Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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05. SUPERHÉROE (EDUARDO MARTÍN ZURITA)

Veo caer un trocito de cielo azul y lo agarro antes de que el otro mendigo llegue siquiera a parpadear. Se acabó la mano alargada sentado en el suelo poniendo cara de pena. Adiós a las ropas mugrientas y a los hurtos. Mi superhéroe, providencial, me arde sin embargo en la mano. Lo suelto, me tuerzo el tobillo y me doy de bruces contra la gravilla del parque donde malvivo. El compañero de penurias me supone jugando, y me pide que le cambie, a cielito, por el azulenco trozo de cristal que termina de sacar del bolsillo y frota brioso contra el pantalón. Cielito suelta doce diabólicos exabruptos, tal vez alguno más, mi oído no es ahora sutil, encapotándose hasta volverse marengo. Hubiera querido ser mirlo, con su trotecillo, para poder refugiarme en un seto. Se me han roto los pantalones y la chaqueta y no encuentro el sombrero de pedir. El diluvio me traspasa: voy a coger una pulmonía doble. Agarro de nuevo ese trocito de cielo y lo tiro a la papelera. Lo de los superhéroes no pasa de engaña muchachos. Terminan jugándotela. Yo sí que soy un superhéroe. Un superhéroe sin poderes.

41 Responses

  1. María José Viz Blanco

    ¡Bendito héroe sin poderes, Eduardo! Me ha sorprendido gratamente la temática y la manera de trabajarla en tu gran microrrelato. Ese «trocito de cielo azul» da más problemas que alegrías a unos niños que sueñan con salir de una pobreza en la que no han pedido vivir. ¡Enhorabuena, amigo! Tocas la fibra sensible y en tu micro suceden cosas, hay acción…
    Un abrazo muy fuerte.

    1. Martín Zurita

      Hola, María José.
      Buena interpretación la tuya entre otras posibles. Puede que uno de los niños, para suma de males, esté perdiendo capacidad auditiva. Después de todo, para lo que hay que oír. Salvo Cuac.fm, ya sabes. Sí, suceden cosas, concretas. Es un micro dinámico, y no estático, parado, quieto, quieto parao. Y con un final conclusivo tras el desengaño del personaje principal. he leído por ahí, y escuchado a Ginés S. Cutillas que son los finales que se llevan. En fin, gracias por tu comentario. Y un beso inmenso.

  2. Jesús Garabato Rodríguez

    Pues sí que hay acción, como dice María José. Y de la buena. Aunque no es que entienda demasiado algunas cosas -si es que hay que entenderlas-, me parece genial el desarrollo del relato y su conclusión, claro. El mayor superhéroe es aquel capaz de superar las dificultades que le ponen delante la vida y los demás. Ese trocito de cielo, primero, pensé que era un fragmento de meteorito incandescente , luego un ¿reloj? y, más tarde, una especie de entelequia. Puedes llamarme loco. Me ha gustado mucho. Suerte, Eduardo. Saludos.

    1. Martín Zurita

      Hola, Jesús.
      Es un texto de interpretación poliédrica y con mixturas surrealistas. pero, bueno, el superhéroe Trocito de cielo azul es eso, un pedazo de cielo (atmósfera con metáfora)que hay que tomar en sentido del cielo, el lugar de lo mejor posible. Es alguien de quien se espera lo mejor, un pedacito de Dios, rey de los celos, como lo entiende el mendigo. Alguien a quien Dios envía para hacer su vida más llevadera. Y le sale rana, le sale todo un diablo que arde en su propio infierno y le quema en la mano y le llena de inconveniencias. José Manuel Caballero Bonald escribió, hace tiempo, un libro, un poemario tirulado «Descrédito del héroe», pues imagínate del superhéroe. El mendigo se desengaña, ya ni un trocito de Dios le funciona, y lo arroja a la papelera, teniéndolo por un camelo, y reivindicándose: él si es un superhéroe nadando entre la nada y un camarada para su compañero de fatigas. Ese Dios crónico y desentendido, que ponía Mª José de relieve en la encerrona de micropoesía, está presente aquí. Solo que activo y endiablado. No sé si ahora se entiende mejor el texto. Yo lo tenía y tengo clarísimo, pero… Un enorme abrazote. Y muchas gracias por tu comentario.

