Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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10 AÑOS ENTC: LA SIEMBRA


Esta es la convocatoria de celebración de 10 AÑOS ENTC.

En esta entrada del blog tenemos el vídeorrelato

LA SIEMBRA, de Susana Revuelta

Ganador de la 9ª convocatoria ENTC en el año 2019.

 

Solo podrán participar los usuarios o participantes de ENTC a lo largo de sus 10 años.

La participación en el concurso será posible a través de  este formulario desde el que se enviará el relato y el seudónimo correspondiente. La organización se encargará de publicarlo debidamente firmado con el seudónimo que nos indique en un plazo de 24 horas.

El relato será INÉDITO de un máximo de 150 palabras (sin contar el título) y tendrá que enviarse antes de las 23 horas (hora peninsular) del DOMINGO 23 DE ENERO DE 2022 cumpliendo estas dos condiciones:

 

CONDICIONES

    • 1 El relato responderá a una composición libre, pero deberá mostrar claramente algún vínculo en el tema, trama, personajes o ilustraciones que podéis ver en el vídeo superior… dicho de otro modo, se mostrará claramente inspirado en parte o todo este videorrelato.
    • 2. En el título o dentro del texto del relato participante debe insertarse un fragmento literal de al menos 4 palabras extraído del relato del vídeo. No se permite variación de tiempo, género, número, ni orden… LITERAL. DE 4 PALABRAS MÍNIMO. Este fragmento, para que sea fácilmente identificado por el jurado… TENDRÁ QUE APARECER EN MAYÚSCULAS.

 

Consultadnos cualquier duda. Revisad bien el texto antes de enviarlo porque, una vez publicado no habrá posibilidad de corregir ni reeditar.

A finales de enero de 2022, el autor del presente videorrelato elegirá entre todos los presentados en esta publicación un relato que participará como FINALISTA para el concurso 10 AÑOS ENTC.

El fallo final del concurso se dará a conocer durante la celebración del 11 ENTCUENTRO celebrado en Arzúa en el próximo mes de marzo.

28 Responses

  1. JAMS

    LA SIEMBRA Y LA SIEGA, de Ladybug

    Desideria es dura como la tierra que la vio nacer. Lo fue su madre y su abuela… y lo serán sus siete hijas que según vayan creciendo vivirán entre aperos, labranzas y cosechas.

    —Nunca parirás un varón que nos ayude con las faenas más fatigosas —le recrimina Genaro mientras observa su tripa sietemesina antes de irse de pueblo en pueblo a vender las terneras añejas—.

    Y como siempre, se tirará semanas fuera y volverá a perderse otro parto. Pero Desideria ya está acostumbrada y cuando éste hijo nazca y la mala suerte se lo arrebate, enterrará sus huesecillos —SIN CONTARLE A NADIE NADA—, bajo la centenaria higuera. Y mientras sigue trabajando la tierra, lo visitará a diario a la espera de que un minúsculo brote coja fuerza.
    Cuando Genaro vuelva le dirá que era otra niña, para que no le eche la culpa de su mala cosecha.

  2. JAMS

    YO NO HE SIDO, de Bel-Amí

    El buen salvaje, como llamaban en la aldea al niño huérfano de Desideria, esperaba su momento con un aguante propio de quien, por ser paciente, se sabe con ventaja; aguardaba a que los peritos se perdieran en un paraje repleto de encarnizados moradores; confiaba en que tras el estruendo no quedara nada más que un espeso manto de hojas revueltas. Aquel sueño por el que tantos colonos dejaron su hogar fue devorando el territorio del lobo en busca de tierras aprovechables sin haber dado más fruto que flacas viudas y huérfanos abandonados. Cuando los notó desprotegidos, lanzó a su jauría contra los expertos ministeriales, de los que quedaron apenas unos huesos. LOS ENTERRÓ BAJO LA TIERRA AMARILLA SIN CONTARLE A NADIE NADA, con la esperanza de que algo brotara.
    Y en todo lo alto del bosque, un pájaro pía y guarda silencio.

