101. LOS DESEMBARCOS (Rafa Heredero)
Siempre aparecían de manera imprevista. Eran navíos de brillante madera blanca a los que impulsaba el viento lunar, gobernados por marineros de tez clara y cabellos grises que descargaban sus mercancías para exhibirlas ante las mujeres: collares de perlas con destellos nacarados, pulseras y gargantillas trabajadas en filigrana de plata, anillos, pendientes y brazaletes del color de la nieve, peines de marfil, pesados espejos de mármol, diademas inmaculadas y vestidos de seda tan blancos como trajes de novia.
Partían al alba, cuando los bancos de niebla se juntaban para ocultar el amanecer. La bruma los engullía como si se tratase de visiones fantasmales. A las mujeres, ataviadas con sus nuevos adornos, se las veía más hermosas que nunca, con esa belleza secreta que los hombres no habían sabido descubrir. Era entonces cuando se enamoraban, rendidos ante ellas, y no les costaba acostumbrarse a su nueva vida.
Aunque, a veces, los que pasado un tiempo no podían ocultar su desilusión y buscaban una segunda oportunidad, aquellos que no querían evitarlo porque lo necesitaban para vivir, algunos poetas, locos e inconscientes, o a los que simplemente el azar o el destino los conducía hasta allí, estaban presentes en el siguiente desembarco.
Me ha encantado, RAFA… si hasta pude verme eligiendo collares, anillos y pendientes, y «vestidos de seda tan blancos como trajes de novia»… ¿Qué mujer no quiere ser linda, verdad? ¿Y qué hombre no dejará de insistir, por muy desilusionado que esté, si al fin y al cabo la esperanza es lo último que se pierde?
Eso del barco engullido por la bruma como si se tratase de una visión fantasmal no solamente tiene mucha visualidad, también me ha parecido una metáfora maravillosa.
Resumiendo, diez de diez ¡Felicitaciones!
Nos seguimos leyendo,
Mariángeles
Has llegado la primera Mariángeles. Elige lo que más te guste y mejor te siente. A nosotros nos encanta veros así de lindas. Y muchas gracias por tu comentario. Claro que nos seguiremos leyendo. Hasta que nos dejen.
Un abrazo.
Misterioso y brillante tu relato, Rafa, heredero de unas letras intemporales. Enhorabuena.
Un saludo
JM
juanmanuelsanchezmoreno.blogspot.com
Hola, Juan. La luna y los enamorados, con todos sus misterios, siempre serán eternos. Gracias por pasarte por aquí.
Un abrazo.
Rafa, bonitas y acertas imagenes, que encanta visualizar. Suerte y saludos
Gracias, Calamanda. Es todo un halago que a algún lector le encante visualizar lo que hemos imaginado.
Un abrazo.
Rafa creo que has creado la leyenda más bella del mes. Me gustaría ver en un corto animado a esos marineros selenitas y sus tesoros lunares porque tienen que ser preciosos. El único pero me lo pongo a mí mismo que no consigo entender del todo ese final con «aquellos que no querían evitarlo». Un abrazo, Rafa.
Muchas gracias, Lorenzo. Si conoces a algún director que se atreva con ello, le puedes poner en contacto conmigo. Yo también estaría encantado de verlo.
Respecto a lo que dices de no entender ese final, no te pongas ningún pero. Será que no lo he dejado claro o no he sabido explicarme. Lo que quería decir es que hay personas (en este relato me refiero a hombres) que aunque ya estén enamoradas no quieren evitar asistir al siguiente desembarco, porque necesitan estar enamoradas una y otra vez para sentirse vivas (no voy a dar nombres, pero alguien una vez me hizo un comentario en el que decía que él se enamoraba una vez a la semana por lo menos; de eso que contaba y con un poco que puse de mi parte para darle forma surgió esa frase, precisamente).
Un abrazo.
Rafa, preciosa historia, casi mágica, con escenas muy visuales.
Un abrazo
Pues muchas gracias por ese comentario, Blanca. Me ha gustado mucho que hagas referencia a la magia de la historia. Quería envolverla en esa atmósfera sin nombrarla.
Un abrazo.
¿Qué decir ante la belleza y el misterio de este relato, que en sus líneas finales rinde homenaje a esos locos, sean o no poetas, que se dejan ganar por la ilusión?
Pues eso: que es magnífico, que crea un ambiente de leyenda comparable al del romance del conde Arnaldos, al que me ha recordado por ese ambiente de lírica sugestión que ha sabido imprimirle.
Enhorabuena, Rafa.
Muchas gracias por tus palabras, Eduardo. De la belleza de las mujeres no tenemos dudas. En cuanto al misterio… ese siempre estará allí. No sabemos nunca qué «adorno» nos va a atraer de ellas. Pero creo que ellas tampoco lo saben. Y gracias también por esa comparación con el romance del conde Arnaldos. ¡Buff..!
Un abrazo.
Con lo de los regalos al desembarcar me han venido a la cabeza los primeros conquistadores españoles embaucando a los indios con regalitos. Luego lo de los vestidos de novia me ha hecho cambiar la idea.
