Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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100. SUPERDESCENDENCIA (Margarita del Brezo)

—Que sí, que sí, te aseguro que es auténtico —repite ante las dudas del hombre que lo examina bajo la luz exangüe de la única farola que queda en aquel callejón apartado de miradas indiscretas.

Si le pregunta, que seguro que lo hará, como hacen todos, contará lo de siempre: que lo encontró cuando los técnicos del ayuntamiento desmantelaban la última cabina del barrio. Necesita el dinero para comprar las medicinas y algo de comida así que aceptará lo que le ofrezca. Cada vez es más difícil venderlos. La gente ya no cree en superhéroes, pero eso no se lo dirá nunca a su abuelo. Tampoco que este es el último traje que queda en el armario.

14 Responses

  1. Martín Zurita

    Hola, Margarita.
    Felicidades por tu selección entre los mejores del Colectivo Peláez. Simpático texto el que nos ofreces, pero con su carga de profundidad. Un héroe de lo cotidiano, un niño bueno que mira por su abuelo enfermo y, para cuidarle pone en funciones un comercio muy singular y complicado: vende trajes de superhéroe, caídos en el más flagrante descrédito. Una misión casi imposible. Y la cosa se le complica con ese final abierto que has escrito: ya no quedan trajes para vender en el armario. ¿Cómo se las apañarán de ahora en adelante? Seguro que bien pues de ese infante cabe esperar que aguce el ingenio. Algo se le va a ocurrir seguro con tal de demostrarle su cariño al abuelo. El texto esta estupendamente armado, con un claro conflicto, muy bien estirado como si se tratase de un chicle, el núcleo, un final potente y un título acertadísimo. Mi muy enhorabuena por todo ello. Y un beso tan formidable, de ser posible, como tu relato. Ahora a por el Museo de la Palabra, ¿me equivoco? Bueno, ya por el próximo Abogados, donde lo bordas.

    1. Margarita del Brezo

      Martín, eres increíble. ¡Vaya comentarios te gastas! Un análisis detallado con sabor a fresa ácida (mis chicles favoritos de la infancia, aunque ya me cuesta encontrarlos y tengo que conformarme con los de menta extrafuerte para, de paso, esconder el sabor amargo de la nicotina) y detalles de esos que conquistan a cualquiera que tenga un mínimo de sensibilidad. ¡Gracias!
      No sé qué hará el joven descendiente ahora que se ha quedado sin los auténticos trajes de Superman; quizá se encuentre con los hijos del Hombre Araña y monten entre todos una empresa de ala delta sin motor, que las ganas de volar nunca pasan de moda. Si te enteras, me avisas.
      Con los abogados es un querer y no poder; me conformo con que no me metan en la cárcel porque, como le pasa al personaje de este mes, tengo la sensación de que ese juicio lo tengo perdido.
      Y el Museo de la Palabra, ni idea de lo que es 🙂
      Un beso y gracias otra vez.

  2. Jesús Garabato Rodríguez

    Como hoy estoy un poco vago, refrendo todo lo que te dice Eduardo por ahí arriba. Él sí que sabe. Saludos y suerte, Margarita.

    1. Margarita del Brezo

      Es admirable que estés al pie del cañón siempre, Jesús, incluso cuando estás un poco vago. Ya quisiera yo. No es nada fácil comentar, o al menos a mí me cuesta un mundo y, claro, así me va, que ando perdida por el espacio y con mucho cuidado de no estrellarme.
      Un saludo y muchas gracias.

  3. Ángel Saiz Mora

    Un mundo en el que la gente no cree en superhéroes, en el que los últimos están (valga la redundancia) en las últimas, es un mundo sin futuro. Menos mal que siempre queda un resquicio al que agarrarse, ese nieto que, con su buena intención y la buena genética que lleva dentro, es toda una esperanza.
    Tierno y triste relato, perfectamente narrado, marca de la casa.
    Un abrazo y suerte, Margarita

    1. Margarita del Brezo

      Los superhéroes no son lo mío, debe de ser que conozco a pocos y por eso me ha salido una triste historia (en todos los sentidos). No como tú, que escribes de lo que sea y ganas por duplicado, y, también sacas tiempo para analizar lo que escribimos los demás. Eres un «superÁngel».
      Enhorabuena por todos tus éxitos y gracias por los buenos momentos de lectura que nos regalas.
      Un abrazo.