  3. Ángel Saiz Mora

    Como Jesús, yo también había identificado ese trozo de cielo con un meteorito, al caer desde arriba y debido a su temperatura. También podría tratarse de un pedazo de atmósfera en el sentido literal, puro aire, algo imposible de atrapar con las manos, que puede tornar del plácido azul a la amenazadora tormenta. Pero las cosas no caen del cielo, por mucho que se diga. Un mendigo lo seguirá siendo. Para él, sobrevivir cada día, luchando contra los elementos y buscando la subsistencia donde no la hay, ya es en sí una auténtica proeza.
    Un abrazo, Eduardo. Suerte

  4. Martín Zurita

    Hola, Ángel.
    El mayor superhéroe que pudiéramos imaginarnos es Dios, que preside el cielo, en teoría el lugar de lo mejor posible. Precisado esto, y añadiendo que «trocito» es u pedazo de Dios, todo un diablo que arde en las manos de su propio fuego infernal y propicia al mendigo toda suerte de desventuras, la contra de Dios, la segunda parte de tu interpretación es absolutamente de recibo. las cosas no caen del cielo, no, que se lo digan a los escritores, sin ir más lejos. El mendigo bien que lo comprende y tira ese surrealista trocito de Dios a la basura. «Got is thot», que dijera Niezstche, Dios ha muerto. El alma del micro es la negación de Dios, la altura, y la reivindicación de la medianía, lo que todos somos frente a ese supuesto ser COLOSAL. El cielo, a lo mejor, es otra sucursal del infierno. No hay
    superhéroes lejos de la vida digamos normal, humilde, como el personaje de tu texto sí es un superhéroe. Gracias por tu comentario y un abrazo muy muy grande.

  5. Salvador Esteve

    Un trocito de cielo, un atisbo de felicidad que enderece su precaria vida. Aunque la torrencial realidad moja su presente y se da cuenta de que no hay más poder que la valentía de sobrevivir a pesar de todos, a pesar de uno mismo. Gran relato, Martín, sobre la supervivencia y la libertad de cambiar tu camino. Abrazos y suerte.

  6. Martín Zurita

    Hola, salvador.
    Cielo equivalente a felicidad, me gusta. Lejos de una interpretación literal y cerca de la metafórica, lo por mí pretendido. A atisbo de felicidad: el mendigo piensa que ese trocito de cielo providencial (Dios, la providencia) le va a cambiar la vida. Craso error. La lucha por la vida estará siempre ahí, para que sea uno el superhéroe que se redima si le alcanza. Supervivencia y libertad, dos términos cruciales, muchas veces, como en el caso del mendigo, con casi todo en contra. hasta con el compañero que pretende cambiarle por nada esa posible felicidad. Muchísimas gracias por tu sagaz comentario y un abrazo de los grandes.

  7. Me enternece y me duele tu niño-héroe-mendigo, MARTÍN. Porque no es un héroe de cómic sino de verdad, que no necesita visión de rayos equis para ver la realidad tal como es y hace frente a los elementos con toda su inocencia y carencias y deficiencias. Me hizo acordar a «Diógenes y el Linyera», una historieta que todavía se lee aquí en Argentina, en el Diario Clarín (https://es.wikipedia.org/wiki/Di%C3%B3genes_y_el_Linyera).

    Cariños,
    Mariángeles

    1. Martín Zurita

      Hola, Mariángeles.
      La dura realidad duele, nos duele, sí, y mucho. Nos duele en los cojones del alma, como diría Miguel Hernández. Pero no sabemos gestionar ese dolor, darle una salida como para que no vuelva a repetirse. Nos faltan, pues eso, lo que dijo el gran pastor de Orihuela, uno de los mejores poetas de siempre.
      Gracias por tu comentario, muchas, y por el enlace. Un beso de la misma naturaleza que el anterior. Si cabe, más cariñoso.