  3. JAMS

    MOLICIE, de Campo Pardeño

    EL PRONÓSTICO DICE QUE NO CAERÁ UNA GOTA DE AGUA. Escucha la noticia con indiferencia, apatía semejante a la que dedicaba a Iván cuando quiso cortejarla en la lejana adolescencia, a pesar de que despertó en ella el gusanillo del cariño.
    Hubiera escrito poemas, tenía vida interior. Otra inquietud desperdiciada por la dejadez que le atornillaba al sofá.
    Sus padres se resignaron a aceptar aquella abulia. Sin estudiar ni trabajar, les vio languidecer. La pequeña herencia era suficiente para alimentarse y cubrir la electricidad consumida por la televisión.
    Se enamoró de Budapest a distancia. Sentía el mismo gusanillo que las personas que viajaban por el mundo en un programa, pero eso hubiera supuesto reservar avión y hotel, algo incompatible con tanta pereza.
    Enferma de sedentarismo, sus ojos quedaron fijos en la pantalla una noche.
    Nadie reclamó su cuerpo.
    La tierra no le fue leve. Los gusanillos pedían cuentas.

  4. JAMS

    LOS PATUCOS, de Baldomero Moya

    Greta y yo quedamos para ir a vaciar la casa de la abuela; sé que es una expresión horrible, pero no sé si hay otra. Greta llega tarde porque ha tenido que ir a recoger a Alba al cole. La niña corretea de una habitación a otra, abre cajones y pregunta.
    —¿Y eso qué es?
    —Un huevo de zurcir.
    —¿Qué es zurcir?
    —Arreglar un roto con hilo y aguja.
    —¿Y qué son todas estas fotos?
    —Postales de viajes que la bisa nunca pudo hacer, pero que hicieron otros.
    —¿Y esto? ¿Me lo puedo quedar para vestir mis muñecos?
    Mi hermana y yo nos quedamos perplejas delante de una canastilla para recién nacido envuelto en papel de seda. Todo es azul bebé: el papel, la canastilla, y todo por estrenar.
    —¡No, no lo toques! —exclamamos a la vez. Pero Alba ya se ha metido unos patucos EN EL BOLSILLO DEL MANDIL.

  5. JAMS

    LA SIEGA, de Sheldon

    Budapest es precioso, cuenta Chelo en la carta. Desideria suspira recordando las fotos que vio hace años de esa ciudad ¡le hubiera gustado tanto conocerla! Pero nunca pudo escapar de la tiranía de su tierra. Es una vida difícil y más ahora que ha enterrado a Genaro. Todos sus hijos viven fuera menos Nandín, que salió algo lelo. Como si fueran cuentas de un rosario, toquetea los huesecillos que conserva desde que los encontró arando. Pertenecen a los dos que SE LE ESCURRIERON ENTRE LOS MUSLOS después de la ruda y el perejil. No podían permitirse más bocas que alimentar y menos después de lo del pequeño. No sabe por qué los guarda, quizás porque son parte de ella. Canelo se le acerca meneando la cola. Está legañoso y flaco, siempre hambriento. Sin pensarlo le ofrece los huesecillos que el animal devora con avidez. Perra vida, musita acariciándole la cabeza.

  6. JAMS

    HAY DIAS QUE EN EL CIELO SE DIBUJAN NUBES DE ESPERANZA, de Aldebarán

    Nandín mira de reojo a su madre que está sentada a la sombra junto a su inseparable cestillo de calcetines para zurcir. Le gusta observar como la mujer levanta la mirada hacia el cielo y descubrir un resquicio de esperanza en sus ojos. Ella aún no lo sabe, pero pronto cumplirá un sueño. Es sólo cuestión de poco tiempo, lo que él tarde en crecer y ganar dinero. En la escuela ha aprendido a dibujar el mapa de España y ha sabido que no hay tanta distancia desde su pueblo. Incluso ha marcado en rojo el recorrido. Y aunque ya no pueda ser de luna de miel, su madre irá de viaje a Cáceres. Está decidido. PIENSA ESTO Y EN ACORDARSE DE comprar una hucha para empezar a ahorrar, no vaya a ser que le pille el toro. Mientras, una lluvia mesurada comienza a resbalar sobre la tierra amarilla.

