Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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101. X (Salvador Esteve)

Las palabras de amor, los gestos de complicidad, se convirtieron en ademanes de desprecio y en vocablos lacerantes que hacían sangrar mis heridas. Despedazó mi vida y me abandonó por un cutis terso.

También mi hijo voló lejos aprovechando el viento de la juventud, dejándome dolor y deudas.

La decepción y amargura, como polvo, se posa en todos los rincones de mi devastado hogar. Pero en mi corazón anida una ilusión, tener una hija. Con el miedo agazapado en mi esperanza, recorro las noches, amordazo mis sentimientos y busco sexo furtivo hasta quedar embarazada. Bajo la ducha froto la piel para quitarme el hedor de esos hombres a fermento y soledad.

 

Con todo mi cariño he preparado un dormitorio en tonos rosa. A los pies de la cama, excitada, abro el sobre con los resultados del análisis, pero el cromosoma Y provoca otra punzada más en mi sueño. Llorando, con el ánimo a punto de tirar la toalla, abro el cajón y dejo el papel junto a otros. Con mano trémula cojo el frasco de pastillas abortivas,  no sé cuánto tiempo mi cuerpo podrá aguantar otro fracaso.

Recostado sobre la almohada, un osito rosado me sonríe.

 

6 Responses

  1. Las decepciones con los hombres le hacen buscar un embarazo de una niña más allá de lo razonable. Creo que le iría mejor encontrar otra forma de soporte emocional, olvidando ese tipo de embarazo. A ver si la vida le devuelve un poco de amor en alguna de sus variantes (pareja, amistades, solidaridad…)
    Buena, y dura, historia.
    Un abrazo, Salvador.
    Carme.

  2. Ángel Saiz Mora

    La descendencia ha de abandonar el nido, es una ley de la naturaleza inexorable. Los humanos, sujetos a ese dictamen como todo ser vivo, gustamos de conservar vínculos afectivos con los hijos durante toda la existencia. Debe de ser muy duro que alguien por quien se ha dado todo y en quien se han puesto tantas ilusiones reniegue de la mano que le dio de comer y muchas cosas más, dejando un vacío doloroso y del todo desagradecido, tan duro que puede trastornar una mente. Tu protagonista piensa que una nueva maternidad, en femenino, llenará su amargo vacío, con una obsesión que le lleva a prostituirse, a hacer pruebas médicas continuas y a eliminar sin miramientos los intentos que fructifican y no se adaptan a sus exactas pretensiones.
    El límite entre luchar por lo que se quiere, por los sueños, seas cuáles fueren, y la obsesión, a veces es una línea muy tenue, como muestras en tu relato, que transmite muy bien los deseos y frustraciones de la protagonista, con la sonrisa final de un osito rosa que muestra la ironía de un camino buscado y que se resiste, que parece decirle al personaje que su planteamiento no es el correcto, que existen otros caminos posibles, que rectificar es de sabios.
    Un abrazo y suerte, Salvador

  3. María Jesús Briones Arreba

    La obsesión de la maternidad por conseguir una hija, llevada al límite, narrada con una serie de situaciones a cual más desafortunada y frustrante, bajo la atenta mirada de un osito de peluche.
    A pesar de su dureza, me he sentido atrapada en su lectura.
    Suerte, Salvador.
    Saludos.

  4. A veces, tanto empeño en que las cosas salgan como uno quiere y aquí está tu protagonista, agonizando en desesperanza. Ni siquiera el osito sonriente la va a sacar de la nube gris en la que ha caído. Un ciclón emocional que la va absorbiendo sin remedio.
    Hola Salvador, hacía tiempo que no te saludaba. Te deseo una bonita noche y una feliz vida.
    Abrazos.

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