  8. Barceló Martínez

    Hola Martín, conociendo tu gusto por la poesía y tu buen hacer poético, yo he leído varias veces tu texto intentando desvelar la metáfora. Pensé que un trocito de cielo le había caído al mendigo en la mano y que él creyó que eso le ayudaría mejorar su situación, pero luego, dados los acontecimientos, se dio cuenta de que no le cayó un bien, sino el cielo encima y bastante heroicamente aguantaba ya lo que tenía.
    Creo que no es malo que los relatos tengan varias lecturas, el surrealismo se presta mucho a ello. Un abrazo y toda la suerte que el cielo le niega a tu personaje.

    1. Martín Zurita

      Hola, Barceló, don Ángel.
      Gracias por lo de poeta, tú no eres manco tampoco y un gran narrador y comentarista. Lo demuestras con mi texto: siento que te haya costado varios intentos llegar a una interpretación por demás correcta a mi parecer. Es justamente esa. Y el juego del surrealismo: no tomar al pie de la letra ese trocito de cielo (obviamente intangible y nada susceptible de poder ser arrojado a una papelera); debe tomarse en sentido metafórico, como si tuviera corporeidad esa especie de ladrillo del cielo. Pobre personaje mío, el de la vida adversa, pobres de todos nosotros, tan trompicados, aunque la amistad nos redime, y más aún nuestra comunión fervorosa con las letras. Un abrazo así de grande. Y muchísimas gracias por tu tesón interpretativo, poeta.

  9. Hola, Martín, después de varias intentos entiendo que los exabruptos de cielito, (jajaja, qué imaginación), no eran los de un pajarito, que era en quien yo pensaba en una primera lectura.
    Me has hecho pensar, jugar, fantasear; gracias por hacerme pasar tan buen ratito.
    Un abrazo y éxito con tu micro.

  10. Martín Zurita

    Hola Rosy, mi gran Rosy Val.
    Me complace que el texto te haya inquietado y divertido un ratito, que, sin duda, es mucho tiempo. El tiempo sí que tiene alas.
    Este cielito más que un pajarito es un buen «pájaro», uno diabólico. Pobre mendigo tan esperanzado, con ese emisario divino, supuestamente providencial, benefactor, y luego… Siempre aterrizamos en la espinosa realidad, todos. Pero para eso tenemos la literatura, uno de los mejores antídotos contra ese veneno en que tantas veces se convierte la vida. Gracias por tu comentario y buenos deseos. Y un beso de larga duración. Una especie de beso tatuaje, o calcomanía.

  11. Beneficiado por las lecturas de comentarios anteriores, veo claro la atmósfera- metáfora del cielo azul, que muy al contrario de lo que se podría esperar de su concepción cuasi poética, resulta inútil. Y es que nadie nos salva. Esa conclusión a la que nos llevas, la de ser nuestros propios superhéroes, me parece una manera extraordinaria de hacer tomar tierra a un relato que ha fantaseado con lo imposible (en algún momento me parecía un delirio del vagabundo que pudiera estar, incluso, un poco «puesto») y de darnos un empujoncito de confianza y estímulo para no dejarnos caer.
    Saludos, Eduardo.

  12. Martín Zurita

    Hola, Manuel.
    Las lecturas siempre benefician, el tomar nota de los diversos, y hasta a veces encontrados puntos de vista. Un relato no es más que un punto de vista que pudiera prestarse a variopintas interpretaciones. ¿Por qué no podía estar «colocado» el vagabundo con el fruto de sus hurtos, seguramente al descuido y a otros vagabundos? La conclusión final que obtienes, lo hondo de la sandía, lo fundamental, lo has visto y plasmado a la perfección. Ya lo dijo Ortega y Gasset… «y si no salvo mi circunstancia no me salvo yo». Pero eso es tan difícil entre un mar de escollos. En mi opinión, somos sombras que raramente se iluminan para volver a ser sombras. Empero, hay que luchar. La lucha, hasta contra uno mismo, sobre toco contra uno mismo, es lo que dignifica al hombre y le inviste de relieve. Y la amistad, la fraternidad, la cooperación. El no sentirnos tan solos como solemos sentirnos. Tu comentario me ha acompañado y robustecido. Muchas gracias pues y un hondo, profundo abrazote.