  7. JAMS

    DANA, de Matilda Johnson

    EL PRONÓSTICO DICE QUE NO CAERÁ UNA GOTA pero todos saben que el hombre del tiempo no acierta nunca, tampoco eligiendo una mujer con la que compartir su vida, podría añadir él; y así, dándoles la razón a todos, acaba llorando a moco tendido frente a la audiencia.

  8. JAMS

    VIDA ÁRIDA, de Amanita

    Desideria dejó de procrear, por fin, gracias a su marido: más cargado de alcohol que de cordura, se empeñó en trepar campanario arriba a medianoche. Un traspié lo hizo precipitarse al vacío y, dos días más tarde, al cementerio. La viuda lloró en el entierro, como era costumbre. Después, ya nadie tuvo ocasión de verla quejarse. No podía malgastar rabia o energías en tareas inútiles, siete criaturas pedían pan.
    Los muchachos crecieron y UNO TRAS OTRO FUERON esparciéndose por el mundo, a modo de semillas en procura del surco mejor abonado. Pero Desideria no está sola: vive con las trizas de los sueños rotos, los dolores reumáticos y la esperanza de conocer a los nietos algún día. Cuando el miedo la ataca por sorpresa, se defiende apretando los dientes y unos huesecillos de sus gemelos malogrados, que descansan en el fondo de un cajón convertido en relicario.

  9. JAMS

    LA TRILLA, de Belfegor

    Cada vez que se cruzaba con ellos tenía que soportar sus sonrisas y sus cuchicheos.
    Su odio iba en aumento, se tenía que vengar.
    La habían forzado los dos en la era, una tarde de agosto, a pesar de sus protestas y de sus gritos.
    Al Genaro un día que iba solo, le convenció para repetir lo que la habían hecho, pero solo para él. Cuando estaba desnudo ante ella, le cogió su miembro y con la navaja afilada se lo cortó.
    El chorro de sangre cayó sobre ella, mientras él aullaba de dolor y su vida sea acabó muy rápidamente.
    Desnuda como estaba, se bañó en el pilón, se vistió y se fue a por el Nemesio.
    Le llevó al cobertizo y al descubrir a su amigo, se quedó parado por poco tiempo, porque un hachazo en el cráneo fue suficiente para tumbarle.
    LOS ENTERRÓ BAJO LA TIERRA AMARILLA.

  10. JAMS

    DÓNDE, de Bartleby

    La hija menor debió desaparecer MIENTRAS TENDÍA LA COLADA su madre y estaba en la faena de la siembra el padre. Después de dos semanas de búsqueda infructuosa, con angustia y desespero, decidieron recurrir a la vidente más famosa de la comarca, a quien se atribuían buenas dotes en el sanamiento de desazones y certero tino en trabar respuestas difíciles. Doña Sole, en la casa donde se vio a la niña por última vez y tras escrutar su foto y acariciar una de sus prendas, recita unas oraciones, parece desvanecerse y entra en trance; después, con voz ajena, pronuncia unas palabras esotéricas y ampulosas que la madre no logra interpretar. Sin embargo, el padre, mientras piensa en cómo se lo contará a la hija mayor, dirige una mirada aprensiva hacia el aljibe del patio.

