Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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10 AÑOS ENTC: EL ÚLTIMO PENSAMIENTO DEL SARGENTO JUAN SOLER


Esta es la convocatoria de celebración de 10 AÑOS ENTC.

En esta entrada del blog tenemos el vídeorrelato

EL ÚLTIMO PENSAMIENTO DEL SARGENTO JUAN SOLER,

de Arantza Portabales

Ganador de la 8ª convocatoria ENTC en el año 2018.

 

Solo podrán participar los usuarios o participantes de ENTC a lo largo de sus 10 años.

La participación en el concurso será posible a través de  este formulario desde el que se enviará el relato y el seudónimo correspondiente. La organización se encargará de publicarlo debidamente firmado con el seudónimo que nos indique en un plazo de 24 horas.

El relato será INÉDITO de un máximo de 150 palabras (sin contar el título) y tendrá que enviarse antes de las 23 horas (hora peninsular) del DOMINGO 23 DE ENERO DE 2022 cumpliendo estas dos condiciones:

 

CONDICIONES

    • 1 El relato responderá a una composición libre, pero deberá mostrar claramente algún vínculo en el tema, trama, personajes o ilustraciones que podéis ver en el vídeo superior… dicho de otro modo, se mostrará claramente inspirado en parte o todo este videorrelato.
    • 2. En el título o dentro del texto del relato participante debe insertarse un fragmento literal de al menos 4 palabras extraído del relato del vídeo. No se permite variación de tiempo, género, número, ni orden… LITERAL. DE 4 PALABRAS MÍNIMO. Este fragmento, para que sea fácilmente identificado por el jurado… TENDRÁ QUE APARECER EN MAYÚSCULAS.

 

Consultadnos cualquier duda. Revisad bien el texto antes de enviarlo porque, una vez publicado no habrá posibilidad de corregir ni reeditar.

A finales de enero de 2022, el autor del presente videorrelato elegirá entre todos los presentados en esta publicación un relato que participará como FINALISTA para el concurso 10 AÑOS ENTC.

El fallo final del concurso se dará a conocer durante la celebración del 11 ENTCUENTRO celebrado en Arzúa en el próximo mes de marzo.

23 Responses

  1. JAMS

    LA ÚLTIMA FANTASÍA DE MARTÍN, de Meloncillo

    Sus guantes quedaron en la cuneta junto al nogal, como dos palomas abatidas. NO SABÍA QUE SERÍA LA ÚLTIMA vez que jugábamos juntos. De haberlo sabido, le habría confesado que todo era mentira. Que yo no pensaba así. Que me gustaba hacerle rabiar, asustarle. Que a veces me inventaba cosas. Que no podía parecer débil delante de mis amigos. Que no hacía falta que demostrara nada.
    Los demás habían vuelto a sus casas, cansados de esperarle. Miré hacia arriba tratando de vislumbrar su abrigo azul entre el ramaje verde, repitiendo su nombre bajito, temblando al pensar en cómo explicar a mamá que le había perdido. Las hojas murmuraban, desafiantes, que en realidad eran capaces de engullir niños para después envolver sus pequeños cerebros en una cáscara. Pisé una nuez y lloré. Las ramas retorcidas me retaron a comprobar que la copa sería el mejor escondite del mundo también para mí.

  2. JAMS

    ÓRGANOS, de Boozy

    No se han olvidado de traer un par de botellas de whisky, hielos y unos vasos largos, porque lo de hoy es como para celebrarlo: un condenado a muerte de solo dieciocho años, con su hígado rosado, sus pulmones intactos, los riñones en perfecto estado.
    —¡Esto no se ve todos los días! —brindan los cirujanos mientras realizan la extracción.
    El quirófano es clandestino, sí, pero los funcionarios y toda la cadena de mando están conchabados, todos se llevan su comisión. Y además, ¿qué hay de malo en que las vísceras de un negro descarriado terminen sirviendo de algo?, comentan entre ellos, mientras se pegan sus buenos lingotazos.
    Lo de sacar LOS OJOS DEL AJUSTICIADO lo dejan siempre para el final, porque asomarse al pozo oscuro de su mirada llena de pánico, de súplica, de terror y desesperación, es mejor hacerlo cuando ya están totalmente borrachos.

