11. OJALÁ
Hoy, por fin, me siento con fuerzas para decirte algo que he guardado dentro mucho, mucho tiempo, porque el dolor paraliza y enmudece hasta crear una sanadora distancia que, a
veces, se parece al olvido. Al, aún más doloroso, olvido.
En este momento extraño, como si se hubiera abierto un pesado telón, siento la urgente necesidad de confesarte lo más hermoso que aprendí de tí, porque soy tu resultado.
Sin palabras, sólo con hechos, me enseñaste a dejar para mañana aquello que no importa que se quede sin hacer. A centrarme en lo esencial, en lo que de verdad deseo o en lo que me proporciona algo parecido a la felicidad, ese espejismo casi siempre tan fugaz.
Tú te fuiste dejando muchas cosas por hacer y muchos sueños por cumplir, pero la sonrisa que me brindaste en nuestro último adiós, la quisiera para mí cuando me vaya, habiendo tenido una vida más fácil que la tuya.
Ojalá mi rostro se parezca en algo a aquel, tan sereno, con el que tú te despediste, mamá.
Ojalá.
Qué emotivo. Una historia que nace del corazón, sospecho que con tintes autobiográficos
Un abrazo y suerte.
Muchas gracias, Rosalía, por leerme y comentar mi relato. Y, en efecto, en esta ocasión, es absolutamente autobiográfico. Un abrazo enorme, guapa.
Nunca se va del todo quien permanece. Y es de bien nacidos ser agradecidos. Esta despedida solo puede hablar bien de la persona que marchó y de la que le vio irse y lo comparte.
Como ha dicho Rosalía, emotividad es con lo que está construida esta creíble historia, escrita con el corazón.
Un abrazo grande, Puri
Hoooola, mi querido Ángel. Una vez más, te agradezco las hermosas palabras y el cariño con el que comentas mi pequeña historia. Esta vez quise que fuera un breve homenaje al recuerdo de toda una dama, mi madre. Un beso, amigo.
Tierno. Lleno de sentimiento. Conmovedor. Todo eso y mucho más.
Y la suerte de tener esa despedida, que no siempre es posible. Algo bonito para recordar siempre.
Un fuerte abrazo Purificación.
Gracias, Ana María, por tu comentario, tan emotivo y lleno de cariño. De verdad, te lo agradezco mucho. Un beso, guapa.
Muchas gracias, Purificación por reflejar en esta emotiva historia todo el amor que encierra la relación con una madre. Me ha llegado especialmente y espero que mis hijos md recuerden así con una sonrisa, con ese amor imperecedero como el tuyo a aquella persona que te dio la vida. Precioso, lleno de ternura y conmovedor. Un abrazo inmenso. Gloria
Mil gracias, querida Gloria. Verás, en casi todas mis historias hay un punto de no ficción, aunque sea mínimo. En esta, por el contrario, no hay invención alguna porque es autobiográfica de principio a fin. Quise evocar el recuerdo de un ser hermoso, casi etéreo, que el destino puso a mi lado. Me alegro de que te haya gustado, de verdad. Un cariñoso abrazo, guapa.
Un relato lleno de sensibilidad y de reflexi´pon sobre la manera de irse, aunque en muchas ocasiones no tendemos la oportunidad de decidir, no hay alternativa. Ojalé sea coom deseas. Abrazos, suerte Purificación.
Un relato emotivo. La ficción se construye a partir de la realidad eso hace que los textos lleguen más y sean más cercanos. Un abrazo!
Te agradezco mucho tu cariñoso comentario, Mª Paz. Y tal como dices, cuando el relato es autobiográfico sin duda se nota, porque sale directamente del alma. Un beso, guapa.
Mi madre murió en el 2004, relativamente joven, pero no sonreía porque tenía dolor y estaba muy desgastada de vivir. Sin embargo, con el paso del tiempo, siempre que vuelve a visitarme, cosa que ocurre muy-muy a menudo, lo hace con una sonrisa inolvidable y ella lo sabe. Para mí sigue siendo necesaria.
Un abrazo
Graaaciaaas, Manu, por leerme y comentar mi micro. Y es cierto, la forma de despedirse en los momentos más dolorosos se graba en el alma para siempre. Un abrazo, guapo.
Así es, Isabel. En el recuerdo de una buena madre que ya no está a nuestro lado, siempre queda la imagen de alguna caricia o de una sonrisa que nos brindó. Y eso no muere nunca. Un abrazo enorme, guapa.