  11. JAMS

    MARÍA -ELSA, de Respiración

    El maíz cuelga del corredor de la vieja casona. Es el sustento principal de la familia. Hasta el “garojo” se utiliza de combustible en la “bilbaína”.
    Esta mañana las hojas secas de las mazorcas acogen el cuerpo de una joven de 15 años y a su bebé recién nacido. Nace una niña ilegítima de hombre casado. La vergüenza familiar.
    Recuerda a los gatos que, dentro de un saco, su padre tira al río y, de inmediato, deshecha, horrorizada, la imagen.
    Crujen los pies a la carrera, alguien se acerca. Elsa SE METE EN LOS BOLSILLOS un trocito de cordón umbilical. Una familia conocida se hace cargo del bebé y eso la tranquiliza.
    Llora acobardada por sus actos pero, debe culpabiliza a la sociedad: Tirana, llena de prejuicios e implacable en sus juicios.
    Cierro el diario de mi abuela María y sonrío al leer su rúbrica: María- Elsa, 1950.

  12. JAMS

    LA JARDINERA, de Lirio

    Hortensia no tuvo tiempo de buscar marido. Desde niña su única pasión fue cultivar el jardín que ella misma había sembrado, hasta que de mayor sintió el deseo de ser madre, que vio cumplido cuando floreció el bello Narciso; luego UNO TRAS OTRO FUERON brotando la pasional Rosa, la modesta Violeta, el gallardo Jacinto, la inocente Azucena y las gemelas: la dulce Melisa y la amable Jazmín.
    Cómo disfrutó viéndolos crecer. Les gustaba el agua de lluvia, el sol de primavera y exhibirse en la mano de las novias. Se vestían con telas de colores tan suaves que acariciaban la yema de los dedos y tan alegres que cualquier hogar quería acogerlos.
    Sus pequeños retoños acabaron por echar raíces en la tierra donde habían nacido, para así poder acompañarla cada día de su vida, antes de marchitarse, cuando, alrededor de su tumba, se despidieron de ella por última vez.

  13. JAMS

    CONFIDENCIAS, de El Principito

    La joven estaba en Budapest, en un simposio de ciencias forenses, cuando le comunicaron que su abuela Desideria había fallecido.
    No dudó en coger el primer vuelo y regresar a España cuanto antes.
    En el pueblo todo seguía como siempre, la tierra sedienta de lluvia, la casa familiar despintada y el mandil de la abuela colgado detrás de la puerta.
    Todo igual que el día en que la joven se marchó, el día en que la abuela y ella desenterraron unos huesecillos y la abuela le contó su historia y le enseñó a ser fuerte y la animó a cumplir su sueño de estudiar medicina y a ser feliz y, SIN CONTARLE A NADIE nada, le dio sus ahorros para que se fuese ese mismo día al extranjero.

  14. JAMS

    TRABAJO DE CAMPO, de Egomet

    En un viaje a Boston visitó el Museum of fine Arts y se detuvo ante un óleo de Millet, un sembrador que en actitud decidida esparce las semillas en una tierra sombría y aparentemente árida. Aquella imagen le impactó vivamente, trasladándole a su infancia en un pueblo pedregoso, donde la vida era dura y a veces trágica.
    Su padre le contó que, hacía tiempo, una niña había desaparecido en circunstancias extrañas. Era la hija pequeña de una familia de vagabundos. Dos pobres jornaleros fueron condenados en un juicio sin garantías. La investigación SE HIZO A TODA PRISA, sin pruebas fehacientes, ni testigos de cargo. Al parecer, las fuerzas vivas tenían mucho interés en echar tierra encima.
    Años después, un moderno arado sacó a la luz unos huesos desperdigados bajo la tierra, en otro tiempo baldía. Pero siguió oculta la verdad.