  13. Calamanda

    Eduardo, bonita tabla de salvación para esos personajes de la calle, y superheroes. Me gusta como lo cuentas, intuyo tintes poéticos en tu historía. Suerte y abrazos

    1. Martín Zurita

      Hola, Calamanda, mi fiel, mi querida Calamanda.
      Es hermoso salir a la calle, penoso vivir en ella, o en una parte de la ciudad como lo es un parque. Uno mismo como genuina tabla de salvación, he ahí el mensaje más concluyente del texto, que puede tener esa poesía que intuyes y, desde luego tintes surrealistas, utópicos, idealistas, como prefieras. Me gusta que te guste como lo cuento, tratando de facilitar la lectura, de darle fluidez, agilidad.
      Un beso muy grande de este Ulises navegante por el piélago de las letras. Un beso que encierra en sí mucho agradecimiento.

  14. J. Ignacio

    Hola, Eduardo. Está genial, como siempre, aunque debo decirte que entre tu relato y el que espero publicar yo en breve, hay un no sé qué en común. No te preocupes porque poco o nada tienen que ver, pero es como si hubiéramos preparado recetas diferentes usando ingredientes similares.

    Ya lo verás si consigo ponerle título, es lo único que falta pero estoy teniendo muchos problemas con esa parte.

    Un abrazo

    1. Martín Zurita

      Hola, J. Ignacio.
      En primer lugar, espero que des con el título para tu relato. El enfoque de los títulos también depende del cristal conque se mire. Que si deben formar parte de la historia sin destriparla; que si deben aportar a la historia algo más de lo que ya contiene, es decir, completarla. Bueno, darás con él, veras como sí.
      No es raro que dos mentes coincidan cuando se propone un tema. No te apures. Deseo que lo hagas mejor que yo. Que tu texto sea una buena receta, como doy por seguro. Lo de «genial» me sonroja y el «como siempre» más todavía. Pero lo agradezco, no creas que no. El reconocimiento a lo que uno hace con mucho esfuerzo y con ganas de no defraudar resulta fortalecedor. Te leeré con el máximo placer e interés, y espero estar a la altura en el comentario. Muchas gracias por el tuyo y un abrazo muy fuerte.

  15. Eduardo, meterse en tu micro es entrar en la fantasía con toques de realidad que no te dejan apenas pensar, tan solo te dejas llevar. Madre mía, pero porqué me haces esto… Lo he tenido que leer dos veces jajaja
    Me ha gustado mucho el ritmo, es trepidante, rápido como una película de acción de superhéroes.
    Besos

    1. Martín Zurita

      Hola, Inés Z.
      El texto, iba a decir lienzo, pues lo escribo,tiene pinceladas fantásticas o surrealistas mezcladas con una realidad atroz,la de los menesterosos, la de los venidos a menos, la de los sojuzgados, la de los despojados.
      El ritmo, la fluidez es un elemento esencial en un texto breve (bueno, en todos; aunque en los más largos, a veces conviene remansar las aguas, intencionadamente). Si he conseguido eso que dices, pues estupendo. Esos textos que te atrapan y te llevan de la mano hasta el final provocándote una relectura. Textos con mucha acción. Textos dinámicos, nada estáticos. Escribo para vosotros y no te puedes imaginar lo que me crezco con vuestros comentarios, vaya que sí: levito casi, alzándome sobre mi humilde humanidad. Me abrís la espita del tratar de hacerlo bien, rehuyendo la mediocridad. Muchos besos trepidantes y otros remansados para ti. Aguardo tu texto, que comentaré con la máxima sagacidad que me sea posible.

