104. La devota (Sara Lew)
Atravesando una estrecha gruta que deja atrás un remanso de aguas cálidas hay una isla. La isla, en la que apenas cabe una septuagenaria saltando a la comba, está habitada por una mujer de mediana edad. La joven vive dentro del hueco del tronco de la única palmera. A la niña le encantaría salir a saltar, pero por el retroceso propio de su escasa edad camina unos pocos pasos y se tambalea. Ya ha empezado a gatear y pronto dará sólo pataditas al aire tumbada en su cuna de hojarasca. La pequeña sabe que al berreo hambriento de leche y al llanto de su primer aliento de vida le sucederá el naufragio al vientre cavernoso de la Diosa, su deidad adorada. Aquella que un día atendió a sus súplicas y le concedió su maldito deseo de no morir envejeciendo.
Le has dado la vuelta por completo. Literalmente. Original historia y original manera de abordar la consigna del mes. Has mezclado fantasías y realidades y le has puesto tu sello y tu excelente redacción. Mucha suerte 🙂
Siempre nos acecha el deseo de cambiar el devenir de las cosas, de darle la vuelta a todo, con el convencimiento que así será mejor.
Gracias por tu comentario, Juan Antonio. Un abrazo.
Tu relato me ha recordado al de Fernando da Casa (núm. 70), también excelente, y no porque sean parecidos, que no, sino porque vuestros personajes se dirigen a confluir en un mismo punto, el punto de la vida o de la no vida.
Brillante como siempre Sara.
Un beso.
Acabo de leer el relato nº 70, de Fernando (genial, por cierto), y estoy de acuerdo en que confluyen en el mismo punto 🙂
Gracias, Rafa. Un abrazo.
Sara, hasta engendrarse ha recorrido su vida; bonito y sutilmente escrito. Suerte y saludos
Crecer hasta empequeñecer, llegar más sabio al nacimiento… una gran paradoja.
Gracias, Calamanda. Un saludo.
Muy bonito Sara, evocador, un único punto de encuentro entre la vida y lo que nace y se engendra, un devenir poético en tu relato. Suerte
La vida que es maravillosa como es, en todas sus etapas. Pero somos inconformistas…
Un abrazo, Manuel.
¡Precioso el microrrelato, Sara! Es un viaje vital, narrado con una gran prosa poética y que cierra un círculo muy bien dibujado.
Un buen trabajo.
¡Suerte con el concurso!
Abrazos.
Circular como un reloj con las manecillas girando en sentido contrario…
Gracias, Nicolás. Un abrazo.
Excelente microrrelato, que me recuerda mucho al relato de Scott Fitzgerald titulado «El curioso caso de Benjamin Button». La lírica de tus palabras, la sonoridad de tus frases, empero, mejoran el resultado final, máxime teniendo en cuenta que relatas toda la vida de una persona en tan solo doscientas palabras.
Me alegro de haber coincidido, como dice Rafa, en la concepción de la vida como hilo conductor del relato.
Un abrazo muy fuerte.
Gracias por tus palabras, Fernando. La vida pasa en un suspiro o una eternidad, depende de como la vivamos, aunque duro lo justo, como un microrrelato.
Un abrazo.
Qué bueno tu relato, Sara. Tan original como bien escrito.
Un saludo
Gracias, Montse.
Un saludo.
«Ya ha empezado a gatear y pronto dará sólo pataditas al aire» Esta frase que marca plenamente el retroceso hacia la dependencia física, la indefensión del ser, me ha abofeteado. Me ha marcado el momento cumbre de la marcha hacia atrás, del desaparecer en el vientre de la madre. Angustioso, infrenable… poético.
Un abrazooo
Angustioso, Amparo. Así lo he sentido también yo. Aunque ese retroceso hacia la dependencia física también se vive cuando la vejez sigue su curso real. Un círculo. Principio y final que casi se tocan.
Un abrazo.
Es muy bonito y mitológico tu micro Sara. Mucha suerte.
Besicos muchos.
Gracias, Nani. Otro beso para ti.
Una isla que sirve como soporte de las etapas vitales, si bien, me parece apreciar al final del relato que a la protagonista le gustaría una existencia más lineal y corriente, de ahí que se refiera al «maldito deseo de no morir envejeciendo».
Por lo visto, la euforia inicial de saber su deseo cumplido, de rejuvenecer (y de saltar a la comba) se fue diluyendo según iba haciéndose más niña…
Nunca estamos conformes con lo que tenemos…
Un saludo.
Suerte para este original relato y un saludo para ti.
Buen relato, felicidades.
Este micro deja bien a las claras el por qué del famoso dicho «hay que tener cuidado con lo que uno desea, porque se puede cumplir». Un poético racconto en reversa de lo que es la vida. Me encantó, SARA.
Cariños,
Mariángeles
Hola Sara, sigue siendo un placer leerte. Un beso.
Original y muy bien escrito. Siempre hay que tener cuidado con lo que se desea.
La historia es original y te engancha, pero es que tu manera de narrarla, pasando en cada frase de la anciana a la mujer madura, y de ésta a la joven, a la niña y pronto a la no nacida, me ha parecido sublime. Sólo son 200 palabras, pero es que a ti hasta te han sobrado para dejarnos con la boca abierta.
Suerte, aunque creo que no la necesitarás. Y un abrazo
Me ha parecido una estupenda metáfora. He pasado un buen rato con su lectura.
Bueno Sara, fantásticamente metafórico. Te deseo mucha suerte.
Bonito relato, Sara. Me ha recordado «La vida según Quino» en la que se comenzaba por el final. Me ha gustado mucho. Un saludo
Los deseos a veces son una maldición cuando se cumplen. Una buena historia hacia atras, Sara.
Besos
Bonito relato, donde el fin es el inicio y viceversa. Buena vuelta.
Un abrazo
Felicidades, Sara, por la mención. Sin duda lo merece,
Felicidades, Sara! Ya estás en el libro con relato de la vida al revés, con esas Diosas que cumplen los deseos.