  15. JAMS

    RESIGNACIÓN, de Carballo

    Y A LO ÚLTIMO vino mi amigo Pablo a unirse al grupo que iba a vendimiar.
    Entre ellos se encontraba Sara, su mujer y madre de cuatro pequeños, que arrastraba con ella, el más renacuajo de siete meses.
    Y cuando los dos se iban a trabajar se ocupaba de esa recua y de los demás hijos de los trabajadores, Irma la hija del bodeguero.
    Luego, cuando regresaban de la faena los hombres se iban a una zona apartada a jugar a las cartas mientras las mujeres volvían a las faenas del hogar y a ocuparse de los hijos en las cabañas que los cobijaban.
    Era entonces cuando Sara confesaba a Juana todos sus sinsabores, como el juego al que se había aficionado Pablo o las palizas que recibía cuando perdía.
    Y Juana le respondía : ¡ Aguanta, Sara, ¿adónde vas a ir tú sola, con esos pequeñajos?

  16. JAMS

    PENURIAS, de Carballo

    PESE A TODO SIGUE AHÍ luchando, arando, sembrando, recogiendo la escasa siembra que le proporcionan estas áridas tierras.
    Pero- como dice ella- aquí nací y aquí moriré, aunque esta dura y amarga tierra se resista a cuidarme como yo la cuido a ella.
    Aunque, a veces tanta entrega, tanto mimo, tantos apuros, nos sirven de nada.
    Este año- como tantos- una helada temprana dejó el campo como un erial. Y de nada sirvieron los ingentes intentos por recuperar, aunque solo fuera, una parte de la cosecha.
    De nuevo será un año de hambrunas en este triste campo, pues como ya ha ocurrido antes, la pobre mujer no ha podido pagar el seguro.

  17. JAMS

    GEMELAS, de Doña Urraca

    Veían la luz. Tan potente era que laceraba sus miradas ciegas incapaces de llorar, de reconocer un color que no fuera negro sanguinolento. Sus vidas había sido tranquilas hasta que cruzaron la frontera, esa línea que deja atrás el ayer y abre el mañana.
    Macarena aún recuerda la paz del sueño sereno, el brusco y doloroso despertar, sus compartidos latidos desbocados… y el fulgor. Violentas y dolorosas sacudidas la impulsaron al exterior, al más allá del conocido contorno de silencio amable. Carmen dormía. Macarena encontró el aire necesario para su existencia. Carmen ahogó su voz silente.
    La madre luchaba por abrir el paso y acogerlas. La amable burbuja amniótica estalló. LOS CUATRO KILOS LARGOS DE Macarena cruzaron la raya a la vida mientras la vida de Carmen se ahogaba en meconio. La piedad besaba y lloraba en confuso dolor. Macarena pudo escuchar un quejido inaudible. Su hermana calló.

  18. JAMS

    LA COSECHA, de Pálido

    Tendrás el mejor de todos los espantapájaros, presumió mi hombre desde el portón del establo. Y bien se veía que había escogido la paja hebra por hebra. Era rubia y flexible, más resistente que los vellones de lana del colchón que yo había estado vareando y que podríamos reservar para los inviernos. Me alegré de notarle alrededor. Nunca antes se había ofrecido a ayudarme y cada vez se me hace más cuesta arriba vaciar los cuerpecillos, esperar que se curtan bajo este sol que nunca cesa para meter el relleno y dejarlos atados al palo. Sé que él también lleva a cuestas su hambre y su pena, y quería agradecérselo. Así que hoy le he jurado que este nuevo fruto malogrado de mi vientre logrará proteger por fin los que engendramos BAJO LA TIERRA AMARILLA para que no nos los arrebaten los cuervos.

  19. JAMS

    CUNA DE ARENA, de Jo March

    Los encuentra CON LA ÚLTIMA PALADA: aplica el pincel y, tras miles de años, el sol acaricia los huesos… Deja su herramienta a un lado, toma la cantimplora, bebe, se seca el sudor… Lo suyo no era más que una búsqueda desierta, recuerda haber pensado eso y se descubre equivocado, trabajando concentrado y abstraído, al tiempo que la manta y el pequeño sonajero le dicen lo contrario…

  20. JAMS

    HOUSTON, TENEMOS UN PROBLEMA, de Wenceslao Izquierdo

    El comandante no soportó que los otros dos tripulantes hiciesen ojitos durante el vuelo, una vez en Venus, tras ocurrir un “fallo técnico”, LOS ENTERRÓ BAJO LA TIERRA AMARILLA.