  4. Barceló Martínez

    Hola Margarita. Un relato muy original el tuyo. Al leerlo, el pensamiento se puso a divagar y acabé reflexionando que los superhéroes no cotizan y al llegar a la vejez… Seguro que lo tendrán más fácil los villanos que atesorarán cuenta en Suiza y no necesitarán un «Supernieto» que les saque las castañas del fuego. El bien es poco rentable, ¡qué pena de mundo! Nada, perdona que me haya dado por buscar esa lectura tan rebuscada, cuando la mente divaga… Un abrazo y mucha suerte.

    1. Margarita del Brezo

      Anoche mismo tuve yo una conversación que versaba sobre la poca rentabilidad que tiene ser honesto y fiel a las propias convicciones así que mejor no hurgo en la herida, ¿verdad?
      En fin, que somos mentes divagantes gemelas; igual nos encontramos algún día en el espacio «mentelar» y celebramos cualquier cosa, que, afortunadamente, todavía quedan motivos.
      Un abrazo y muchas gracias.

  5. Enrique

    Da mucha pena el que este niño tenga que recurrir a vender los trajes de su abuelo, por todo lo que ello dice sobre la época de decadencia en que están inmersos los personajes en ese momento, pero el que ese traje sea el último…
    Simpático y triste relato, además de ingenioso, tierno, extraordinariamente contado.. En fin, tuyo, Margarita.
    Mucha suerte con él.
    Un abrazo.

    1. Margarita del Brezo

      Unas épocas se acaban para dar paso a otras, y a otros que vienen con fuerzas renovadas. Ya sabes: «todo fluye, nada permanece», salvo los recuerdos y las ganas de volar.
      El último traje puede ser un buen momento para cambiar, y no solo de vestuario.
      Creo que ya te lo he dicho alguna vez, Enrique: me encantaría leerme como tú me lees. Quizá algún día, cuando ya no tenga nada que ponerme…
      Un abrazo y gracias.

  6. Después de leer los comentarios precedente, poco que añadir: sólo que a mí no me ha parecido que sea tan niño tu prota (solo, regateando con un hombre a la luz de una farola…), pero igual me equivoco. De todos modos, ese detalle no tiene importancia para la historia que, por cierto, está exquisitamente hilada.
    Y te voy a decir otra cosa: me encanta que hayas hecho que nuestro superhéroe sea un anciano. Su nieto, ese superdescendiente del título (niño o adulto), a lo mejor no tiene superpoderes, pero tiene corazón.
    Un abrazo, margarita. Y suerte,

    1. Margarita del Brezo

      Yo visualicé un muchacho también, Anna, pero parece que tenemos asociada la palabra «nieto» a niños pequeños, quizá porque son pocos los afortunados que llegan a la juventud-madurez con los abuelos a su lado. Lo que está claro es que «nuestro nieto», más que un superhombre, es un hombre que va al super y que se busca la vida como puede y le dejan, igual que la mayoría de los mortales.
      Los «supermanes» han quedado obsoletos y no les queda más remedio que dejar paso a los héroes de las nuevas generaciones. Aunque volverán, como la música de los 80.
      Un abrazo.

  7. Salvador Esteve

    El nieto no ha heredado superpoderes, pero sí la tenacidad de la lucha y el cariño y el respeto hacia su abuelo. Sin duda, héroes terrenales. Muy bueno, Margarita. Abrazos y suerte.

    1. Margarita del Brezo

      Los poderes de Superman solo se transmiten de padres a hijas, y como no ha habido féminas en la familia… Lo que no sé yo es lo que habrá pasado con el padre del nieto, tengo que investigar.
      Y como bien dices, Salvador, no todo es volar en esta vida. Con los pies en la tierra también se pueden realizar grandes misiones.
      Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo.

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