  16. Ton Pedraz

    Hola Eduardo. Me parece increíble tu historia. La he interpretado como un hecho símbólico, abstracto, que ese protagonista tuyo acostumbra a experimentar cada día, para poder seguir adelante, sobreviviendo en la extrema pobreza. Ese «algo», que todos necesitamos, no sólo los desahuciados. Aunque la realidad acostumbra a espabilarnos y a ponernos con rapidez en nuestro papel.
    Me encanta tu propuesta. Mucha suerte.
    Ton

  17. Martín Zurita

    Hola, Ton.
    Me encanta que te encante mi propuesta, que está suscitando una interpretación original y bastante razonable del texto en cada uno de vosotros. Ese «algo», como en la canción de George Harrison, que todos necesitamos, esa felicidad inasible, a la que soñamos con echarle el guante cada día y que tal vez nos quiera estar mirando, decir aquí estoy, para que la atrapemos con ganas y no la soltemos. Ese algo simbólico, abstracto, vuelto algo tangible, concreto. Ese ideal que se nos muere en las manos. En fin. Os prometo, cuando el tiempo, el curro y las ganas me lo permitan, la versión oficial u oficiosa del texto, una especie de microscopio realizado por el autor. Muchas gracias por tu comentario y un grandísimo abrazote.

  18. Margarita del Brezo

    Pues ya que hablas de cielos y de dioses, permíteme confesarte que me gustan tus historias, pero aún más tus comentarios. Son como la arena de la playa: acogedores, sinuosos, inacabables.
    Un abrazo, Eduardo.

  19. Martín Zurita

    Pues que quieres que te diga, Margarita: que tienes razón. Comentando me siento más suelto, como menos exigido. Y me gusta exprimir el limón de los textos tratando de encontrar lo mejor para subirle la moral al esritor, escritora de turno. Escribir es muy difícil, y nunca viene mal un teclado amigo que te anime en el largo, tortuoso pero reconfortante camino a la postre. Quizá debería ser más breve, pero me expando en lucha contra el tiempo. Aguardo tu texto y tu nuevo «Abogados» para poner manos a la obra interpretativa. Y tú, que lo sepas, me animas con tu sola presencia, guapísima. Esa sonrisa que atesoras es como una conjura contra el tedio. Verte no da sueño, que diría Borges. Me muero de ganas de leerte. Quedamos emplazados. Entretanto, un beso a tu medida inconmensurable. Y muchas gracias por tus palabras, que también son joyas.

  20. Hola, Eduardo.
    Pues yo no sé qué clase de «bicho» es ese pedazo de cielo que el mendigo tiene entre sus manos. Lo que sí sé es que le hace soñar, por un momento, en salir de la calle y abandonar ese submundo de penurias. Pero es un momento breve porque, de repente, le arde. Uf, mal tipo debe ser cuando suelta doce diabólicos exabruptos junto a un oído que parece olvidar su función.
    Me gusta la contundencia de la frase «Lo de los superhéroes no pasa de engaña muchachos». No creo en superhéroes disfrazados. Creo en tu mendigo y en muchos que pasean, cada día, ante nuestros ojos y que hacen filigranas por sonreir o por poner comida en sus platos.

    Maravilloso y enigmático tu micro.
    Ojalá y la suerte te acompañe.
    Abrazos.

  21. Martín Zurita

    Hola, Towanda.
    Que la deidad, la abeja reina se instale por unas líneas en mi humilde celdilla de zángano obrero me alegra la noche, sin alevosía, y me colma de la dicha que el mendigo del texto ve evaporarse cuando la tenía tan en la mano. El enigma de cielito, tan chocante, he quedado en desvelarlo cuando las fuerzas me acompañen más y el tiempo en el reloj discurra con más parsimonia. Algo se ha dicho en los comentarios que preceden. Pero te adelanto que «cielito» es un personaje de ficción, el superhéroe de los superhéroes, el poder Supremo, la facultad de las facultades, un símbolo, algo surrealista, un pedazo del cielo, de Dios, que para mí es ficción, y más con lo que cada día me toca vivir. Es el bien en teoría, la felicidad posible… Y mira luego cómo se las gasta el tipejo, esa pequeña superficie o espacio etéreo que se vuelve tangible, corpral. Es el demonio, un diablo, diminuto pero colosalmente dañino. Un «bicho», un bichejo deleznable. Es un ideal que se desvanece, como todo lo que tenga semejante naturaleza termina cediendo a la realidad cruda, lastimosa, que nos vuelve estrellados más que estrellas a buena parte de nosotros; bueno tú sí que lo eres, una bien grande y desparramadora de esplendor, lúcida y lucida. Espero, quiero que consigas el no va más, talento te sobra: el repóquer de «Abogados». Y que continúes así, hecha una belleza de las sublimes. No cambies por nada. Tú sí que eres un cielo que no defrauda, una diosa que se conmueve con los menores. Una inteligencia sensible hasta la más recóndita neurona. Towanda, simplemente, nada más y nada menos. Un beso de aquellos que tan solo los sueños serían capaces de configurar. ¿Cómo se le da las gracias a una diosa?