  21. JAMS

    LAS DIFERENTES CARAS DE LA FERTILIDAD, de Onírica

    Amalia y Cosme han sido una pareja trabajadora y muy fértil. Mucho más productiva que la tierra de la que son arrendatarios y con la que a duras penas van saliendo adelante. Ahora que las manos se han multiplicado porque los hijos, tan seguidos como dispares, ya ayudan en las tareas del campo, falta la lluvia. EL PRONÓSTICO DICE QUE NO CAERÁ UNA GOTA DE AGUA en bastante tiempo. Más vale que don Matías, el dueño de las tierras, es un hombre generoso. Como en su casa no han crecido niños, ha tomado cariño a los de sus renteros; aunque no puede evitar hacer distingos entre unos y otros, cosa que a sus padres les duele. Amalia quiere a sus ocho hijos por igual. Al fin y al cabo todos han salido de su vientre. Vientre al que también ha llegado, por fin, la sequía.

  22. JAMS

    PARA CUANDO HAGA FALTA, de Tagarete

    Antes escapar a Francia fui a despedirme de la abuela Desideria. No tuve que explicarle nada, sabía que me buscaban por lo de las huelgas.
    La abuela abrió su caja de galletas y empezó a revolver con manos temblorosas. Palpaba con cuidado, sacaba cada objeto y los colocaba en fila sobre la mesa: un paquete de cartas amarradas con una cinta, una peonza, un dedal de latón, un puñado de huesecillos manchados de tierra amarilla. Tardó en encontrar lo que buscaba, un décimo de lotería con dos dobleces que al desplegarse se hizo cuatro pedazos.
    —Cóbralo —dijo. —Me lo trajo mi Juanillo de Cáceres, justo antes del accidente. Está premiado. Lo guardé SIN CONTARLE A NADIE NADA, para cuando de verdad hiciera falta.
    Le acaricié los dedos temblorosos y besé el billete como lo que era, una reliquia. Diciembre del 58… ¡Diez años ya de la muerte del tito Juan!

  23. JAMS

    ASFIXIA INFANTIL, de Agüerojero

    El cura de Heras escribía en el libro parroquial:
    ─“Este año de 1789 es sin duda el año más mísero que ha alcanzado la memoria de los hombres por haber sido tan corta la cosecha de granos que llevó a valer el celemín de mayz (sic) en el mercado de Liérganes 32 reales de vellón.”
    Los años, UNO TRAS OTRO, FUERON a peor de tal forma de más tarde escribiría:
    ─“Hasta el año del 97 han sido años miserables”.
    En ese decenio bajaron la natalidad y las ceremonias matrimoniales. El número de párvulos fallecidos fue enorme. El hambre, las pestes y otras enfermedades se cebaron entre la población.
    El obispo de Calahorra difundió una prevención a todos los curas de su diócesis para que advirtieran, desde los púlpitos a los fieles, que se declararía pecado mortal la reciente costumbre de acostar a los recién nacidos en la cama del matrimonio.

  24. JAMS

    VIUDO, de América

    Dicen que esta cosecha es la mejor que hemos tenido nunca. Sin embargo, nuestro vino me sabe agrio mientras contemplo la finca desde el ventanal grande. Los nuevos racimos siguen allí sin recoger. Mirar las viñas por la ventana siempre me dispara la necesidad de ocuparme de ellas. Pero, desde que entre las dos últimas hileras de vides ha brotado tu hombro izquierdo, no consigo pisar las tierras.
    Lo reconocí apenas verlo. Te hemos enterrado en el camposanto, como a toda hija de vecino, PERO COMO SI FUESE lo más normal has germinado junto al linde. Allí donde te has dejado la espalda trabajando la tierra.
    No es que el hombro sea tan impresionante. Pero me temo que le seguirán tus manos curtidas, tus ojos cansados, y, lo más temible, tu boca, que otra vez me reprochará lo ocurrido.