  3. JAMS

    TAN LEJOS, TAN CERCA, de Matilda Johnson

    La joven, MIENTRAS TIENDE LA COLADA, vigila el hatillo que tiene junto al cesto de las pinzas, donde está ese pequeño que ya ha empezado a querer. Su padre no lo conocerá nunca, ella se encargará de que así sea; no puede ser su hombre uno que desaparece en cuanto ella se queda encinta.
    Diecisiete años después, en mitad de una guerra absurda, un joven ha de apretar un gatillo, sin sospechar que en el ojo derecho del hombre al que ha disparado hay una mancha oscura justo como la que tiene él.

  4. JAMS

    ASALTO AL CLÍNICO, de Belfegor

    Se han atrincherado en el edificio del clínico y el capitán les ha ordenado desalojarlo.
    En esta misión no pueden dejar heridos y según van recorriendo las estancias, van dejando un reguero de cadáveres.
    Sus compañeros también van cayendo y eso hace que cada vez que se encuentra algún enemigo, se convierta más despiadado si cabe. A veces, dispara innecesariamente a los muertos.
    Los pocos que quedan, suben por el esqueleto de la escalera, limpiando las plantas. El uniforme se le pega al cuerpo como una segunda piel y el cansancio hace que le pesen las piernas.
    Ya en la última planta al doblar una esquina, un soldado le pega un susto, a pesar de ello, CONSIGUE APRETAR EL GATILLO.
    Observa horrorizado como su hermano pequeño se lleva las manos al pecho y mirándole con los ojos abiertos, cae delante de él. Vuelve el máuser y se dispara.

  5. JAMS

    EL BRAZO, de Marea Baja

    El soldado vuelve a casa. Pero no quiere pensarse amputado. Quiere imaginar que su brazo derecho huyó del fusil, del disparo, del enemigo en cruz. El brazo desertó y quizás se dirigió a un pueblo costero donde recoge dátiles, construye una cabaña o intenta atrapar peces en los bajíos. El soldado se siente orgulloso de ese brazo traidor y quiere creer que su mano acaricia el pelo de aquella mujer violentada y le regala una flor. El brazo que se fue, de vez en cuando, le escribe cartas al cuerpo que se quedó, contándole sus andanzas de miembro libre. Esas cartas son un consuelo para ese hombre que sigue en guerra, ahora contra sí mismo. Por las tardes, como un ritual, saca su pistola del baúl y se mete el cañón en la boca. A veces, CONSIGUE APRETAR EL GATILLO. Después, llora. Algún día, la cargará con una bala.

  6. JAMS

    ÚLTIMA PALABRA, de Bartleby

    Siento una náusea candente cuando, A PUNTO DE SER AJUSTICIADO, veo a mi amigo Gonzalo formando parte del pelotón. Pero entiendo que en el ejército hay que obedecer siempre para no verse como yo ahora. Me ponen una capucha oscura en la cabeza y oigo las voces de mando del sargento: ¡Cargueeeen armas! ¡Apunteeeen armas! Alguien se anticipa y escucho un disparo seguido de palabras confusas que sustituyen a la de «disparen» que esperaba como última en mi vida. Cuando me descubren, el sargento yace con un tiro en el entrecejo y los compañeros dan palmadas en el hombro de Gonzalo, mi amigo.

  7. JAMS

    LA SOMBRA DE LA BARBARIE, de Egomet

    Aquella mañana alguien esperaba en la entrada del Banco Sumitomo. Sentado en los escalones, tal vez consultaba la hora en su reloj Seiko, sin saber que estaba a punto de convertirse en una sombra.
    Setenta y seis años después, su perfil se mantiene algo atenuado como un pétreo alegato contra la barbarie.
    Kazumi era un niño pequeño cuando Little boy descargó su furia abrasadora sobre Hiroshima. Todavía conserva a flor de piel el estigma de aquel infierno. La fatídica mañana, su padre salió de casa para resolver diversos trámites. Jamás volvería a verlo. Sin embargo su recuerdo permanece imborrable en su memoria. Cada vez que pasa por el lugar donde el fogonazo atómico produjo la instantánea, Kazumi MANTIENE LA MIRADA FIJA EN la piedra como si quisiera hacer volver al protagonista de aquella escena.

