí de mi guarida para buscar a mi víctima y asegurarla con un merecido balazo en la cabeza. Ya no estaba para juegos. La tierra crujía bajo mis botas al avanzar paso a paso, el calor me sofocaba bajo el uniforme y sin quitar mi ojo de la mira rodeé el destartalado auto desde donde provenía el ataque. Fue entonces donde lo vi. Mi sangre se detuvo en mis venas y mis piernas dejaron de sostener el peso de mi cuerpo cayendo de rodillas. No era un hombre adulto sino un niño el que yacía de espaldas. Respiraba trabajosamente hasta que en un sufrido jadeo dejó de moverse por completo. La metralleta en sus manos mató el último vestigio de inocencia en él, y el certero tiro en su pecho acabó con el resto de fuerza en mí rompiendo a llorar.

10 Responses

  1. Mª Belén Mateos

    En el campo de batalla nunca sabes contra que disparas, parece que todo vale hasta que te das cuenta de algo tan terrible como lo que cuentas en tu relato.
    Buen y triste texto.
    Un beso Amanda.

  2. Nadie se acostumbra al estampido de una escopeta , de un disparo ni siquiera los más duros mantienen firme el hombro. siempre hay un retorno y es el que nos muestrass en el relato.

    Sólo una cosa me chirría un poco en el ligado de frases «Mi sangre se detuvo en mis venas y mis piernas dejaron de sostener el peso de mi cuerpo cayendo de rodillas» demasiado posesivo no?
    Saludos y suerte

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