  22. Blanca Oteiza

    Martín, bonito texto con algunas frases surrealistas. A veces es mejor ser un súper héroe sin poderes que uno con poderes malos, como ese trocito de cielo que parece no traerle nada bueno al protagonista.
    Un saludo

  23. Martín Zurita

    Hola, Blanca.
    Muchas gracias por tu comentario, porque lo bordas. El texto es básicamente realista pero con toques de surrealismo. Me encanta cómo escribes trocito de cielo, con la naturalidad que pretendí, algo como cuando Kafka(salvando las distancias siderales entre ese genio y un servidor)escribió que un tal Gregorio Samsa, me parece que se escribe sí, se despertó convertido en un insecto. Y tienes toda la razón, virgencita deja al mendigo como estaba. Ha confirmado, el pobre, lo que aún no sabía: no cabe esperar nada del cielo y sus enviados. la vida tiene uno que resolvérsela solito. A lo mejor los superhéroes verdaderos son los padrinos, mira tú. Esos sí que tienen poderes, inmensos a veces, más que mil chisteras de mago juntas.
    Un beso grande.

  24. Mi abuela solía decir muchos refranes, que me van a servir muy bien para comentar tu relato:»Al que nace para martillo, del cielo le caen los clavos» «A perro flaco todo son pulgas», «Más vale un ^toma^ que dos ^te daré^», o «Aunque la mona se vista de seda, mona se queda».
    Vamos, que el destino nos pone su sello y con este pobre, con tu protagonista, no tuvo piedad.
    Te ha quedado un relato marca de la casa Eduardo.

    Para acabar añado, más o menos, no la recuerdo al pie de la letra, una cita de La Fontaine: » A menudo encontramos nuestro destino por los caminos que tomamos para evitarlo».

    Un abrazo.

  25. Martín Zurita

    Hola, Paloma, mi queridísima Paloma.
    Solo por tu comentario ya me merece la pena haber escrito el relato. Dicen que hombre refranero, hombre puñetero, otro refrán más. Pero, ahora que nadie nos escucha, te diré que me encantan, y celebro los que has traído a colación porque le quedan que ni pintados al texto. Gracias a tu abuela también. Me hace gracia eso de la marca Eduardo, y me gusta. Hay un compañero que es la marca amarilla, ¿por qué no la marca Eduardo? la frase final, la cita, tanto da que no fuera textual, es todo un cierre de oro. Tú siempre vuelas a gran altura y tu destino no es aciago como el de mi protagonista, es de color de rosa, como el que mereces y te deseo para siempre. Y me encanta que pases de largo sobre lo que cielito sea o deje de ser: es un trocito de cielo y punto, sin explicaciones, que diría Isabel González. Aunque me temo, ya lo anuncié, que voy a darlas, aunque solo fuera por escribir más. Un beso como si estuvieras presente. Y muchas gracias, y por todo, maestra.

