》EL PESCADOR DE ALMAS《
Pie y medio en el aire… el resto en el puente.
Medio pie en la vida… el resto en la muerte.
Por fin se disponía a saltar cuando, de repente…
– No te achucho pero, ¿te queda mucho?
Si quieres cuéntame cuál es tu porqué, yo te escucho….
– Simplemente quiero decidir mi final, ya que mi fallo renal es terminal.
– Ya veo que tú también estás fatal, lo mío es el hígado, siempre me he cuidado… ¡quién lo habría imaginado! Vamos, que yo venía a lo mismo, lo vengo rumiando 7 km andando, saltar para acabar… ¡maldito organismo!
Unos metros más allá, había un viejo Pescador que la conversación de estos oyó, no pudo evitarlo e intercedió…
– ¿Por qué no, en vez de quitaros los dos la vida, espantándome la pesca, buscáis otra salida?
A mí se me ocurre una donación recíproca, una operación compartida.
«A veces, hay que ayudar… a-Dios»
Fue la última frase que dirigió a los dos y, entre la espesa niebla, el Pescador, se desvaneció. Dejando atrás su caña sin carrete ni sedal… tal cual.
Se tomaron unos minutos de reflexión tras aquella intervención pero, decididos a vivir, acordaron la operación. Se trocarían hígado y riñón.