  25. JAMS

    HUMUS, de Procrastinator

    TOCA ESTE AÑO CULTIVO DE MAÍZ. El sol y mi piel ya hacen buenas migas. Pero tengo la espalda dolorida y calambres en las piernas. No me quejo. Dejar el hambre atrás fue una bendición. Me casé muy joven, mis padres prácticamente me entregaron para saldar una deuda. Aquí, sembrando y recogiendo el maíz, me siento libre y segura. Mi infierno es la noche, aguantar las embestidas de un hombre obsesionado con tener hijos, cuantos más mejor. Sus insultos y golpes hace tiempo que ya no me dañan. No puede dejarme preñada y su paciencia se agota. Pronto me desterrará de su vida y acogerá una mujer más joven que sea fértil.
    Cada día me adentro por un terreno árido de la finca, nunca se sembrará. Y si el viento descansa y los pájaros dormitan, mi conciencia se estremece, pues puedo escuchar sus lloros lastimeros maldiciéndome.

  26. JAMS

    DENSOS MATORRALES, de Carlos

    Su hija, antes de marcharse a Praga, le preguntó que se ponían en el campo cuando tenían la menstruación. Le hizo una compresa con juncos, paja y plumas. Enterrábamos la pieza sucia igual que hacíamos con los excrementos. A veces las necesitábamos para curarnos las llagas de las manos o los pies. Abandonábamos la faena para atender esa necesidad y volvíamos a remover la tierra, las patatas, la remolacha o cortar hierba.
    Se acerca al mercao para vender sus hortalizas. Raimundo, el cartero, le entrega una postal de Praga. Le parece enorme el Moldava y preciosa la Plaza de la Ciudad Vieja. Si fuera más joven, aquí me iba a estar, dice para sí. Me quedé sin Luna de Miel porque la grande venía de camino. Luego parí un hijo cada año.
    Ve unos huesecillos de niño entre las coles. SE METE LA MANO en el bolsillo y se emociona.

  27. JAMS

    NO PUDO SER, de Glauka

    Nandín abre un baúl que estaba en la buhardilla, ha vuelto del entierro de su madre y sus hermanos andan litigando sobre la herencia en el salón. Junto a viejos chismes y ropas descubre una ajada postal de Budapest y un delantal.
    En la postal los sueños truncados de una mujer joven que se vio atrapada en los ciclos de siembra y cosecha, eso Nandín no lo sabía.
    En el bolsillo del delantal unos huesecillos y eso sí: AHÍ SIGUE DESIDERIA REMOVIENDO LA TIERRA, en la mente de Nandín.

  28. JAMS

    “IN PROFUNDIS”, de Baobab

    Está entretenida en el patio trasero de la casa, REMOVIENDO LA TIERRA, CAVANDO. Ahora que vive sola, desde que su marido tuvo que irse a trabajar a una sede de la multinacional en el extranjero, pasa gran parte del tiempo en el jardín. Dedica muchas horas al rosal, echándole abono y mezclándolo todo para que penetre. Entonces se aproxima la vecina por el camino que lleva al bosque.
    –Buenos días. Me encantan las rosas, tan aromáticas y coloridas.
    Como siempre, la saluda con un monosílabo sin levantar la cabeza. En cuanto la pierde de vista, arranca la planta de raíz con furia. «Ni siquiera una vez muerto puedes dejar de acercarte a ella». Piensa que, además, cambiando de flores tiene ocasión de hacer llegar el estiércol más abajo, aunque se cuidará bien de no escarbar demasiado en esa zona.

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