Ese toque misterioso de los marineros entre la niebla le da un aire de leyenda perdida en el tiempo.
Mucha suerte.
Me gusta que las leyendas no tengan un tiempo preciso, o que cada cual pueda elegir el suyo, el que le parezca más apropiado o mejor, y todavía más si se consigue un toque de misterio. Gracias por tus palabras y tus deseos, Esperanza.
Un abrazo.
Hola,Rafa. Me encanta como describes y como has creado una bella historia en tan pocas palabras. El micro es bellísimo y muy ameno de leer. Un fuerte abrazo ,Sotirios. (Enhorabuena, los dos somos finalistas en “MADRID HISTORIAS BREVES” nos veremos el día 20 de septiembre en el café la flauta mágica donde anunciarán el ganador. Mi cuento está colgado en mi blog sotiriosmoutsanas.blogspot.com)
Hola, Sotiros. Siempre tan amable al describir cómo sientes los relatos. Muchas gracias. Me pasaré a hacerte una visita a tu blog.
Un saludo.
Rafa, eres todo un maestro en crear atmósferas mágicas en tus relatos. El mundo onírico está muy presente. Suerte y besos
Muchas gracias, Concha. Agradezco un montón tus palabras, pero ya me gustaría a mí saber crear una atmósfera mágica en mis relatos. Aquí ha ayudado mucho la luna y su especial relación desde siempre con los sueños y los enamorados.
un abrazo.
Como leyenda me parece espectacular por la belleza que imprimes a las descripciones, por el ambiente mágico y sobrenatural que permea los dos primeros párrafos y que a mí al menos me lleva a lugares muy al norte. Delicioso.
Pero a partir de la última línea del segundo párrafo veo un golpe de timón, por seguir con el tema marinero, francamente interesante, y que me hace centrarme más en lo que leo entre líneas que en lo que realmente dices… Ummm, si va de lo parece me gusta aún más. Pero quién sabe, a estas horas la lucidez a veces sale volando por la ventana. Besos y suerte.
Hola, Ana. Aquí seguimos, en esta ciudad que ya empiezas a conocer un poco más (y seguimos esperando el relato de Rosy. A ver si por fin se ha conseguido inspirar; las ideas, ya sabes, no le van a faltar).
Y muchas gracias por esas palabras que le dedicas al relato. Siempre me han gustado las leyendas con su poquito de magia donde estuviera presente el mar (habrás comprobado que por aquí no tenemos de eso, y quizá lo añoro más). Respecto a lo que dices del final del relato, ya sabes que el lector es dueño de interpretarlo como desee. De hecho es mejor así. Cada lector entonces lo mejorará siempre, porque cada cual lo interpretará de la mejor manera para él. Y ya que sé que te gusta el cine, te cuento lo que dijo una vez Fritz Lang. En una de sus películas, un detective o un policía presencia el asesinato de su mujer y su hijo, y Fritz Lang rodó la escena mostrando la espalda del actor. Le preguntaron que por qué no lo había filmado de frente, para ver su cara, y él respondió que mucho mejor que enseñar el dolor que pudiera reflejar el rostro de un actor era que el espectador se lo imaginase, para que cada cual pudiese poner el que considerase adecuado.
Un abrazo.
Un relato con dos primeros párrafos de una historia fantástica o de leyenda, el tercer párrafo reta a lector en la interpretación del texto. Mi lectura particular va sobre los que se conforman y se quedan en una zona de confort (las joyas y las mujeres son solo metáforas) y luego están los raros (los inconformistas, poetas, locos, etc.) los que necesitan recorrer varios caminos. En fin, me gustan estos relatos que me permiten elaborar historias alrededor de ellos, quizá diferentes a lo que propone el autor. ¡Suerte!
Gracias por tu comentario, Beto. Como decía en la respuesta al comentario anterior, creo que el lector tiene la última palabra sobre lo que lee; a él le corresponde interpretar el texto según sus intenciones o sentimientos. Está bien que cada cual tenga sus propios intereses, si no seríamos muy aburridos.
Un abrazo.
Precioso relato bañado de blanco lunar, la imaginación hace el resto.
Felicidades.
Hola, Maria. Gracias por pasarte por aquí y por tu comentario. Y por poner colores con tu imaginación.
Un abrazo.
Has conseguido un relato muy visual, sobretodo en sus dos primeros párrafos, con unas descripciones ricas y llenas de magia, y un aire de leyenda. El último párrafo sin embargo plantea un desafío: tengo la sensación de que nos has hipnotizado en la primera parte para convertirnos en «locos e inconscientes» dispuestos a estar presentes en el próximo desembarco.
Suerte y abrazos
Hola, Anna. ¿Quién no lo está si se presenta en el siguiente desembarco?
Gracias por tu comentario. Un abrazo.
No hay personajes mas mágicos y exóticos que aquellos que llegan a una playa o un puerto trayendo mercancías de lugares lejanos y diferentes.
Lo has reflejado muy bien.
Saludos.
Gracias, Asunción, por tus palabras. Tienes razón, todos aquellos que nos traen experiencias nuevas siempre nos parecen un poco mágicos. Somos así.