  8. JAMS

    RECUERDOS, de Carballo

    Cada vez que piensa en su infancia recuerda a SU MADRE CANTANDO EN LA ERA mientras escoge los guisantes.
    Es una imagen reiterada, que él asocia con la alegría, por eso – piensa- es la última que mantiene mientras cuenta hacia atrás antes de esa operación a vida o muerte.
    Luego- lo sabe- ese recuerdo será sustituido por palabras eficientes, científicas y mecánicas de las que dependerá su vida : escalpelo, bisturí, pinzas, aspirador….
    Pero ahora ya no siente nada sumido en el sopor de las drogas.
    Siete horas más tarde se despierta con un corazón nuevo pero con la misma canción tarareada por su madre en la cabeza.
    ¡ Que bien – se dice- me han cambiado el corazón pero sigo teniendo los mismos sentimientos y recuerdos!

  9. JAMS

    LA SOLTERONA, de Amanita

    Los vecinos están extrañados por el comportamiento actual de la inquilina del segundo. Siempre ha sido una mujer muy respetuosa. Sin embargo, ahora molesta bastante con sus ruidos nocturnos; incluso la han pillado tendiendo la colada de madrugada. Ignoran que ella solo intenta no acostarse. Desde hace varias semanas, nada más quedarse dormida, una pesadilla recurrente la tortura: llaman a filas a su único hijo y pronto se lo devuelven muerto, con un enorme agujero en el pecho. Ese hijo que nunca tuvo porque su novio, el que debería ser el padre, un joven y apuesto sargento, fue abatido por un pelotón de fusilamiento cuando estaba A PUNTO DE SER su marido.

  10. JAMS

    LA MADRE, de Aldebarán

    El viento de noviembre arrastró la noticia hasta la aldea y la mujer, abatida como una hoja de otoño, se vistió de negro y comenzó a ir y venir sin saber qué hacer con su agonía. De repente, las palabras huyeron y sólo lamentos ahogados consiguieron escapar de sus labios apretados, y una nube plomiza se le posó para siempre sobre la espalda curvada y dolorida. Tuvo dos hijos y la guerra se los mató: al mayor, un pelotón inmisericorde y al menor, la soga del remordimiento. Habían comido el mismo pan y bebido la misma leche, pero el destino los acuarteló en bandos enfrentados.
    Con los ojos resecos y CON ESA DIGNIDAD PROPIA DE LOS VENCIDOS, cada Día de Difuntos coloca unas camelias en la tapia del cementerio. Para mayor desconsuelo, le prohibieron darlos tierra en el Campo Santo: al uno por ser rojo y al otro, por suicida.

  11. JAMS

    GUERRILLERO, de Doña Urraca

    Al mirar el mapa ve que cambia a las fronteras y dividen a las naciones, que los mares inundan los desiertos, el curso de los ríos modifica y desestructura las regiones en parcelas de odio, las vías del tren dejan las chabolas en el centro de las ciudades, los bloques de cada barrio se fragmentan en pequeños apartamentos, y las fachadas en cientos de ventanas, todas iguales, vacías.
    Tabica su casa y cierra habitaciones, transforma la ventana en un calidoscopio, sus ojos en una lente y cada mano en cinco martillos. Nubla su cordura con ilusorias justificaciones, levanta un muro entre el corazón y sus manos, entre la razón y su decisión, CONTROLA EL TEMBLOR ANÁRQUICO DE SU MANO DERECHA, y dispara.

  12. JAMS

    EL GRITO, de Ladybug

    Era un joven DE APENAS DIECISIETE AÑOS y le llamaron a filas. Cuando le pusieron el fusil en las manos no sabía a qué bando pertenecía ni contra quién lo usaría. Finalmente y después de tantas muertes, aprendió a disparar sin mirar a los ojos; mejor no recopilar miradas que le recriminasen, que le quitasen el sueño. Hasta ese día en el que escuchó un grito. El de un hombre que distaba de él apenas unos metros. Un grito que reconoció al instante, que transformaría su salvación en condena y que perduraría en sus oídos día y noche, sin tregua.
    Lo que nunca sabrá es si antes de caer abatido, a su padre le dio tiempo a escuchar su desgarrador alarido.

