22. 100 metros (Salvador Esteve)
Mientras la hemorragia vaciaba su vida y la entregaba a la muerte sus entrañas se rebelaban; Luz nació. No hubo llanto. Sus ojos se abrieron, pero nada vieron. Sus oídos, yermos.
“Madre, si hablarte nunca podré, ni tu voz escucharé, si tu rostro jamás veré, ¡maldigo mis sentidos! ¿Para qué los quiero?”.
Su padre y familiares enterraron la responsabilidad amputando sus conciencias. Abandonada, encarcelada en su cuerpo y con su cordura a la deriva sombras de soledad navegan por su mente.
Pero incluso en tierra árida brotan ángeles, y con su ayuda, poco a poco, Luz aprendió a ver a través de sus manos, de su olfato, de su intuición; a reconocer olores, formas, texturas, el calor, el frío, el dolor. Y el día que se le acercó Ulises y le lamió la mano el mundo se le hizo más fácil; sintió la fuerza, la confianza, la amistad.
Una mañana, mientras miles de gargantas jaleaban los 10,75 segundos de Shelly Ann Fraser en los Juegos Olímpicos, Luz se aferró al trocito de valentía que guardaba como un tesoro, y con Ulises a su izquierda y el bastón, sus guías, batía por primera vez su propio record; cien metros hasta el parque.
Esta sí que es una gesta olímpica, Salvador. He sentido el vértigo de esos 100 metros. Besos y felicidades.
Cien metros que le insuflarán confianza para seguir avanzando. Muchas gracias por tu comentario, Belén. Abrazos.
Cómo te pasas, Salvador. Deja algo para los demás. Seguramente, si comparamos ambas hazañas con el esfuerzo preciso para lograrlas, ganaría, de calle, nuestra Luz. Enhorabuena y un saludo.
Un esfuerzo titánico que la vida seguro recompensará con medallas de felicidad. Muchas gracias por tu comentario, Jesús. Abrazos.
Tremendo, poético y emotivo a partes iguales. Y con un final desgarrador y optimista que deja un nudo en la garganta y, a la vez, una sonrisa esperanzada.
Muy, muy bueno.
Enhorabuena, Salvador.
Me alegra mucho que te haya gustado y que hayas esbozado una sonrisa de esperanza, pues mi intención era reflejar optimismo y fe en el ser humano ante la lucha del reto de vivir. Muchas gracias, Modes, por tus palabras. Abrazos.
Cien metros pueden parecer una distancia escasa, pero resultan un reto si se trata de una competición deportiva, o si conlleva la superación de una muchacha que nace con todo en contra. Muy bien traído ese paralelismo y contraste entre una atleta dotada por la naturaleza de unos dones privilegiados, y alguien a quien se le niega aquello que la evolución ha otorgado a la mayoría de los humanos para que puedan desarrollarse. Dos mujeres admirables, sin duda, que se han esforzado lo indecible para lograr su meta, aunque yo me quedo con Luz, porque nunca tendrá gloria, ni figurará en los anales de la historia deportiva. Tengo debilidad por los teóricos perdedores que hacen de su dignidad una victoria y un ejemplo.
Un relato lleno de motivación, para leer en esos días en los que nos quejamos de tonterías, cuando sentimos cualquier nimiedad como un escollo insuperable.
Un abrazo, Salvador. Suerte
Yo también me quedo con Luz, cada día será una olimpiada, cada avance un récord personal; las medallas, vivir. Tienes razón, tenemos que valorar las pequeñas cosas que nos regala la vida como un tesoro. Muchas gracias por tus palabras, Ángel. Abrazos.
Me has llegado a la fibra más sensible, Salvador, con tu gran relato. Te felicito por la temática y por el tratamiento de un asunto tan delicado y emotivo.
Un fuerte abrazo.
María José
Muchas gracias por tus palabras, María José. Si te ha emocionado, para mí es ya un premio. Abrazos.
Muy muy bueno. El final redondo. Enhorabuena.
Muchas gracias, Lorenzo. He intentado que el final fuera esperanzador, el inicio de una carrera hacia adelante sin importar los obstáculos. Abrazos.
M. Salvador, valentia ante los muros del camino es una moraleja preciosa y tu nos la regalas. Suerte y saludos
Muros muy altos, pero con tesón, valentía, como tú bien dices, y ayuda todo se puede escalar. Muchas gracias por tu comentario, Calamanda. Abrazos.
Hola, Salvador.
A mí me ha emocionado, será porque conozco el tema de cerca, será porque lo has escrito con maestría, será…
Enhorabuena, porque no sé qué más puedo decirte.