Un abrazo.
Preciosa descripción de los enseres que traen de la mar para embellecer a las mujeres. Dan ganas de ir al puerto y comprar anillos, collares o lo que fuere.
No todos están contentos con lo que tienen ni se conforman con lo que eligen, los locos y los poetas siempre buscan nuevos caminos.
Un abrazo Rafa
Hola, Belén. Allí te esperamos, en el puerto, para que elijas. Todavía quedan muchas mercancías disponibles. Puede que incluso no se haya ido alguno de aquellos que busca nuevos caminos. Siempre se los ve por allí.
Gracias por tu comentario. Un abrazo.
Me he imaginado a tus marineros lunares como piratas que arriban al puerto y lisonjean a las mujeres con joyas únicas. Casi todos son capaces de enamorarse y ser felices. Sólo aquellos que anhelan la felicidad, los que la cantan o la escriben, son los que pueden que prueben una segunda oportunidad. O puede que no, porqué si no, dejarían de cantar y escribir.
Eso es, Isabel, cada mujer dispone de sus joyas únicas con las que son capaces de enamorar. Y que cada cual trate de buscar la felicidad donde le lleve el destino.
Un abrazo.
No me cansaré nunca de darte las gracias, Ana. Siempre estás ahí, desde que tengo memoria en ENTC, mes a mes, animando a unos y otros, comentando, valorando, diseccionando los relatos. Me encanta verte por aquí, siempre dispuesta a dejar tu opinión, a dar la visión de lo que lees. De verdad, Ana, gracias por ese esfuerzo que te tomas.
Pues sí, como dices, he querido que este relato tuviera dos partes. En la primera trataba de describir, de una u otra manera cómo los hombres se llegan a enamorar de las mujeres. Da igual que las vean todos los días o las acaben de conocer; como explicaba en una respuesta anterior, nunca se sabe qué vemos en ellas, qué «adorno o atavío» nos va a atraer en un momento dado, de improviso, sin avisar, ni sabemos cuándo o por qué nos enamoramos. Y después de que ya lo están he querido reflejar cómo los sentimientos, el carácter, la vida o el azar les mueven a unos u otros a estar presentes en el siguiente desembarco. Me gusta cómo lo has descrito descrito tú: «Un canto al amor». Para qué decir más, ¿no?
Un abrazo.
Hola Rafa, he leído este relato varias veces y cada vez que lo hago descubro algo nuevo, algo que no acababa de entender, no sé si esto es bueno o no, pero es lo que me ha pasado.
Cuentas una historia de barcos legendarios, tesoros, fantasmas que ya de por sí me engancha (magníficamente escrito por cierto) pero insinuando entre líneas otro tipo de singladura mucho más terrenal. Mezclas esa primera parte tan descriptiva creando un ambiente mágico, siguiendo con el párrafo en que descubres de qué va realmente el cuento. El párrafo final me queda un tanto difuso, muy interpretable, he leído los comentarios y tus contestaciones y entiendo el relato gracias a ellos, si no, a mi no me daba para entenderlo 100%. Tiene ese poder de atracción de la belleza inicial, de que en realidad habla del amor como viaje y pequeños tesoros a descubrir cada día, y ese cierre con ese gusanillo del lector de «estaré entendiendo bien?»
Pos eso, bellísimo aunque me haya costado pillarlo.
Hola, Mel, y gracias por tu comentario. La verdad es que a veces me cuesta mucho abandonarme del todo a la fantasía. Siempre me tira ese anclaje a la vida terrenal, y al final me salen unos relatos donde se mezclan ambos mundos donde todo puede ser interpretable. En este, sin embargo, estaba buscado así desde el principio. Y es cierto que cuando tenemos el relato en la cabeza disponemos de más información que al escribirlo nos parece evidente y que quizá no lo sea tanto para el lector. O puede que este tenga su propia interpretación, que tampoco está mal. El caso es que quedó así, quizá más interpretable de lo que suponía. Ahora, que si también ha quedado bellísimo, como dices, ya me siento más que contento.
Un abrazo.
Bonito y terriblemente visual. Rodeado por completo por un áurea de magia que convierte al relato en leyenda. De esos cuentos para explicar una y otra vez en noches de luna llena. Mucha suerte 😉
Muchas gracias por tu comentario, Juan Antonio. Me acordaré de ti la próxima luna llena y me imaginaré que alguien lo estará contando.
Un abrazo.
Rafa, me ha gustado mucho este relato, amores que desembarcan y sentimientos que necesitan nuevas travesías. Abrazos y suerte.
Hola, Salvador. Qué bonita esa frase de los sentimientos y las nuevas travesías. Si se me hubiese ocurrido a mí quizá la habría incorporado al relato. Muchas gracias por tu comentario.
Un abrazo.
Realmente mágico, sería estupendo para un corto. Con esos personajes y ambientes tan fáciles de visualizar a través de tus palabras.
Felicitaciones.
Rosa
Saludos.
Gracias por tus palabras, Rosa. Pues nada, si alguien quiere o se atreve con ello, adelante. Estaría encantado de verlo en imágenes.
Un abrazo.