  26. Martín Zurita

    Hola, Juan. Vamos con ello, con la interpretación auténtica, la del autor, la más odiosa, la más penosa. Quedé en hacerla para todos y, con proyección a los compñe@s, comparezco ante ti, ¿ante quién mejor? Eres divino y humano, ya te voy conociendo. Un tiparraco de muchísimo cuidado excelso. Los deberes iban de superhéroes. No me imaginé uno con más posibles teóricos poderes que Él, que Dios. Ni a nadie (aunque todavía lo hay peor)que a un viejo mendigo desencantado de la vida (de la suya hago elipsis total: que cada quien imagine lo que quiera: acaso fue un brillante ingeniero o un escritor venido a desgracia, más posible…). Pobre, viviendo en el parque, en el mini bosque (también el parque tiene fieras, es naturaleza, el reino vegetal).Un buen representante de los desposeídos desde luego. Y quise que figurase la amistad, como el valor supremo a mi perecer, que encarna el otro medigo, su compañero de fatigas. Y quise que apareciera un mirlo, el reino animal, a quien el protagonista envidia, ¿y quién no? Con estas premisas antecreadoras, le di al teclado. Quise que lo primero de lo primero que irrumpiese fuera ese trocito de cielo y que el mendigo lo agarrase. Algo tan inverosímil como Gregorio Samsa convertido en insecto. Si el lector firmaba conmigo el pacto narrativo y seguía adelante, pues qué bien. En cierta medida ha sucedido, y por ello estoy contento. Cuento con que no vas a enfadarte conmigo: para mí Dios es ficción, un personaje de ficción dotado de los máximos superpoderes para el bien, para lo mejor posible. Un Superman de supermanes. Con su aseidad, con su ubicuidad, con su omnisciencia… Y habita el cielo, ya lo he dicho, lo mejor posible( el 7º cielo, eres un cielo….) Cielito, como también lo denomino ¿es surrealista? Pues pudiera, o muy real en tanto en cuanto es un trocito de Dios, un enviado, un emisario. Creo que se puede, en técnica literaria, ir de lo surreal a lo real y no a la inversa, si no me corriges. Este es el caso. Cielito aparece corporeizado porque viene de los súper poderes máximos. Se ha hecho versosimil, creíble la inverosimilitud. Y por eso, por creer que agarra lo mejor posible, ese milagro que va a cambiarle la vida, algo que cabría razonablemente esperar de alguien PROVIDENCIAL, se apresura en la acción (la amistad tiene sus + y sus -, como queda patente también cuando el compañero quiere cambiarle a cielito por un pedazo de cristal). Pero cielito es maligno, diabólico, suelta DOCE (como lo fueron los apóstoles) exabruptos de ese tenor, se encapota y le hace la vida imposible al mendigo hasta que este se convence de que la felicidad, lo mejor posible, es conquista a realizar desde su condición de hombre, pues los superhéroes son mentira, ficción. La acción clave que da sentido a todo el texto, y lo compendia, es aquella en que el mendigo arroja a cielito a la papelera. El texto es una alegoría de la condición humana, de la felicidad posible y de la imposible. La felicidad es preciso conquistarla, no viene caída del cielo. Dios ayuda a quien se ayuda, luego Dios… Arrastrar la vida, hasta cumplir el ciclo, convierte al hombre en un superhéroe sin poderes. Caballero Bonald: descrédito del héroe, pues no digamos del superhéroe. La amistad, con sus + y sus – es lo que nos redime. Somos, como sentara el estagirita, entes de relación. Seguro que se me queda algo en el tintero, aun así perdona, perdonadme el pildorazo, esta vasta «chapa»: me gusta escribir, qué le vamos a hacer. Deseo comer contigo, los dos o con purrela, recibiría dos veces soma. Ni punto de comparación, un servidor, con esas figuras estelares que mencionas, aunque me complazco de haberlas traído a tu poderosa, precisa memoria. Un abrazo pues nostálgico de lo que no ha sucedido, pero que, por la naturaleza de las cosas, tan erre que erre, acontecerá. Tienes amigos porque haces como para merecerlos. Tú si que eres todo un SEÑOR, un superhéroe, no me cansaré de repetirlo. Un evidentísimo SEÑOR. Au revoir, compañón.

  27. Martín Zurita

    Hola, Juan.
    Contigo da gusto. Te gusta todo o casi. Tú sí que tienes un buen talante. Eres sutil. Dúctil. Vas a conseguir que no odie a Dios. No, no odio nada. Lo contrario sería, sencillamente, una pérdida de tiempo. Y la vida hay que aprovecharla, es lo que tenemos: la eterna, para mí, sería una condena, la peor de las condenas, ¡por dios, tanta monotonía…! Mira que imaginamos los hombres, mira que inventamos: mito tras mito, utopía tras utopía. No tenemos remedio y quizá sea bueno, al menos resulta divertido. Aunque en ocasiones no se comprenda, pero no comprender es bueno también: abre el apetito. Amplia los voltios de la sesera.
    Me encantan todos los animales, todos, hasta los tenidos por perversos o irreverentes. Creo que ellos si conocen el sentido de sus vidas. ¡Menudo sosiego! Los animales son inteligentes: respetémoslos, como poco.