  13. JAMS

    HOMBRES DE PAJA, de Wenceslao Izquierdo

    El Dictador inmisericorde nunca tomaba decisiones equivocadas, siempre eran sus asesores, FIJENSE EN EL TEMBLOR ANÁRQUICO DE SU “MANO DERECHA”.

  14. JAMS

    EL “VOLUNTARIO”, de Onírica

    EL QUE APUNTA ES UN SOLDADO RASO DE APENAS DIECISIETE AÑOS a quien le gustaría retroceder en el tiempo. Y que en lugar de tener que disparar al hombre que tiene enfrente, hacerlo una vez más a una lata colocada sobre unas piedras en la era más alejada del pueblo.
    Abrumado por la mirada impertérrita de ese militar cuya vida le han puesto en el disparadero, no puede evitar recordar a su padre. Ese que siempre le decía que no intentara comerse el mundo en dos días porque todavía era un chaval. El mismo que entró poco tiempo después en casa estrenando uniforme y, mirándolo como si se hubiera convertido en hombre de la noche a la mañana, le persuadió para que se ofreciera “voluntario” a participar en esta locura.
    Sintiéndose incapaz de apretar el gatillo, arroja el arma al suelo y se une al pelotón de los vencidos.

  15. JAMS

    LOS NIDOS, de Agüerojero

    El pequeño avión zapador es un ave que anida haciendo pequeños agujeros en los taludes de los ríos.
    A finales del invierno, en mi pueblo, en las graveras de la Cantera de los Caídos, estos pajarillos entran y salen en bandadas de los nidos luciendo al alba las cintas blancas que decoran sus pechos. Parecen almas saliendo y entrando de los huecos.
    Les gusta la gravera. Sus ponederos están siempre cálidos. LO QUE NO SABEN es que cuando un sol cae inclinado sobre sus nidales calienta los trozos de plomo que hicieron aquellos boquetes.

  16. JAMS

    PALABRA DE HONOR, de América

    El sargento, muy serio, se acerca al reo QUE ESTÁ A PUNTO DE SER AJUSTICIADO y le indica que exprese su última voluntad, que nunca se le niega un postrero deseo a un desahuciado.
    —Follarme a tu madre —escupe el condenado con una sonrisa burlona.
    El sargento, en lugar de propinarle una buena patada en los riñones, se gira como buscando a alguien entre la muchedumbre que espera la ejecución.
    Se hace un repentino silencio.
    Una mujer que está entre las últimas filas, conocedora de la importancia que su hijo da a la palabra de honor, arrebuja su tembloroso cuerpo en un mantón, procurando pasar inadvertida.

  17. JAMS

    MOTIVACIÓN, de Andrómeda

    Siente la mirada reprobatoria de su hermano mayor. Todo lo ha hecho siempre mejor que él: en casa, en la escuela… Era como si jugara en una liga superior en la vida. Su madre le acariciaba el pelo con ternura, pero su padre mostraba con su expresión severidad y exigencia. Nunca creyó estar a la altura de lo que se esperaba de él. Por eso se alistó en el ejército. Si su hermano seguía la carrera de las armas, él demostraría que podía hacerlo igual de bien.
    Y allí está, marcando el paso en la formación sabiendo que su hermano, tres filas más atrás, no le quita el ojo de encima. Luego, en los ejercicios de campo ESQUIVA LA MIRADA DEL instructor que los dirige, hasta que los acaba sin cometer ningún error. Entonces levanta la vista y consigue ver como su padre esboza una leve sonrisa bajo el bigote.

  18. JAMS

    INTROSPECCIÓN, de Procrastinator

    Camuflado en un montículo con su fusil automático, MANTIENE LA MIRADA FIJA dispuesto a disparar a muerte. A través de la mira telescópica divisa a un grupo enemigo que se adentra en un campo sembrado de trigo. Enfoca a su objetivo, parece muy joven. Puede apreciar el miedo reflejado en su rostro mirando tembloroso de un lado a otro. A su derecha, un espantapájaros con su sonrisa de paja cuida el trigal.
    Apunta a su enemigo, que en ese momento se arrodilla para tomar un respiro al tiempo que besa con ternura el anillo de su mano. El dedo empieza a presionar el gatillo, un ínfimo instante que siempre le parece eterno. Dispara. La bala susurra seiscientos metros al aire y un orificio aparece en el centro del corazón.
    Una brizna de paja revolotea al viento, y, a pesar del orificio que le atraviesa, el espantapájaros sigue sonriendo.