Un abrazo enorme, desde los adentros.
Si conoces el tema, si lo vives de cerca, nadie mejor que tú para comprender el esfuerzo de nuestra protagonista, y tu emoción es doblemente gratificante. Muchas gracias, Towanda, por tus palabras. Abrazos.
No todos los que ponen a prueba sus límites lo hacen sobre una pista de atletismo y el consuelo, afortunadamente, no es patrimonio de la humanidad o, mejor dicho, de lo humano.
La desgracia como punto de partida, la cobardía familiar como modo de vida y, finalmente, el pundonor y la valentía pugnando en una emocionante carrera en paralelo entre la atleta que tiene poco que perder y esa niña que lo tiene todo por ganar.
Un gran relato magníficamente desarrollado. Enhorabuena, Salvador.
Un abrazo.
Muchas gracias por tu comentario, Antonio. Has desgranado perfectamente el universo personal del relato. Abrazos.
Me gusta mucho leerte Salvador. Por tus ideas, por cómo las explicas y por ese equilibrio que encuentras siempre en tus relatos. Me ha encantado la dosis justa de lirismo con la que nos introduces y ese giro final que hace de tu historia una de esas que quieres volver a leer. Mucha suerte !!
Que se diga de un relato que incita a volver a leerlo es, sin duda, el mejor regalo. Ya sabes que el placer es mutuo. Muchas gracias, Juan Antonio, por tus palabras. Abrazos.
Hola, Salvador.
Cien metros en vertical, alados hasta el cielo. Qué precioso es remontarse.
Un abrazote.
Remontar el vuelo en dirección a la vida con la felicidad que da la superación. Muchas gracias por tu comentario, Martín. Abrazos.
Una bella narrativa para una historia de superación que deja la puerta abierta a la esperanza.
Me gusta, Salvador.
Un abrazo y suerte.
Abierta de par en par. Nuestra protagonista la cruzará con la valentía de un ser especial. Muchas gracias por tu comentario, Margarita. Abrazos.
Cuando todo está en contra tu protagonista saca fuerzas para emprender el camino que le lleva a conseguir la prueba más importante de su vida, superar todos sus silenciados sentidos y alcanzar su propia marca.
Muy bien narrado, llega esa luz de valentía que tan bien has trazado. Me encanta.
Un abrazo Salvador.
La fuerza nace en su interior, en la amistad y en sus ganas de vivir. Muchas gracias, Mª Belén, por tus palabras. Abrazos.
Conmovedora historia desde la fatalidad de su nacimiento, hasta que por fin puede conseguir su objetivo.
Buen desarrollo, y bien pensado el nombre de «Luz», para alguien privado de ella, que puede interpretarse como un faro interno hacia la meta.
Saludos afectuosos, Salvador.
Una luz que nunca verá pero que siente que se enciende en su interior y que alumbra su destino. Muchas gracias, María Jesús, por tus palabras. Abrazos.
Muy buen relato, gran final para esta gran atleta.
Un abrazo
Una atleta que competirá todos los días de su vida pero que, sin duda, llegará a la meta. Muchas gracias por tu comentario, Blanca. Abrazos.
Me alegra que te haya parecido emotivo y que destaques a Ulises, pues es para mí un personaje esencial en el relato. Muchas gracias por tus palabras, Ana. Abrazos.
El mensaje, ciertamente, era ensalzar el esfuerzo y la superación personal ante los límites que la vida marca a algunas personas, y mostrar así la grandeza del ser humano. Muchas gracias, Juan, por tus palabras. Abrazos.
Precioso relato que toca el corazón y a los que vivimos de cerca esa realidad mucho más.
Son personas VALIENTES así con mayúsculas y tú lo has sabido retratar maravillosamente.
Un abrazo
Si conoces esta realidad de cerca, tu lectura del texto tiene la fuerza de la vivencia y para mí es doblemente gratificante tu comentario, pues mejor que nadie sabrás valorar la fuerza de estos atletas de la vida. Muchas gracias por tus palabras, Asun. Abrazos.
Qué dura historia pero qué bien contada. Nos dejas el corazón en un puño.
Genial que pueda batir su propio record, de eso se trata. Hay quien con más medios se rinde al menor contratiempo.
El texto está lleno de frases que me parecen preciosas, como por ejemplo «incluso en tierra árida brotan ángeles».
Un abrazo Salvador.
Carme.
Muchas gracias por tus palabras, Carme, y perdón por la tardanza en contestarte, el verano ralentiza nuestra vida. Me alegra mucho que te haya gustado. Abrazos.