    Manu Espada es un gran microrrelatista. No te pierdas a Agustín Martínez Valderrama en su «Sentidos sin alguno», de editorial Talentura. Y a Ginés S. Cutillas «Un koala en el armario». La verdad es que hay donde elegir. Igual los has leído.
    Me gusta el ensayo, sí: pariente cercano de la filosofía. Y me gusta el surrealismo, entroncado con la poesía más que con la prosa. Pero sigo arriesgando, sigo aventurero. A ver si ataco el terror y la confusión entre los sueños y la realidad, tan recíprocamente permeables. ¿Dónde empiezan los unos y termina la otra?
    Y acabo con Dios, como no podía ser de otra manera. Erre que erre. Pero por qué se puso a crear la criatura, un SER PERFECTO, cuando crear es el síntoma más evidente de imperfección. Claro, soy cartesiano, racionalista, y qué otra cosa tendría que ser, un místico, lo sería al modo de Horacio, de Homero, hasta a la manera de un San Juan de la Cruz. O sobre todo. O de esos santos por su conducta. Necesitar, como dijo, muy pocas cosas y aun esas que se necesitan muy poco. Sumar hacia adentro y no hacia afuera. Entrar en uno, como entra Antonio Gamoneda, el poeta. O ser como cualquier monje con su ora et labora, con el huertecito, los dulces y los licores. Y tal y tal… Seguro que terminaba sintiendo a Dios, o, como poco, sintiéndome como dios.

    ¿Una Perfecta Tenida Masónica?: a sus órdenes mon capitaine. Eres la ORDEN.

  28. Otro relato en el que prima lo críptico, quizás metafórico, ese cielito en el que se pone la esperanza y al final tampoco sirve. Veo a esos mendigos su lucha por sobrevivir. No obstante me quedo fuera.Me pasa con la poesía.

  29. Martín Zurita

    Hola, Javier.
    Pues para mí que no, que no te has quedado fuera, sino que lo has captado a la perfección, el de que va, el meollo, la sustancia. Ni del cielo cabe esperar nada, del superhéroe máximo, que es Dios, el personaje de ficción más grande que se han inventado. Ya se sabe: Dios ayuda a quien se ayuda. La dura lucha por sobrevivir en un mundo cada vez más…
    Un abrazote.

  30. Marta Trutxuelo

    Eduardo, me ha encantado tu relato, cuánta poesía se esconde bajo la cruda realidad; ahí está tu superpoder de buen escrito: el poder hacer tierno un tema amargo y crudo.
    Enhorabuena y suerte!!!
    Un fuerte abrazo
    Marta

  31. Martín Zurita

    Hola, Marta.
    Dicen que toda novela, que todo relato, que cualquier micro es un punto de vista. Y, sobre todo y antes que nada, el punto de vista del lector acerca de lo escrito. El tuyo me gusta mucho.
    Un beso muy grande.

  32. María Rojas

    Hola, Martín. Me gusta el superhéroe que nos dejas. Poesía en cada renglón y como apunta Margarita, los comentarios tuyos y los de Juan son de lo mejor del blog.
    Un abrazo marino.

  33. Martín Zurita

    Hola, María.
    Gracias por partida doble. Ya lo he explicado: comentando me siento más libre, infinitamente más espontáneo que a la hora de escribir: que si tienes que ser original, que si la primera frase, que si la última, contar sin haber contado, que no se vea la médula, que si el título, tan comprometido. Pero con comentarios como los tuyos me animo, y lo necesito; lo necesito mucho.
    Lo de Juan es punto y aparte. Sin menospreciar a nadie, directamente es lo mejor del blog. Y creo que a distancia.
    Que no te lastime el calor y que seas feliz, feliz hasta la inmensidad. Un beso así de grande, así de fuerte.

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