12. ADIÓS
«Se acabó. No aguanto más. Tantas peleas, tanta infelicidad, tanto rencor. Me largo.» La decisión la tomó así, abruptamente, una mañana cualquiera, mientras desayunaba unas medias lunas que le supieron a gloria. Y dicho y hecho. Recogió sus cosas. Se arregló un poco los largos cabellos. Cambió el ajado vestido por unos vaqueros y una camiseta azul celeste… y se esfumó. Su rastro se perdió para siempre, dejando tras de sí regueros de ira, de decepción, de miedo, de tristeza… Sin embargo, poco a poco, el caos dio paso al olvido y aunque es verdad que todavía ahora, algunos dicen su nombre como una invocación inconsciente, también aquellas expresiones de «Ayúdame Dios mío» o «Por el amor de Dios» han empezado a caer en desuso.
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No es extraño que el Creador acabe harto y desilusionado de laa que estaban destinadas a ser sus criaturas más complejas y queridas, y resultaron imperfectas, poco creíbles y belicosas. Aburrimos hasta a quien todo lo soporta.
Un relato que combina una triste realidad con un enfoque divertido.
Un abrazo y suerte, Marta.
Muy bueno, Marta. ¿Quién se iba a esperar que el protagonista fuera, precisamente, ése? Una idea tan original como descabellada… ¿o no?
Suerte y besos.
Muy original tu historia, Marta. Al principio nos conduces a la que parece tratarse de una ruptura sentimental, normal en el mundo en que vivimos. Y no es hasta el final cuando nos percatamos que hasta el Creador se puede hartar y abandonarnos a nuestra suerte ante nuestra arrogancia y el desprecio de utilizar nuestras vidas para ser felices y hacer de este un mundo mejor. Un abrazo. Gloria
No me extraña que el pobre diosito se haya hartado. Éramos su obra cumbre, y míranos, nos hemos convertido en el animal más cruel y sanguinario que existe.
Muy bueno ese giro final.
Un abrazo y suerte.
Los creyentes desde luego tienen un dilema siempre viendo tanto desastre que somos capaces de crear, pero Dios también lo tenía y ha tomado una decisión sabia, abandonar a los que ya hace tiempo que lo han abandonado a él. Que disfrute y ecuentre otros seres que lo hagan más feliz. Suerte Marta, abrazos
Gracias por los comentarios. Lo mejor de escribir aquí es recibir vuestro feedback.
Un relato que nos habla de cuando la decepción es tan profunda que lleva a la ruptura y el abandono. Y también que los seres humanos se pueden acostumbrar a todo, incluso a vivir sin Dios. El planteamiento que utilizas en el desenlace para desvelarnos el secreto me ha parecido un gran recurso. Enhorabuena, Marta.
Un abrazo, suerte y felices fiestas.