גברים–Hombre (Salvador Esteve).55
He luchado contra la tentación, he orado, te he pedido ayuda, Padre, pero el deseo me consume. Nací hombre, con sus miserias y grandezas, con sus pasiones. Sé que mañana todo acabará, acogeré sin miedo mi sacrificio, mi dolor, será el principio de tu legado. Pero hoy siento su delicada mano sobre mi piel, sus labios me llaman, sus ojos me suplican. Mi alma tiembla y, temeroso, me entrego al placer.
Con pocas palabras, en apenas cuatro líneas, planteas la dicotomía entre alguien divino y a la vez humano, un personaje que se hizo hombre para acercarse a ellos y ayudarles de la forma más generosa en su descarrío. Alguien que sabe que pese a tan loables intenciones, o precisamente por ellas, al día siguiente será sacrificado para agrandar su leyenda y sus seguidores, pero que en la víspera de tanta pasión y máximo sufrimiento físico justifica el derecho a entregarse a otro tipo de pasión, también física, como el condenado al que se le concede una opípara última cena.
Un relato impactante, Salvador.
Un abrazo y suerte
Lo ha dicho tan bien Ángel, que no voy añadir nada más. Lo bueno, si breve…
Una historia que bien pudo ser la Historia que nadie quiso contar. Mucha suerte, Salvador.
Saludos.
Al parecer hay tentaciones a las que no hay dios que se resista. Aunque breve, muy original e impactante. Divinamente humano. Felicidades, Salvador. Un abrazo y suerte.
Ángel, Edita, Paloma, Juana, muchas gracias por vuestros amables comentarios. Abrazos.✍