  19. JAMS

    CONTRA LA PARED, de Carlos

    Otoño de 1938. El cielo parecía negro en contraste con la pared blanca. Donde un joven está a punto de ser ajusticiado, con esa DIGNIDAD PROPIA DE LOS VENCIDOS. Gracias al fulgor de las linternas, mira fijamente al soldado que va a dispararle, sin saber del todo porqué. Alguna vez se dejó arrastrar por la turba que recorría las calles y levantaba el puño, aunque no le importaban los motivos de la revolución. Acuden, una a una, las ideas del mundo que le inculcó su padre y el rostro sonriente de su madre.
    Pasa un silencio cruel que no echa a correr mientras le apunta el soldado raso. Un muchacho con respiración agónica, pulso tembloroso y ojos que lo escudriñan. A quienes los observan no les preocupa que la madre del muchacho también sea la del sargento.
    Al que el rostro de su madre lo tortura mientras aprieta el gatillo.

  20. JAMS

    ¿CUÁNTO ES PARA SIEMPRE?, de Elón

    Los disparos hacen presagiar el inevitable final. Ve acercarse las balas. Las siente penetrar en su pecho. Minutos antes leía el menú del día, dos volúmenes a elegir: tapa blanda, Calibri 11, doble espacio, una ilustración por capítulo, 8€. Había escogido algo sobre la muerte de un sargento, no recordaba bien… Sí, eso era, DEL SARGENTO JUAN SOLER. Aterrorizado, cierra el libro y ojea el otro en oferta. Las balas abandonan su cuerpo y regresan a los rifles de los temblorosos milicianos. En su camino de vuelta se recompone un espejo roto en mil pedazos. Al otro lado aparece una niña leyendo junto a un conejo blanco y un loco con sombrero. Los tres observan sus esfuerzos por atravesarlo y estallan en una sonora carcajada. Parecen adivinar sus pensamientos cuando la niña cierre el libro y se vea atrapado para siempre en un vacío de eternidad.

  21. JAMS

    LA FAMILIA, de El Padrino

    Hasta ahora ha podido evitarlo. Ha dado avisos, ha pegado un par de palizas y roto algunos cristales. Pero matar no. Y ahora que desconfían de él, tiene que demostrar su fidelidad. En el semáforo detiene su moto junto al objetivo, un camello que ha querido hacerse el listo. Por primera vez lo ve de cerca: solo es un muchacho DE APENAS DIECISIETE AÑOS. En ese tiempo, la calle y el abandono hicieron bien su trabajo. Desafía al mundo con la mirada. Lleva la música a todo gas y le mete mano a la chavala que viaja con él. Se le ocurre entonces pensar en la madre de aquel macarra. Y de lo más oscuro de sus tripas sale la decisión. Me dijiste que no me necesitabas, que aquella noche de alcohol y excesos no me convertía en padre. Muy bien, pues no soy su padre: ahí lo tienes.

  22. JAMS

    EL DESQUITE DE UN CADÁVER, de Monicongo

    AUNQUE SABE QUE YA NUNCA DEJARÁ DE VER ESA CARA, sabe también que lo contará. Le da miedo, le dan horror las represalias de esos malnacidos. Ese cuerpo, aunque bien morido, suda acusaciones.

  23. JAMS

    LEVANTAMIENTO DE CADÁVER, de Sueños Imposibles 2022

    Cuando llega la policía ya no hay nada que hacer. Tirado, en el suelo del parking, está el cadáver, con su, antes impoluta, camisa blanca cada vez más roja. A su lado, varios casquillos de bala. “¡Que nadie toque nada!”, grita el comisario, “la jueza está a punto de llegar”. Uno de los policías, sin que nadie se de cuenta, LE CIERRA LOS OJOS con suavidad al muerto. Ese policía sabe que, aunque ha vivido ya mil escenarios como ese, nunca dejará de ver sus ojos abiertos ni su charco de sangre. Y se pregunta cómo va a contárselo a la madre del muerto, que es la suya propia; cómo va a decirle que ha perdido a su hijo y que ya nunca más podrá abrazarlo. Ese policía también sabe que, una vez se lo diga, tampoco dejará nunca de ver la cara de dolor de su madre.

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